De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la fiebre de Lassa es una enfermedad zoonótica, lo cual significa que el ser humano se infecta por contacto con animales infectados. Los animales reservorios del virus de Lassa son roedores del género Mastomys. Estas ratas infectadas por el virus de Lassa no enferman, pero eliminan el virus en la orina y las heces.
Como el curso clínico de la enfermedad es muy variable, la detección de los pacientes afectados ha sido difícil. Sin embargo, cuando se confirma la presencia de la enfermedad en una comunidad, se debe implementar un aislamiento rápido de los casos, buenas prácticas de protección y control de infecciones, y el rastreo riguroso de los contactos que pueden detener los brotes.
La fiebre de Lassa es endémica en Benin (donde se diagnosticó por vez primera en noviembre de 2014), Guinea, Ghana (diagnosticada por primera vez en octubre de 2011), Liberia, Malí (diagnosticada por primera vez en febrero de 2009), Sierra Leona y Nigeria, pero probablemente también exista en otros países de África Occidental.
¿Cuáles son los síntomas?
La OMS señaló que los síntomas en el periodo de incubación de la fiebre de Lassa aparecen de 2 a 21 días. Cuando es sintomática, la enfermedad suele tener un inicio gradual, con fiebre, debilidad general y malestar. A los pocos días pueden aparecer cefaleas, dolores de garganta, musculares, torácico y abdominal, náuseas, vómitos, diarrea y tos. En los casos graves pueden aparecer tumefacción facial, derrames pulmonares, hemorragias bucales, nasales, vaginales o gastrointestinales e hipotensión.
En fases más tardías pueden producirse convulsiones, choque, temblor, desorientación y coma. El 25 % de los pacientes que sobreviven a la enfermedad presenta sordera, y en la mitad de ellos la audición se recupera parcialmente al cabo de uno a tres meses. Durante la recuperación pueden aparecer de forma transitoria trastornos de la marcha y caída del cabello.
En los casos letales, la muerte suele sobrevenir a los 14 días del inicio de la enfermedad. Esta es especialmente grave al final del embarazo, con muerte materna y/o fetal en más del 80 % de los casos en el tercer trimestre.
Casos en Reino Unido
Dos personas que regresaron recientemente de África Occidental al Reino Unido fueron diagnosticados con la fiebre de Lassa, informaron el pasado 9 de febrero las autoridades británicas.
Ambos casos fueron detectados en miembros de un mismo núcleo familiar residente en el este de Inglaterra, según las fuentes oficiales, precisando que además hay un tercer posible caso que se encuentra bajo investigación.
“El caso probable está recibiendo atención en Bedfordshire Hospitals NHS Foundation Trust. La Red de Enfermedades Infecciosas de Altas Consecuencias está comprometida con su atención continua”, señaló la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido.
Además, aseguraron que los casos de fiebre de Lassa son raros en el Reino Unido y no se propaga fácilmente entre las personas. “El riesgo general para el público es muy bajo. Estamos contactando a las personas que han tenido contacto cercano con los casos antes de la confirmación de su infección, para brindarles la evaluación, el apoyo y el asesoramiento adecuados”, aseguró en un comunicado el gobierno británico.
Cabe mencionar que esta no es la primer vez que hay presencia de este virus en el lugar pues en 1980 hubo ocho casos de fiebre de Lassa importados y en 2009 se conoció de dos casos más. Sin embargo, no hubo evidencia de transmisión posterior de ninguno de estos casos.