En enero pasado, el mundo registró un gran avance científico con el trasplante exitoso de un corazón de cerdo en el cuerpo de un humano, David Bennett, de 57 años de edad, quien sufría una condición coronaria que afectaba su vida. La cirugía, que duró ocho horas, se realizó en Baltimore, Estados Unidos, y marcó el inicio de una nueva era: la del reemplazo de órganos ya no por los de donantes humanos, sino los de animales.

El trasplante de corazón se produjo pocos meses después de que los cirujanos de Nueva York, liderados por Robert Montgomery, lograran conectar por 54 horas el riñón modificado genéticamente de un cerdo a una persona con muerte cerebral. Para Joachim Brenner, experto de la Free University de Berlín, lo de Baltimore era “ un salto tan grande como la llegada del hombre a la Luna”. Este 9 de marzo se informó del deceso del paciente.

David Bennett, de 57 años de edad, murió el 8 de marzo tras haber recibido el trasplante el 7 de enero, según informó mediante un comunicado el hospital de la Universidad de Maryland. “Su condición empezó a deteriorarse hace varios días”, indicó el texto.

La universidad estadounidense de Maryland anunció en ese momento que un equipo de cirujanos había conseguido trasplantar a un paciente humano el corazón de un cerdo. La operación permitió mostrar por primera vez que el corazón de un animal podía continuar funcionando en el interior de un humano sin rechazo inmediato. Otros xenotrasplantes (de una especie a otra) habían sido intentados en el pasado, pero los pacientes murieron inmediatamente. En esta ocasión, el deceso tuvo lugar dos meses después.

Esta foto del folleto publicada por la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland el 10 de enero de 2022 muestra a los cirujanos realizando un trasplante de corazón de un cerdo modificado genéticamente al paciente David Bennett, Sr., en Baltimore, Maryland, el 7 de enero de 2022. (Foto de UNIVERSITY OF MARYLAND SCHOOL OF MEDICINE / AFP) / | Foto: AFP or licensors

La variante en el caso de la universidad estadounidense es que el cerdo donante era un animal genéticamente modificado para eliminar las proteínas que podrían haber provocado el rechazo inmediato del paciente receptor. Luego de que el hombre no se considerara apto para un trasplante de corazón convencional, se revisó en otros centros de trasplante líderes de la región, que habrían revisado en sus registros médicos, pero al final también le negaron la posibilidad.

“Era morir o hacer este trasplante. Quiero vivir. Sé que es un tiro en la oscuridad, pero es mi última opción”, fueron las palabras de Bennett un día antes de que se realizara la cirugía, según informó el centro académico en un comunicado. El paciente había estado hospitalizado y postrado en cama durante los últimos meses.

Los xenotrasplantes serán en pocos años un asunto rutinario cuando la demanda potencial por estos órganos aumente. Es la vía más expedita para evitar las listas de espera de órganos. Según la plataforma de datos Statista, solo en Estados Unidos el número de pacientes en espera para un riñón es de casi 100.000 y para corazón es de 3.500. Alrededor de una docena de personas en estas listas mueren cada día.

David Bennett, a 57-year-old patient with terminal heart disease, poses with surgeon Bartley P. Griffith, MD before he received a successful transplant of a genetically-modified pig heart at University of Maryland Medical Center in Baltimore, Maryland, U.S. in an undated photograph. University of Maryland School of Medicine (UMSOM)/Handout via REUTERS. NO RESALES. NO ARCHIVES. THIS IMAGE HAS BEEN SUPPLIED BY A THIRD PARTY. MANDATORY CREDIT | Foto: reuters

Para los expertos, el procedimiento no tendría que haber generado estigma, pues el corazón no era propiamente de cerdo, ya que tuvo que sufrir un proceso de humanización que involucró diez modificaciones genéticas, nueve de las cuales lo convirtieron en uno más adecuado para el cuerpo humano. Tres genes vinculados con el rechazo potencial fueron eliminados y se insertaron seis genes humanos en el animal donante para ayudar a la aceptación del órgano. Además, se procuró que fuera del tamaño justo. “No quieres un corazón de un kilo en tu pecho, morirías”, dice Bruno Reichart, quien reemplazó a Christiaan Barnard (autor del primer trasplante de corazón de humano a humano en el mundo en 1967) en el hospital Groote Schuur de Cape Town. “Es necesario mitigar el crecimiento. Así que necesitas cerdos pequeños”, de entre 70 y 90 kilogramos, diferentes a los que se sacrifican para la alimentación.