Los etíopes votaban este lunes en unas elecciones aplazadas dos veces que despiertan dudas sobre su credibilidad y que se celebran en un contexto de guerra y de hambruna en la región de Tigré. Este es el primer test en las urnas para el jefe de gobierno Abiy Ahmed, de 44 años, quien prometió al llegar al poder en 2018 que rompería con sus predecesores para encarnar una renovación democrática en el segundo país más poblado de África.
En el centro de sufragio del barrio de Aware, en la capital, Adís Abeba, un centenar de votantes esperaban turno para sufragar bajo la llovizna. “Voto porque quiero ver a mi país transformarse. Estas elecciones son diferentes. Puedes elegir entre diferentes partidos políticos. En el pasado, solo había uno”, declaró a la AFP Milyon Gebregziabher, de 45 años, empleado en una agencia de viajes.
Abiy Ahmed, premio Nobel de la Paz de 2019, que liberó a miles de prisioneros y fomentó la vuelta de los opositores en el exilio, prometió que estos comicios legislativos y regionales serían los más democráticos de la historia de Etiopía. “En términos de independencia de las instituciones, del proceso, de acceso a los medios, podemos decir que es mucho mejor que en las precedentes elecciones”, declaró el opositor Dessalegn Chanie, uno de los líderes del Movimiento Nacional para Amhara (NAMA), la segunda región más poblada.
Uno de los principales dirigentes de la oposición Berhanu Nega dijo que la participación “parece buena”. “Esperemos que esto termine limpiamente”, advirtió.
El Partido de la Prosperidad, de Abiy Ahmed, es el que presenta más candidatos al Parlamento y el favorito para obtener una mayoría y formar gobierno tras los comicios, a los que se presentan 40 partidos y 9.500 candidatos. En Etiopía los diputados eligen al primer ministro, que encabeza el gobierno, y al presidente, cuyo cargo es honorífico.
“Espero que esta elección abra un nuevo capítulo que reúna a todos los etíopes para construir juntos este gran país”, declaró la presidenta Sahle-Work Zewde tras votar en Adís Abeba.
Los comicios estaban previstos para agosto de 2020, pero se pospusieron dos veces debido a la pandemia de coronavirus y a las dificultades logísticas y de seguridad. Alrededor de 38 millones de votantes están registrados, pero muchos de ellos no irán a las urnas el lunes, porque la votación solo se desarrolla en una quinta parte de las 547 circunscripciones.
La mayoría de estas zonas, afectadas por la violencia, insurrecciones armadas o problemas logísticos, votarán el 6 de septiembre.
Guerra en Etiopía
Aún no se ha fijado una fecha para las 38 circunscripciones de Tigré. En esta región, donde el gobierno lleva a cabo una operación militar desde noviembre, se tiene constancia de atrocidades y por lo menos 350.000 personas están amenazadas de hambruna según la ONU.
La guerra continúa, empañando la imagen pacificadora del primer ministro y unas elecciones que él quería que fueran el testimonio de su voluntad democrática. En algunas circunscripciones, sobre todo en la región de Oromia, la más poblada del país, los partidos opositores boicotean los comicios para protestar por el encarcelamiento de sus dirigentes o para denunciar su falta de credibilidad.
Respecto a las dificultades logísticas, los observadores recuerdan que en condiciones normales el ejército echa una mano pero ahora está desplegado en Tigré. Algunos observadores ponen en entredicho la credibilidad de los comicios, sobre todo Estados Unidos, preocupado por la exclusión de tantos votantes y por la detención de dirigentes opositores.
Los vecinos y rivales de Etiopía, Egipto y Sudán, están muy pendientes del resultado.
Estos dos países se oponen a la “Gran Presa del Renacimiento”, un proyecto hidroeléctrico en el Nilo Azul, motivo de orgullo nacional en Etiopía donde se considera fundamental para su autonomía energética y su desarrollo.
Con información de AFP.