Otro medio millón de personas podría morir en Europa por causa de la covid-19 durante los siguientes meses. La advertencia nace de las declaraciones de Hans Kluge, director regional de la OMS, que señaló que Europa está volviendo a ser el epicentro de la pandemia.
En una entrevista con El País, Kluge manifestó preocupación por la actuación de la ciudadanía europea frente a la pandemia. “Hay varios países que están relajando las medidas de salud pública y las restricciones sociales en un momento en el que aumentan los casos”, dijo el funcionario de sanidad.
Las inquietudes de la OMS no son en vano, ya que en Europa han aumentado los casos en 55 por ciento en las últimas cuatro semanas. Si bien hay países que han logrado sobrepasar el 80 por ciento de su población vacunada, como España, Francia o Portugal, las naciones más cercanas al oriente tienen más complicada su inmunización. Por ejemplo, Rumania y Rusia solo han podido vacunar a poco más del 30 por ciento de su gente. Ya se habla de un nuevo ‘telón de hierro’, pero esta vez de vacunas.
Ejemplo de esta división social y económica en la adquisición y aplicación de las vacunas se ve en la parte occidental de Europa, donde han vacunado completamente al 66 por ciento de su población, mientras que en la zona oriental no llega al 30 por ciento.
Según distintos estudios, en las naciones postsoviéticas el escepticismo frente a la gravedad del virus es alto, así como la desconfianza en las vacunas. Por eso, para la Unión Europea el combate no solo es contra la pandemia, sino contra la desinformación.
Como ha venido ocurriendo durante todo el desarrollo de la pandemia, hay una gran desigualdad entre los países más ricos contra los demás y ahora, ad portas de las épocas de fiesta, parece que las naciones avanzadas tendrán una Navidad muy cercana a la normalidad, en tanto que en otras parece que la pasarán encerrados y metidos debajo del árbol navideño.
Mientras que las medidas más extremas que se contemplan en países como España es la reducción de aforo en bares y restaurantes, en los países orientales no suena improbable la vuelta a un confinamiento total o al menos unas restricciones bastante fuertes. Prueba de esto es que algunas regiones de Rusia han tenido que volver a una cuarentena casi completa ante el abrupto aumento de casos y la ausencia de personas vacunadas.
La clave en los próximos meses para la Unión Europea y para la OMS será aumentar las inmunizaciones en la zona oriental. Evitar los contagios o llegar a reducirlos parece una misión muy difícil cuando la ola de positivos por coronavirus da muestras de ya haber iniciado en muchas partes de Europa.
Sin embargo, con la aplicación de vacunas, se reduce la gravedad de la enfermedad y con ellos las muertes. Prueba de ello es que si bien Alemania está en su récord histórico de casos diarios con más 50.000 positivos, los muertos están en un promedio de 140 cada día, lejos de la media de enero de más de 800.
En contraste, siguiendo con los ejemplos, Rumania también está en su pico de casos históricos, pero infortunadamente ha venido acompañado del promedio más alto de fallecimientos, con casi 400 diarios. Así mismo, la vacunación en los rumanos a duras penas llega al 40 por ciento.
Todo indica que la crisis del coronavirus en Europa está lejos de acabar y la respuesta sigue siendo, por ahora, el uso de tapabocas, el lavado de manos y la vacunación masiva. Regresar a las restricciones no está en las cuentas y, por supuesto, la ciudadanía no quiere volver a ellas jamás.