El Viernes Santo, cuando los ojos del mundo católico se encontraban en la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, Suramérica fue escenario de importantes anuncios en materia de integración regional.
El gobierno brasileño, en cabeza de Luiz Inácio Lula da Silva, confirmó que su país regresará a Unasur, la Unión de Naciones Suramericanas y el órgano del que el país había salido por decisión del expresidente Jair Bolsonaro al ver el organismo como una reunión de líderes de izquierda.
Ese anuncio de Lula acompañó al de Alberto Fernández, presidente de Argentina, quien también planteó el regreso de su país al organismo, otrora creado por el presidente de Venezuela Hugo Chávez, en cooperación con figuras regionales de la primera década de los 2000.
Tras estos dos anuncios, una de las voces que se manifestó a través de las redes sociales para hacer explícito su beneplácito fue la del expresidente de Bolivia Evo Morales, quien sentenció: “Con el retorno de Argentina y Brasil a UNASUR, nuestra región fortalece su gravitación geopolítica ante EE. UU.”.
El líder cocalero e indígena, otrora mandatario de Bolivia y dirigente del actual partido de gobierno, aprovechó para arremeter en contra de Estados Unidos, al afirmar que ese país “tiene gobiernos que piensan que Dios los puso para gobernar el mundo” y señaló que los frutos, tras 200 años de existencia, de la llamada doctrina Monroe han sido ‘nefastos’.
Luego, aplaudió el resurgir de una entidad regional que maximiza la cooperación entre los gobiernos inscritos en dicha organización y llamó a que, con el fortalecimiento de Unasur, se puedan dar pasos hacia la que denominó “extinción del intervencionismo yanqui”.
Reconociendo la importancia que tiene Unasur para los intereses particulares de su país, Morales elevó un llamado especial para el presidente actual de su país, Luis Arce, a quien exhortó a aprovechar “el nuevo impulso de Unasur”, sugiriendo que se puedan realizar acercamientos con un socio fuera del continente como China, con el que se plantea el desarrollo del llamado Tren Bioceánico.
En esa misma línea, el pasado viernes, fecha en la que Lula anunció el regreso a Unasur de Brasil, este se refirió a la necesidad de fortalecer las alianzas internacionales de su país, más después del mandato de Bolsonaro y la forma en la que este manejó su política exterior.
Para Lula, este es momento para que Brasil pueda reanudar “sus principales alianzas internacionales”, prometiendo retomar la fuerza del órgano multilateral de carácter regional.
La decisión de Lula se dio a conocer a través de un decreto que a su vez se preparó desde el pasado 8 de abril y que se conoció en una edición extraordinaria del diario oficial.
Sobre el regreso de Brasil a Unasur, la fecha fijada por el mismo gobierno Lula es el próximo 6 de mayo.
En el momento en que fue fundada Unasur, en 2008, esta organización contó con 12 estados miembros, pero desde 2017 quedó inoperante al no poder elegir al sucesor de su secretario general, el expresidente colombiano Ernesto Samper.
Dentro de los principios que guian la razón de ser de dicha institución se destaca “fomentar la integración entre los países sudamericanos”, abogando porque esas alianzas trasciendan las esferas económicas.
A su turno, el anuncio del regreso de Argentina a Unasur se dio a conocer también durante Semana Santa, más exactamente el día miércoles.