Las elecciones parlamentarias del 30 de agosto en Japón serán históricas. Por primera vez en 50 años, el partido del primer ministro, Taro Aso, el Partido Liberal Democrático, podría perder el poder. En la última encuesta realizada por el periódico Asahi Shinbun, la intención de voto para el partido hegemónico no supera el 20 por ciento, mientras que puntea su rival, el Partido Democrático de Japón. Bajo el mando del joven Yukoi Hatoyama, este partido promete tomar distancia frente a las grandes corporaciones e incrementar el gasto social. Aunque Japón logró salir de la recesión económica, no es probable que esto ayude al partido de gobierno, pues los efectos se sentirán a largo plazo. Más de un tercio del electorado está indeciso y la última semana de campaña será clave.