Como la duquesa de York, Sarah Ferguson, no quiso mudarse allí, la reina Isabel de Inglaterra acaba de poner en venta por 1,5 millones de libras (unos 2,4 millones de dólares) la casa que le compró cuando se separó de su esposo, el príncipe Andrés. Los chismes sostienen que 'Fergie', como se le conoce popularmente, se negó a habitar la casa de siete habitaciones diciendo que no tenía dinero suficiente para sostenerla y que éste es un argumento para sacar más plata del divorcio. En cualquier caso la duquesa sigue tan campante como huésped de su ex esposo.