Esta semana se está llevando a cabo en Davos, Suiza la edición número 49 el Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés). Este año, la situación que vive Venezuela será uno de los temas puestos en la mesa de discusión. Junto con los presidentes de Brasil, Jair Bolsonaro; Ecuador, Lenín Moreno; Costa Rica, Carlos Alvarado, y Perú, Martín Vizcarra, Iván Duque analizará este jueves los retos que plantea la situación que afronta el vecino país, el impacto en los Estados a su alrededor y las fórmulas de cooperación para mitigar las consecuencias. Especialmente, por las olas migratorias que crecen cada día. Duque arribará a la ciudad suiza este miércoles, en donde sostendrá aproximadamente 17 encuentros bilaterales y eventos con líderes mundiales. El ministro de Comercio, José Manuel Restrepo, acudirá también como representante de Colombia. En sus palabras, explicó que el Foro de Davos será una oportunidad para el encuentro con compañías interesadas en invertir en Colombia y en desarrollar temas tan importantes como la economía naranja. Adicionalmente, en Davos se lanzará el Centro de la Cuarta Revolución Industrial para América Latina, que tendrá sede en Medellín. Como cada año, al foro asistirán varios copresidentes, entre los que se encuentran seis jóvenes líderes menores de 30 años, entre ellos el colombiano Juan David Aristizábal, quien es cofundador de las organizaciones o movimientos Buena Nota, Todos por la Educación y Los Zúper. También es director del Centro de Liderazgo del Cesa. Le recomendamos: Dian espera recaudar este año 157 billones en impuestos: ¿lo lograra? Bolsonaro llegó para dar a conocer el “nuevo Brasil” El presidente de Brasil dará este martes un esperado discurso para presentar su "nuevo Brasil" y atraer inversiones para su economía en vías de recuperación. "Estamos aquí para mostrar que Brasil cambió", dijo Bolsonaro el lunes por la tarde a su llegada a la estación suiza, en sintonía con su promesa de presentar "un Brasil diferente, libre de las amarras ideológicas y de la corrupción generalizada", como afirmó el exmilitar en Twitter. El lunes el Fondo Monetario Internacional (FMI) dio un espaldarazo a la economía brasileña en sus nuevas previsiones, pues prevén que está en la senda de la recuperación después de la recesión de 2015 y 2016, y auguró un crecimiento revisado al alza de 0,1 puntos porcentuales, hasta el 2,5 por ciento en 2019. "Demostraremos que Brasil puede ser un país seguro para las inversiones, en especial en el área del agronegocio, que es muy importante para nosotros", recalcó el lunes. Según Bruno Binetti, un experto del gabinete Inter-American Dialogue, su intervención es de las más esperadas este año en Davos "por el entusiasmo que genera su plan de liberalizar la economía brasileña, la novena más grande del mundo, entre los inversores y mercados financieros". Bolsonaro prometió un discurso "muy corto", en el que se espera que confirme su programa de reformas estructurales, liderado por su ministro de Economía, Paulo Guedes, y declare Brasil "abierto a los negocios". Según el periódico O Globo "el desafío es reafirmar ante el mundo que Brasil es una democracia sólida y una buena oportunidad de inversión". Se trata de la primera salida al extranjero de Bolsonaro, que asumió el cargo el 1 de enero y este año se convirtió en uno de los principales protagonistas del foro anual de Davos en ausencia de grandes líderes como Donald Trump, Theresa May o Emmanuel Macron, inmersos en sus propias crisis internas. Puede leer: José Antonio Ocampo, en la baraja de candidatos para dirigir el Banco Mundial Hasta las iglesias se vuelven escenarios del WEF: el ambiente en Davos Frente a su pequeña iglesia cubierta de nieve, el pastor Marc Schmed observa cómo los obreros transforman temporalmente su templo en un espacio comercial para una compañía danesa, que lo alquiló durante WEF. En el interior de la Freie Evangelische Gemeinde (Iglesia Evangélica Libre), en pleno centro de esta exclusiva estación de esquí de los Alpes, unos veinte obreros trabajan para instalar un nuevo suelo y varias pantallas. La compañía danesa de pagos por internet Tradeshift transformará durante unos días la iglesia en un lugar llamado The Sanctuary (El Santuario), uno más de los espacios efímeros que aparecen durante el foro anual. El pastor no quiere desvelar cuánto le pagaron pero admite que "podía haber pedido más". En el centro del pueblo, muchas tiendas y pequeños comercios han sido transformados por empresas y delegaciones nacionales que quieren darse a conocer en Davos. Otras, como Facebook, construyen sus propias oficinas temporales. Este año el foro contará con más de 3.000 participantes, que junto a sus acompañantes suponen la presencia de 11.000 personas más durante la semana, el doble de la población normal. El foro, que organiza una fundación privada suiza, genera según el ayuntamiento de Davos una facturación de 44.000 millones de euros durante la semana, la mitad de ellos para los hoteles. "Es muy muy importante para la economía local", que el resto del año está centrada en el turismo, explica Samuel Rosenast, director de comunicación de la oficina de turismo. Adrien Weber, que gestiona la panadería fundada por su familia hace cuatro generaciones, contrata durante el foro a personal suficiente para trabajar 24 horas al día y abastecer los numerosos bufés y las recepciones. "Las ventas se doblan o se triplican", explica. Las habitaciones de hotel para esta semana de enero se reservan con muchos meses de antelación y el precio se multiplica por 10 o por 20. El pastor Schmed explica que decidió alquilar su iglesia hace cuatro años, cuando tenía problemas económicos. "La decisión no le gustó a todo el mundo", pero el dinero sirvió para instalar un nuevo sistema de calefacción. El pastor reconoce que la presencia del foro "crea problemas morales, no es bueno", sobre todo por el dinero que aporta de golpe a algunos propietarios. Además la llegada de jets privados y coches de lujo perturba la vida del pueblo, conocido por su aire puro y donde durante años venían los enfermos de tuberculosis, como reflejó Thomas Mann en su novela de principios del siglo XX La montaña mágica. Remo Gross, de 59 años, que regenta un pequeño quiosco en Davos, suele tardar siete minutos entre su casa y su negocio. Pero durante el foro tarda dos horas. "No es divertido pero durante una semana podemos vivir con ello", asegura. Sin embargo su facturación no se beneficia de la llegada de los millonarios. "Mis clientes son los chóferes de las limusinas" que vienen a comprar cigarrillos, explica. En cuanto a los fieles del pastor Schmed, durante la semana se ven obligados a acudir a otras iglesias, con las que hubo un acuerdo. Durante la semana "nos reunimos todas las noches para rezar por el Foro Económico Mundial y por las decisiones que allí se toman", dice el pastor. Lea también: Empresarios en alerta por las nuevas normas contra la evasión *Con información de AFP