Buena parte de los ciudadanos estadounidenses se preguntan ¿qué necesidad tiene una persona de a pie de tener una AR-15 en su casa? Esta duda se ha generado después de que Salvador Ramos asesinara a 19 niños en una escuela primaria en Texas, pero lejos de ser un caso aislado, el país se enfrenta a una seria epidemia de tiroteos.
Las masacres y tiroteos masivos se han vuelto parte del paisaje diario en los Estados Unidos, solo este año ha habido más de 212 de estos hechos armados, en los cuales alrededor de 280 personas han perdido la vida. Mientras tanto, el año pasado los tiroteos llegaron casi hasta los 700, marcando un récord en su momento.
Tan solo el pasado fin de semana ilustra lo dramático de la situación en los Estados Unidos, pues hubo 13 distintos tiroteos en el país. Entre ellos, hubo un ataque en dos fiestas de graduación distintas, otro en una zona de fiesta, también en un club nocturno, inclusive se presentó otra serie de disparos en un centro comercial. En total, 13 tiroteos distintos durante el fin de semana. ¿Y el saldo?, 17 muertos más producto de una innegable crisis de armas.
El Departamento de Defensa de los Estados Unidos alertó de un posible aumento en los tiroteos en el país producto de las masacres recientes en la escuela primaria de Texas y en Buffalo, Nueva York, donde, en un supermercado, un supremacista blanco asesinó a diez personas, de las cuales casi todas eran afroamericanas. Y a pesar de lo escabroso de los hechos, múltiples extremistas aplaudieron su actuar.
El extremismo doméstico es una amenaza más que real para los estadounidenses y en épocas tan convulsas como las que vive ese país, ad portas de las elecciones intermedias, la decisión de la Corte Suprema sobre el derecho al aborto y el arribo de migrantes desde la frontera con México podrían hacer que supremacistas blancos crean que son justificadas las masacres a población inocente.
Las organizaciones gubernamentales han mostrado su preocupación, porque por primera vez en la historia las amenazas de seguridad que enfrentan los Estados Unidos no tienen nada que ver con enemigos externos como en el pasado, ya no es Al-Qaeda o el Estado Islámico, sino los mismos ciudadanos estadounidenses son hoy la mayor amenaza actual para sí mismos.
El boletín del Departamento de Defensa resalta los peligros que hay en los foros de internet en los que habitan los extremistas que difunden y alimentan sus descabelladas ideas con teorías de conspiración e informes falsos para atacar a minorías raciales, como ocurrió en Buffalo, donde un joven de 18 años asesinó a población negra basado en una falsa teoría de que la población blanca está siendo reemplazada de a pocos en los Estados Unidos.
El Departamento de Defensa también habla de qué tanto pueden aprovechar dichos grupos el contexto en el país para justificar la amenaza que representan para la población. “Aprovecharon el evento para intentar difundir desinformación e incitar agravios, incluidas las afirmaciones de que fue un evento organizado por el Gobierno destinado a promover las medidas de control de armas”, dice el comunicado.
Si bien los sentimientos radicales y supremacistas en los Estados Unidos han sido una constante en los últimos años, los ataques contra las minorías parecen ir en aumento. Los tiroteos en Buffalo y en un Walmart de Texas en 2019 parecen ser inspirados en las masacres en las mezquitas en Christchurch, Nueva Zelanda, y en la de una sinagoga en Pittsburgh, todas contra población migrante o de afroamericanos. Esto es conocido como efecto copycat, en el que, en este caso, terminan imitando a los masacradores extremistas.
El extremismo que se genera desde las casas de los suburbios norteamericanos, mediante las redes sociales, está enfatizado en jóvenes que son fácilmente manipulables por el exceso de información errónea que abunda en internet. Ejemplo de esto, es que seis de los nueve tiroteos masivos más mortíferos que han ocurrido en el país desde 2018 han sido perpetrados por menores de 21 años.
“Con personas más jóvenes que cometen estos ataques, creemos, y esto es algo que todavía estamos analizando, que el acceso al contenido en línea realmente está alimentando esas quejas personales y, a menudo, percepciones erróneas e inexactas sobre los eventos actuales”, dijo un alto funcionario de la seguridad estadounidense esta semana.
Los informes de las autoridades norteamericanas muestran que la amenaza es una realidad y que el gran peligro abunda en las redes sociales y foros de internet, en los que la masacre de 19 niños fue aplaudida por radicales que promueven el extremismo violento, que apoya que los problemas personales o del país sean resueltos mediante el atropello a los demás. Aunque otros teorizan falsamente diciendo que fue un montaje del Gobierno para impulsar leyes de regulación de armas.
Ese es ahora el gran reto de Joe Biden, que actualmente sigue haciendo presión para un mayor control de armas en el país, no porque las masacres sean un montaje, sino porque hay una realidad innegable en un país donde los extremistas pueden conseguir armas en las tiendas con más facilidad de la que se consiguen licor, cigarrillos o videojuegos.
Actualmente, Biden está presionando al Senado para que prohíba las armas de asalto y los cargadores de alta capacidad, que son lo más común en estas masacres, mientras que en varios estados se están impulsando leyes para que ciertas armas sean exclusivas para mayores de 21 años. Todo parece indicar que ese será el objetivo del Gobierno a un mediano plazo: que las armas sean mucho más restrictivas dependiendo de la edad.
La realidad en los Estados Unidos es una sola, y es que con un país que, según sus propias autoridades, está cada vez más enfermo por el extremismo, parece lógico que exista un mayor control de armas y es lo que, según encuestas, pide el 70 por ciento de la población. Aunque actualmente, en varios estados, desde los 16 años se pueden comprar todo tipo de armas sin supervisión.