La Segunda Guerra Mundial fue uno de los capítulos más oscuros de la historia global y de Europa. Luego de que Hitler lanzara su plan de expansión imperial por toda Europa, los duros bombardeos y los enfrentamientos con las tropas del Reich dejaron el continente completamente destruido.
El terrorífico panorama europeo no solo significó la devastación física de las ciudades del continente, sino también la destrucción total de la economía europea, que luego de 4 años de guerra estaba completamente detenida.
Las necesidades restrictivas de una economía de guerra y la muerte de gran parte de la fuerza de trabajo en las filas de los ejércitos, dejaron a Europa en una situación difícil de superar.
Estados Unidos, que se unió tardíamente a la guerra, se presentó en este escenario como el gran salvador de los aliados occidentales. Su economía, que no había sido tan duramente afectada debido a que la guerra no se desarrolló, a excepción del ataque a la base de Pearl Harbor, en su propio territorio, estaba entrando en un período dorado.
El crecimiento de distintos sectores industriales, impulsados por la economía de guerra, y el surgimiento de una floreciente clase media, posicionó a los Estados Unidos como una gran potencia económica que estaba en capacidad de ayudar a la reconstrucción de Europa.
Así, el presidente Harry Truman lideró la creación de un ambicioso plan de rescate para Europa llamado el “European Recovery Program” o Plan Marshall, mediante el cual los Estados Unidos daba ayuda económica, a manera de préstamo, a los países europeos más afectados por la guerra.
El plan Marshall cumplió el pasado lunes 74 años de ser aprobado en el Congreso de los Estados Unidos, marcando el inicio de un hito en la historia económico-política europea y global.
Los bonos entregados, que sumaban casi 20.000 millones de dólares, fueron distribuidos, principalmente, entre los países europeos. 18 del continente se beneficiaron del plan.
El principal beneficiario del sistema de ayudas fue el Reino Unido, que recibió casi el 26 % del total del préstamo para reparaciones y, junto con Francia, fue uno de los países más afectados en la Segunda Guerra.
Alemania tuvo, durante parte del conflicto, una superioridad aérea sobre los países aliados. Como parte de la Blitzkrieg, o guerra relámpago, Hitler realizó fuertes y masivos bombardeos en suelo inglés. La poca capacidad de respuesta aérea de Inglaterra, un país con fortaleza militar principalmente naval, terminó dejando a Londres completamente destruida y casi doblegada a las fuerzas del Reich.
Los bombardeos de la Luftwaffe, la fuerza área de Alemania, duraron 47 días consecutivos.
Francia, por su parte, se benefició de un 18 % de los préstamos estadounidenses. Este país fue tempranamente invadido por las fuerzas de Hitler, quienes marcharon sobre París luego de un mes de operaciones.
Posterior a la captura de Francia, Hitler instaló un gobierno títere, conocido como la Francia de Vichy, mediante la cual controlaba el país. El Reich aseguró el mantenimiento estratégico de fuerzas de ocupación y logró que los franceses trabajaran para mantener a sus tropas.
El mantenimiento de las fuerzas de ocupación en Francia durante buena parte de la guerra ocasionó que, a pesar de la devastación inicial durante la conquista, este país tuviera bajas infraestructurales menores que las acontecidas en Inglaterra. El Reich tenía, de alguna manera, un gobierno extendido en Francia, por lo que no convenía destruirla completamente.
Durante los años que duró el ambicioso plan, Europa experimentó un período de fuerte crecimiento económico, que logró reducir los índices de pobreza y las hambrunas generalizadas en el continente.
Así mismo, resultó ser una medida efectiva en la contención del comunismo en Europa. Esta fue una de los puntos de inicio de la Guerra Fría, en la cual los Estados Unidos y la Unión Soviética se disputaron el dominio del mundo.
El plan Marshall llegó a su fin en 1951, cuando Estados Unidos volvió a entrar en un período de guerra, específicamente en Corea. Los gastos de este enfrentamiento, sumado a una oposición por parte de algunas mayorías en el Senado, dieron fin al proyecto de reconstrucción de Europa.