Se cumplen tres semanas desde que se hallaron los restos iniciales del Titán, el sumergible con el cual cinco personas buscaban detallar (dos de ellas nuevamente) los vestigios de la que en su momento se consideró la embarcación más grande del mundo, naufragada en 1912. Desde que el barco fue encontrado a casi 4.000 metros de profundidad, en 1985, ha sido objeto de fascinación y estudios.
A medida que pasan los días, la conmoción por el desenlace de los pasajeros sigue presente. Una implosión enlutó a varias familias y abrió la puerta a investigaciones independientes de Estados Unidos y Canadá, mientras surgen interrogantes sobre si el sumergible realmente cumplía con las medidas de seguridad.
De hecho, la lupa se ha puesto sobre uno de los fallecidos y CEO de OceanGate, Stockton Rush, (empresa encargada del trayecto) quien, de acuerdo con el diario británico Daily Mail, habría ‘pasado por alto’ más de una decena de señales sobre los riesgos del vehículo marítimo. Desde la semana del 18 de junio, a la fecha, continúan saliendo a la luz advertencias que pudieron haber evitado la tragedia.
La “macabra” charla antes de descender
En diálogo con The New York Times, un hombre que hizo parte en 2021 de la exploración a lo más recóndito del océano contó que hubo conversaciones sobre cómo sería una consecuencia ‘trágica’ a bordo del Titán. Al diario estadounidense, reveló lo que consideró como explicaciones de una forma “macabra”, en términos de los escenarios.
Sin embargo, Rush se mantenía confiado en la seguridad del vehículo marítimo con el cual los trayectos de turistas hacia las profundidades marítimas estaban tomando cada vez mayor protagonismo. El pasajero Bill Price contó que, por la charla en la cual había participado, sabía sobre la posibilidad de una implosión.
Según recopiló Insider de ese diálogo, las comparaciones que los expertos hicieron sobre un desenlace fatídico incluían una lata de Coca-Cola ‘aplastada’ por un mazo o el peso de cien elefantes sobre otro elefante parado en un solo pie. Ese medio aludió a que, así las cosas (bajo esa analogía), el fallecimiento sería instantáneo.
Price también reveló la falla que llevó a posponer, hace dos años, su travesía hacia los vestigios del Titanic. En aquella ocasión, los inconvenientes involucraron el sistema de propulsión, pese a lo cual no hubo cancelación, pues la travesía se retomó al día siguiente de la fecha inicial.
“El hecho de que pasamos por eso, experimentamos algunos de los peores escenarios y lo superamos, mi pensamiento fue: ‘podemos hacer esto’”, dijo Price al periódico The New York Times, citado por Insider.
OceanGate suspendió expediciones
La semana pasada se conoció que la empresa OceanGate suspendía sus “exploraciones y operaciones comerciales” que, por persona, podían costar hasta 250.000 dólares. Días antes, en su página web todavía había anuncios sobre los trayectos previstos para junio del próximo año con dos misiones ya programadas.
“Siga los pasos de Jacques Cousteau y conviértase en un explorador submarino, comenzando con una inmersión en los restos del RMS Titanic. Esta es tu oportunidad de salir de la vida cotidiana y descubrir algo realmente extraordinario”, se leía en el sitio web de la compañía.
A tres semanas de la tragedia, siguen haciendo ‘eco’ las probables señales ignoradas por el CEO, Stockton Rush, en las cuales líderes exploradores le advirtieron años atrás sobre las consecuencias que podrían desatarse de los ‘experimentos’, informó Daily Mail. Sin embargo, su respuesta habría sido estar “cansado de los actores de la industria que intentan usar un argumento de seguridad para detener la innovación”.