La ansiedad aumentó este miércoles entre los miles de afganos dispuestos a todo para huir del nuevo régimen talibán, después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, confirmara que las evacuaciones desde el aeropuerto de Kabul terminarán la próxima semana. Esto porque, según el mandatario, hay un fuerte riesgo de atentado por parte del Estado Islámico.
Biden justificó su decisión de no extender la misión en el “agudo y creciente riesgo de un ataque” del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en el aeropuerto.
Los talibanes habían reiterado poco antes su “firme” oposición a cualquier prolongación de las evacuaciones, una “línea roja” para el movimiento fundamentalista.
En ese sentido, el presidente Biden insistió en que el puente aéreo de evacuación liderado por Estados Unidos desde Afganistán tiene que terminar pronto debido a la creciente amenaza del brazo afgano del grupo terrorista. “Cuanto más tiempo permanezca Estados Unidos en el país, existe un riesgo agudo y creciente de un ataque de un grupo terrorista conocido como ISIS-K”.
“Cada día que estamos sobre el terreno es un día más en el que sabemos que el ISIS-K está tratando de atacar el aeropuerto, a Estados Unidos y a las fuerzas aliadas”, añadió.
Según el Pentágono, ese grupo terrorista está formado por exmiembros de Al Qaeda y fue uno de los más activos durante los primeros años de la guerra en Siria, desde donde planean sus ataques.
“La amenaza es real. Es aguda. Es persistente. Y es algo en lo que nos enfocamos con cada herramienta de nuestro arsenal”, explicó Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, en declaraciones a CNN.
Afganos quieren salir como sea
Durante una rueda de prensa, un portavoz talibán Zabihullah Mujahid acusó a Washington y a sus aliados de vaciar el país de su personal cualificado, como ingenieros y doctores, que trabajaron con los occidentales.
“Tienen aviones, tienen el aeropuerto, deberían sacar a sus ciudadanos y contratistas de aquí”, pero “no deberían incitar a los afganos a huir”, dijo Mujahid. “Este país necesita su experiencia”, agregó.
No obstante, miles de afganos se agolpan desde hace días a las puertas del aeropuerto de la capital, custodiado por más de 6.000 soldados de Estados Unidos, con la esperanza de tomar uno de los vuelos fletados por los países occidentales.
Pese a una situación especialmente caótica, Washington ya contribuyó a evacuar a 70.700 personas, entre ellas 4.000 estadounidenses, desde la puesta en marcha de un puente aéreo el 14 de agosto, la víspera de la entrada de los talibanes en Kabul y su regreso al poder.
Varios miles de extranjeros o afganos más que temen por su vida, a menudo porque trabajaron para el gobierno derrocado o para las fuerzas de la OTAN en las últimas dos décadas de guerra, también fueron evacuados por países aliados.
Durante una cumbre virtual el martes con sus homólogos del G7, Biden descartó prolongar más allá del 31 de agosto la presencia militar en Afganistán, una posibilidad que se llegó a plantear para permitir finalizar la operación de evacuación.
“Estamos en camino de terminar el 31 de agosto” la “misión” que busca “sacar gente de la forma más eficiente y segura”, declaró el presidente estadounidense, presionado por varios líderes europeos para extender la presencia.
Pero el respeto del plazo “depende” de la cooperación de los talibanes para permitir llegar al aeropuerto a quienes quieren salir del país, subrayó Biden.
En su comunicado final, el grupo del G7 también urgió a los talibanes, que regresaron al poder tras ser derrocados en 2001 por una coalición liderada por Estados Unidos, a “garantizar un paso seguro” a quienes quieren marcharse.
Biden había fijado la fecha del 31 de agosto para la retirada de las tropas extranjeras, después de evocar en un primer momento la fecha simbólica del 11 de septiembre, cuando se cumple el 20º aniversario de los atentados de 2001.
*Con AFP