El anuncio de la campaña de vacunación para la tercera dosis de la vacuna contra el coronavirus en Estados Unidos no ha caído del todo bien en la comunidad científica, así como tampoco lo ha sido para la Organización Mundial de la Salud (OMS) quien ha reiterado en muchas ocasiones la poca oportunidad de esta medida.
Pese a que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) tuvieron en cuenta diferentes estudios sobre la caída de la efectividad de las vacunas conforme pasan los meses y en especial con la dominancia de la variante delta, algunos expertos del país han destacado que esta es una medida temprana y que las cifras no respaldan del todo la decisión.
Los CDC precisaron en su momento que la efectividad de las vacunas de dos dosis descendió del 74,7 % al 53,1 % en personas de la tercera edad, una población vulnerable y que será de las primeras en salir beneficiadas de la dosis de refuerzo.
“Las personas todavía están muy protegidas contra enfermedades graves, hospitalizaciones y muerte. Esto es lo que se supone que deben hacer las vacunas. Si comenzamos a ver aumentos significativos de enfermedades más graves y hospitalizaciones en personas vacunadas, eso sería una señal para considerar refuerzos”, expresó la doctora Anna Durbin de la Universidad Johns Hopkins a CNBC.
Para la experta, las cifras aún demuestran que las vacunas están haciendo su trabajo. Un mismo estudio de los CDC en Nueva York señaló que hubo 9.675 infecciones entre adultos con su esquema de vacunación completo en comparación con 38.505 infecciones entre adultos no vacunados y de las personas vacunadas solo 1.271 fueron hospitalizadas, lo que representa el 15 % de todas las hospitalizaciones por covid, es decir, una cifra baja.
Y aunque acepta que se ve un aumento en las infecciones en las personas con esquemas completos de vacunación, se trata en su mayoría de casos leves y parecidos a un resfriado, por lo que una tercera dosis de refuerzo en este momento no es conveniente. Para Durbin la decisión es un “impulso prematuro”.
La decisión de Estados Unidos es además un reflejo de lo que sucedió en julio en Israel, país que avanzó de forma acelerada en su plan de vacunación y que tomó la decisión de reforzar los esquemas con la vacuna de Pfizer en poblaciones de riesgo y personas de la tercera edad.
Para los expertos así como para la OMS, aún no hay datos certeros que indiquen la necesidad de la dosis de refuerzo o que esta tenga una efectividad positiva ante la variante delta, que hasta ahora es la de mayor preocupación.
De forma reiterada la OMS ha afirmado que este tipo de decisiones lo que hacen es retrasar la inmunidad colectiva del planeta, ya que las naciones más ricas se quedan con la oferta de medicamentos e impiden que los más pobres puedan acceder a las dosis lo más pronto posible.
Incluso, Soumya Swaminathan, científica de la entidad, manifestó en rueda de prensa que los “datos actuales no indican que las dosis de refuerzo sean necesarias”. En cambio, alcanzar una mayor inmunidad en todo el planeta sí.
Desde la entidad han sido claros en señalar que es necesario que en los próximos meses, todos los países del mundo alcancen al menos un 10 % de inmunidad para empezar a controlar la propagación del virus. Así, el próximo año se avanzaría aún más en el objetivo de tener inmunidad en el 70 % de los seres humanos, aunque para eso, hacen falta 11.000 millones de dosis, según anunció la misma OMS.
Sobre la tercera dosis, la científica jefe de la OMS indicó que se debe “esperar a que la ciencia diga cuándo se necesitan los refuerzos, para qué grupos de personas y para qué vacunas”, antes de empezar a aplicarlas.
Desde una mirada “moral y ética”, la experta criticó el hecho de que los países ricos administren la tercera dosis “cuando el resto del mundo espera su primera inyección”.
*Con información de la AFP.