Pese a que la reciente salida de Ana María Garzón, la mano derecha del ministro de Defensa colombiano, Iván Velásquez, y secretaria en esa cartera, se mantiene con distancia, la existencia de un presunto contrato con una firma rusa podría estar detrás del asunto.
Dicha empresa es Joinet Stock Company National Aviation Service (también conocida como NASC), la cual se encarga de la reparación y revisión de aeronaves, y cuya sede está en Rusia. La polémica gira en torno a un proceso de mantenimiento de unidades del Ejército.
Su salida tomó por sorpresa a algunos, pues en diciembre el trabajo de la funcionaria había sido resaltado por el personal de oficiales y suboficiales del Comando General de las Fuerzas Militares. “Le expresamos un cordial saludo de agradecimiento por su sentido de pertenencia, compromiso y preocupación para mejorar las condiciones de bienestar a quienes laboran en el grupo de seguridad del Comando General de las Fuerzas Militares”, apuntaba el reconocimiento.
Sin embargo, El Tiempo señaló que fuentes “del alto Gobierno” le confirmaron la relación de la firma rusa con el paso al costado de Garzón, así como del director de contratación.
Sanciones contra el Grupo Wagner
Según determinó la unidad investigativa del medio mencionado, Rusia afirmó que esta firma no integraba el denominado Grupo Wagner (que oficialmente no hace parte del gobierno de Vladimir Putin, pero ha tomado un papel central en la invasión que ese país libra en Ucrania). Justamente, Estados Unidos había advertido sobre la imposición de sanciones a ese grupo.
“En coordinación con esta designación, también impondremos sanciones adicionales a Wagner y su red de apoyo en múltiples continentes (...). Estas acciones reconocen la amenaza que representa Wagner, incluso a través de su patrón continuo de actividad criminal grave”, señaló el portavoz de Seguridad Nacional estadounidense, John Kirby, según recogió a finales de enero Euronews.
El grupo continúa estando en la lupa internacional; de hecho, el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, lo acusó de fomentar la migración irregular en el Mediterráneo hacia Europa con el fin de afectar a las naciones que han mostrado su respaldo al gobierno de Volodímir Zelenski, informó AFP.
En un comunicado, el titular de esa cartera dijo que había “una clara estrategia de guerra híbrida que la división Wagner, mercenarios a sueldo de Rusia, está implementando” al utilizar “su considerable peso en algunos países africanos”.
Posición del Gobierno en torno al conflicto
Entre tanto, Colombia se ha mantenido ‘a raya’ con el conflicto en Europa del este, al punto que hace dos meses el presidente Gustavo Petro rechazó enviar a Estados Unidos el arsenal ruso del que dispone el Ejército Nacional. Washington le habría pedido ese armamento para desplegarlo a suelo ucraniano, así lo dio a conocer en el marco de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos del Caribe (Celac).
“Yo dije a Estados Unidos que nuestra Constitución tiene como orden, en el terreno internacional, la paz. Se quedará como chatarra en Colombia, no entregamos las armas rusas para que se las llevaran a Ucrania y seguir una guerra”, apuntó el mandatario.
Sin embargo, aclaró que la determinación “no significa que no estemos preocupados por una agresión; nosotros ya como movimiento político incentivamos que en el Tratado de Roma, del que no hace parte ninguno de ellos, la Corte Penal Internacional elevará a delito internacional la agresión”.
En su momento, la Embajada rusa en Bogotá respondió a las declaraciones del jefe de Estado: “Valoramos mucho las declaraciones del presidente Gustavo Petro de que los equipamientos militares rusos utilizados por el Ejército Nacional no serán entregados a Ucrania. Consideramos que tal postura es realista y corresponde plenamente a los intereses nacionales de Colombia”.