Al repasar las fotos que Heidi Ernst en su Facebook, es fácil comprender la gran pasión que siente por el buceo.

En las imágenes, se le ve en sus diferentes salidas para practicar su deporte favorito o celebrando su inmersión número 500 (recientemente).

Aunque a muchos les parezca extraño, también se ven las fotos de tiburones que ha tomado bajo el agua en el mar de Bahamas, las islas donde más le gusta ir bucear.

Esta foto de un tiburón fue tomada por la propia Heidi Ernst, lo que da cuenta de que los tiburones de Gran Bahama le eran familiares e inofensivos hasta el día del ataque. Foto: Facebook Heidi Ernst. | Foto: Facebook Heidi Ernst.

A pesar de ser famosas por su ferocidad, Ernst cuenta que, en los 11 años que lleva buceando en la costa de Gran Bahama, estas criaturas marinas nunca la habían atacado ni a ella ni a ninguno de sus compañeros, sino que solían a veces acompañarlos en sus recorridos, o nadando a su alrededor.

Por eso, el pasado 7 de junio, no le pareció nada extraño que uno de ellos se le acercara durante su excursión en Taino Beach.

Pero cuál no sería su sorpresa cuando al subir las escaleras para entrar al bote, sintió un violento zarpazo en su pantorrilla izquierda.

En entrevista para KCCI, dijo que pudo ver al tiburón revoloteando en el agua y que lo golpeó con la mano para ahuyentarlo.

Cuando se pudo poner a salvo en el bote, contó, sintió que perdería la pierna.

Poco antes del accidente, Ernst había celebrado su inmersión número 500 con sus amigos en las Bahamas. Foto: Facebook Heidi Ernst. | Foto: Facebook Heidi Ernst.

“Había sangre por todas partes. Me estaba muriendo, me estaba desangrando hasta morir. Tenía miedo de perder la vida y estaba muy adolorida”, recordó al hablar de su tragedia a The Gazette.

Al descubrir lo que pasaba, un miembro de la tripulación del barco le administró los primeros auxilios, aplicándole un torniquete en la pierna, con el fin de detener el sangrado.

Luego, una ambulancia aérea la condujo de urgencia al Rand Memorial Hospital y después al Ryder Trauma Center, más especializado, donde Ernst tomó la que es quizá la resolución más difícil de su vida: amputar la pierna ante el riesgo de infección, una condición que no se le hizo nada difícil comprender, ya que es fisioterapeuta.

“Tomé con el cirujano la decisión de que me cortara la pierna. Era evidente que no se podía salvar. Entonces, dije: ‘Sí, solo hagámoslo. Vamos a amputar”, le explicó a The Gazette.

Su profesión de fisioterapeuta le ayudó a comprender mejor a Heidi la gravedad de su pierna antes de la amputación. Foto: Facebook Heidi Ernst. | Foto: Facebook Heidi Ernst.

Heidi Ernst también explicó que no culpa al tiburón por haberla mordido y agregó:“Esto no me a detener”, para significar que no piensa renunciar al buceo, que ha sido por años su gran pasión.

Luego del ataque, la fisioterapeuta debió someterse a seis operaciones, la última de las cuales fue el pasado martes y tuvo como fin cerrar el muñón de la pierna.

¿Qué sigue para ella luego de tan desafortunado incidente? Una semana más hospitalizada en la Capital del Sol antes de que pueda partir de regreso a Marshaltown, Iowa, donde reside.

Allí, iniciará un proceso de terapias para adaptarse a su nueva situación, que deberá concluir con la adopción de una prótesis que le permita caminar de una manera lo más normal posible.

Un informe de International Shark Attack File (ISAF), organización que se dedica a los ataques de tiburones, señaló que, en 2019, solo se reportaron 140 ataques contra humanos, de los cuales solo 5 resultaron mortales y 64 fueron provocados.

Bahamas fue el tercer país donde más incidentes se presentaron, 2, luego de Estados Unidos, con 41, y Australia, con 11.