El exembajador de Nicaragua ante la OEA que sorprendió a propios y extraños acusando a su país de “dictadura” pidió este miércoles a Daniel Ortega que libere a los presos políticos y a Joe Biden un amparo migratorio para los que “huyen del régimen de terror”.

Arturo MacFields fue destituido pero “no se arrepiente un solo centímetro” porque “hay gente que desde la cárcel ha escuchado el mensaje” y “ha recuperado la esperanza” al ver “que los funcionarios públicos están cansados de tanta crueldad”.

“Lo que más pido: bienestar para los que están presos, que los dejen salir” y “un TPS de esperanza para los que vienen aquí huyendo”, afirmó en un diálogo organizado por el centro de estudios Wilson Center en Washington, refiriéndose al Estatus de Protección Temporal.

Mcfields rogó al presidente estadounidense Biden un TPS “porque no es justo que los miles de nicaragüenses que vienen huyendo del régimen de terror y violencia de Nicaragua sigan sufriendo escondidos en Estados Unidos”.

El TPS es un estatus concedido por el gobierno, sin que tenga que pasar por el Congreso, que impide la deportación y da acceso a un permiso de trabajo para ciudadanos extranjeros que no pueden regresar de manera segura a su país.

Y, según él, no pueden, porque el gobierno nicaragüense es “firme y duro y doloroso en su trato con la gente”.

Los organismos de derechos humanos estiman que al menos 170 opositores están detenidos desde las protestas antigubernamentales de 2018, entre ellos siete potenciales rivales electorales de Ortega, quien ganó las presidenciales de noviembre para un cuarto mandato consecutivo.

Si Mcfields no desertó antes es porque pensaba que “podía tener un tipo de incidencia que pudiera llevar a la liberación de algunos presos políticos” pero desde que lo hizo se siente liberado, “como si le quitaran un yunque del alma”.

Desde 2018 afirma haber trasladado sus inquietudes a sus superiores, que le decían: “Tranquilo no pasa nada es simplemente la derecha que está queriendo destruir al legítimo gobierno”.

Guerra psicológica

Cuando empezó a tener “comunicación diaria” con Rosario Murillo, esposa de Ortega y vicepresidenta, proponía “hacer esto o lo otro, pero había algo que no gustaba, el tema de los derechos humanos y la liberación de los presos”.

Después de las sugerencias “me caían como diez funcionarios que me llamaban por teléfono y me decían: ‘dice la compañera que qué te pasa, que si te has vendido al Imperio (Estados Unidos)’”, después me llamaban otros, “una especie de guerra psicológica”.

La tortura “tiene cansados a los funcionarios”, tanto “civiles como militares de alto rango y de mediano rango”, que lo comentan “en los pasillos”, añade.

“Yo renuncié porque soy palmado, no tengo yates, latifundios, no tengo nada”. “Otra gente que me ha dicho que se siente inquieta. ¿Por qué no renuncia? Porque tienen propiedades, tienen carros, tienen negocios, tienen fincas, tienen haciendas”.

“Y muchos están renunciando pero les dicen: ‘OK, si te vas calladito te quedas con todas tus prebendas’”, dijo Mcfields, a quien acusan de tener “una maleta llena de reales” y de estar “financiado por el Imperio y la CIA”.

Él asegura que le mantiene su esposa y recibe ayuda de una iglesia baptista de Washington. El futuro lo encara con “una maleta de esperanza y sueños”, sin aspiraciones políticas, dice.

“No todos son malos”

En el Estado “hay policías y gente en la cárcel que tienen la voluntad de leerle la biblia al que está preso, de compartirle una palabra de ánimo, de decirle, no te aflijás, Dios te ama, no te preocupés, tus familiares me dijeron que todo está bien”.

La información sobre el estado de los presos la han filtrado “los mismos que están adentro, porque no todos son malos “y ven que están sufriendo”, afirma.

Para un cambio de gobierno “concreto, firme e irreversible se necesitan tres cosas: unidad, unidad y unidad” porque “mientras se sigan devorando en la oposición los unos a los otros” va a permanecer “por mil años”.

“Los tornillos que mantienen al actual régimen en el poder se llama la falta de unidad en la oposición, esos son los tornillos, los únicos, los únicos, ni siquiera los paramilitares”, insiste, subrayando la palabra únicos.

En la comunidad internacional, Nicaragua, condenada por la Unión Europea y Estados Unidos, tiene una relación “de primer plano” con Cuba y Venezuela “que no maneja la cancillería” y otra importante pero “en pañales” con China, detalla el exdiplomático.

En la región, Mcfields acusa a los grandes países latinoamericanos “con democracias robustas”, a los que no nombra, por “guardar silencio” en la OEA. “No se vale que bajen la cabeza y digan tenemos principio de no injerencia”. “Lucen chiquitos ante la tragedia que sufre Nicaragua”.

*Con información de AFP