Han pasado ocho meses desde la muerte de Edwin Arrieta a manos del señalado como el perpetrador del homicidio, el chef español Daniel Sancho. El caso ha llamado la atención de medios de todo el mundo por lo escabroso y llamativo del crimen del médico colombiano, cometido en la paradisiaca isla de Koh Phangan, en Tailandia, en lo que a falta de la sentencia oficial sería un brutal asesinato con toda la premeditación planeada por el sindicado.
Esta semana, comenzó el juicio en tierras tailandesas contra el chef español, hijo de los reconocidos actores Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo, en medio de una gran expectativa sobre lo que podría ocurrirle al señalado homicida. La particularidad de este caso es que el juez que lleva a cargo la causa judicial determinó que todo sería bajo exclusiva reserva y cualquier filtración a la prensa sería considerada como un delito que podría llevar a los responsables a la cárcel.
SEMANA cuenta los detalles sobre el caso que se han mantenido secretos para la prensa mundial gracias a información suministrada por fuentes anónimas presentes durante el mediático juicio de Daniel Sancho en Tailandia. Durante la audiencia, se ha conocido cómo el chef español ha intentado torpemente defenderse de los cargos en su contra, mientras que se alista una dura sentencia en su contra.
Para el juicio, Daniel Sancho está encadenado de manos y pies, arrastra una cadena de unos tres metros y se sienta en el banquillo de los acusados. Detrás de él, se sienta su padre, Rodolfo Sancho, con el que habla de vez en cuando y con el que se queja constantemente de los argumentos en su contra que lo hunden cada vez más en la culpabilidad.
Sancho mantiene fiel su aspecto físico, sigue con su figura fornida, incluso pareciera que está más fuerte que antes, debido a que se mantiene haciendo ejercicio en la prisión. Pero aun así, su talante no deja de ser de alguien al borde de la desesperación que intenta zafarse de una potencial cadena perpetua o, incluso, la pena de muerte.
Como persona, las fuentes consultadas por SEMANA señalan que Sancho es alguien que no tiene arrepentimiento alguno y sigue en negación de lo ocurrido. Él mismo interroga a los testigos de los hechos con una mirada penetrante e inquisidora y se ensaña en las preguntas, que se sabe que por cada persona se han demorado hasta dos horas de interrogatorio. Además, no le ayuda que su equipo de defensa sea bastante malo.
El argumento de los abogados de Daniel Sancho sigue siendo el mismo: que la muerte de Edwin Arrieta fue fruto de un accidente mientras estaban en una pelea entre él y Sancho por una supuesta extorsión, por lo cual argumentan que el hecho fue además en defensa propia. El sindicado asesino sigue sosteniendo que él le dio un golpe en la cara al médico colombiano y él se golpeó la cabeza, lo cual lo llevó a la muerte.
Sin embargo, esta teoría está totalmente desacreditada por las mismas lesiones que tuvo Edwin en el cráneo, que fue encontrado en el mar después de que el señalado lo arrojara allá. La defensa intenta probar que no existió premeditación en el caso y que estuvo lleno de inconsistencias, a pesar de que todas las pruebas están en contra.
En primer lugar, existe la teoría de que Arrieta estaba extorsionando a Sancho con dinero, pero las pesquisas judiciales no han encontrado nada al respecto, ni un solo mensaje por WhatsApp. Además, resulta llamativo que en caso de que existiera dicho chantaje, por qué fue el mismo chef español el que invitó al médico colombiano a que se fuera de viaje hasta Tailandia, donde encontró la muerte.
En cuanto a los testigos, hasta ahora todos han coincidido con las pesquisas policiales. El miércoles declararon dos personas del supermercado y de la ferretería donde Daniel Sancho había comprado la sierra y los cuchillos con los que desmembró a Edwin Arrieta, así como el ciudadano que encontró los restos del médico en la basura, al igual que partes del tronco y los genitales. Al día siguiente, por ejemplo, dio su testimonio la persona que le había alquilado el kayak al señalado homicida con el cual lanzó los restos del colombiano al mar.
Según se ha conocido, Daniel Sancho descuartizó a Edwin Arrieta con una sierra que compró en una ferretería en la isla en Tailandia, para luego arrojar y repartir sus restos en al menos 14 bolsas distintas, así como las pertenencias del cirujano colombiano, que también fueron encontradas en un basurero local. Por ejemplo, se conoció que la ropa de la víctima estaba bastante manchada de sangre.
Si bien el cuarto donde habría ocurrido el homicidio estaba impecable cuando llegaron las autoridades para investigar los hechos, fue en las tuberías del lugar que llegaron a encontrar rastros de sangre y fibras humanas pertenecientes al colombiano.
En total, los cuatro testigos han reconocido a Daniel Sancho; él, mientras tanto, hace preguntas directamente a ellos en un intento por desacreditar que haya comprado los cuchillos con premeditación para descuartizar a Arrieta. Esto, puesto que él ya se ha tenido que declarar culpable de haber escondido y desmembrado el cuerpo del colombiano.
Ahora, la clave estará en probar la premeditación del caso, lo cual pareciera ser cuestión de tiempo. Por ejemplo, el martes declararon los trabajadores del centro turístico donde Edwin Arrieta fue asesinado. Señalaron que primero Sancho había alquilado la cabaña, pero nunca vieron al colombiano hasta que este llegó al día siguiente, y si bien observaron salir al español, el médico nunca fue visto salir con vida. Esto junto a la compra de los cuchillos y la sierra hace que pareciera que el caso estuviera casi decidido.
Por ahora, se espera que el juicio tenga una duración aproximada de un mes y con un veredicto llegando alrededor de mayo o junio. El gran lío para Daniel Sancho, de 29 años de edad, es que si el caso sigue por donde va, seguramente podría ser condenado a la pena de muerte. Esto, debido a que le imputaría el delito de asesinato con premeditación, que en Tailandia es castigado con el mayor castigo posible.
La única forma quizás para partir de un punto de negociación sería que Daniel Sancho y su equipo de defensa asumieran unas condiciones mínimas que pide la familia de Edwin Arrieta. Estas son que el señalado homicida acepte que fue un homicidio con premeditación, que se pida perdón por lo ocurrido y exista una reparación. Actualmente, se solicita que se asuma la responsabilidad civil, que se calcula en unos 400.000 euros (alrededor de 1.600 millones de pesos).
Con este panorama, el futuro para Daniel Sancho pinta más que oscuro y podría tener que enfrentar la muerte en una prisión tailandesa. Por ahora, el juicio se sigue desarrollando, mientras que las excusas y teorías conspirativas del señalado asesino del médico Edwin Arrieta se agotan y son desmentidas una a una. A medida que el desespero del español aumenta, la justicia del país asiático parece estar más cerca de llegar a un veredicto final.