Familiares de opositores presos en Nicaragua imploraron este jueves a los jefes de Estado en contacto con el presidente Daniel Ortega que intercedan para “salvar vidas” porque “no hay tiempo que perder”.
“Esos gobiernos que tienen interlocución con el régimen de Ortega, que se reúnen para hablar de economía, de comercio, del Sica (Sistema de Integración Centroamericana), por ejemplo, que también se reúnan para hablar e interceder por las personas presas políticas”, clamó en rueda de prensa virtual Berta Valle, esposa de Félix Maradiaga.
Según el grupo Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas, en Nicaragua hay 182 opositores detenidos, de los cuales 46 fueron arrestados el año pasado, entre ellos siete exaspirantes a la Presidencia que pretendían competir contra Ortega en las elecciones de noviembre.
“¿Cómo es posible que se deje de un lado esta crueldad que están viviendo las personas presas políticas? Los derechos humanos deben estar al centro de toda política económica”, añadió Valle, cuyo marido comenzó el 21 de junio una huelga de hambre para exigir el fin de la detención bajo el régimen de incomunicación.
Tras gobernar el país hasta 1990, Ortega regresó al poder en 2007 y en noviembre ganó un cuarto mandato consecutivo, con la mayoría de sus detractores y rivales presos o exiliados. Uno de ellos era el precandidato Juan Sebastián Chamorro.
Su esposa Victoria Cárdenas pide ayuda “desesperada y urgente” a la comunidad internacional para “salvar vidas”, “a estas personas inocentes que pueden morir en cualquier momento”.
Se refiere a Hugo Torres, un excompañero de armas y después crítico de Ortega, que murió en un hospital tras pasar meses en la cárcel de Managua, El Chipote.
Países como México, Honduras o Argentina, “que todavía interactúan” con Ortega, deben “priorizar en sus agendas” la liberación de los presos políticos, afirmó Juan Pappier, un investigador de la oenegé Human Rights Watch.
Y “hay que aumentar la presión contra el régimen” trabajando “con los organismos de financiamiento multilateral” que le dan dinero, apunta.
La situación de los presos políticos es “desgarradora”, según Berta Valle, quien recalca “que aquí no hay tiempo que perder”.
Celda de castigo
Según Jared Genser, abogado de Chamorro y Maradiaga, las condiciones de los presos en general son terribles, con escasez de comida que les ha hecho adelgazar a algunos más de 25 kilos, acceso limitado o nulo a la atención médica y régimen de incomunicación.
Además, algunos están encerrados en celdas con la luz encendida noche y día o completamente a oscuras, no se les permite comunicarse con sus seres queridos en el extranjero y carecen de acceso a la lectura, incluida la Biblia, detalla.
“En mi caso estoy exiliada y a mi hija y a mí no se nos ha permitido una llamada telefónica en casi 400 días, ni una carta”, se queja Victoria Cárdenas.
A su marido lo han visitado otros familiares en contadas ocasiones. A partir de su testimonio, un diseñador gráfico ha hecho un retrato de él.
“Al ver esta imagen tengo en mi mente las lágrimas en el rostro de mi hija al tratar de descifrar si este podría ser su papá hoy en día. No es el Juan que he conocido”, afirma mostrándola. En el retrato se le ve muy demacrado.
Renata Holmann cuenta que su madre y su hermana han podido visitar a su padre Juan Lorenzo Holmann, quien desde enero se encuentra en una “celda de castigo” minúscula, sin ventilación, con poca luz y moho en las paredes.
Les contó que para “ejercitar su mente lee una y otra vez las etiquetas de las bebidas que le llevan”.
Para Renata, el objetivo de estos tratos es “crear un estado de terror” para que el resto de los nicaragüenses “no se sientan seguros alzando la voz y continuando la lucha por una Nicaragua libre y democrática”.
De los opositores presos, al menos 45 han sido condenados a hasta 13 años de prisión por “menoscabo a la integridad nacional” y otros delitos. Ortega les acusa de atentar contra la estabilidad del país con el apoyo de Estados Unidos.
*Con información de la AFP.