Tras 16 años de mandato, la canciller Angela Merkel verá desde afuera las elecciones de este domingo, cuando los alemanes acudan a las urnas para elegir los diputados al Bundestag y al nuevo jefe de Gobierno. Unos 60,4 millones de ciudadanos están llamados a votar, alrededor de 1,3 millones menos que en las elecciones de 2017.
Por lo tanto, en las últimas horas, Merkel se dejó ver en su visita a un parque de aves en Marlow, dándole de comer a un grupo de loros que se posaron en sus brazos, hombros y cabeza, mientras ella sonreía y también gritaba.
Sosteniendo unos pequeños vasos que contenían ‘néctar de Lori’, una mezcla de polen seco, azúcar de frutas, cereales y agua, Angela Merkel vio como poco a poco los pájaros se iban acercando a ella, hasta que uno nervioso por no poder acceder bien al alimento acabó picoteándola. Sin embargo, la mandataria alemán se lo tomó de manera divertida y soltó un grito
La sesión de fotos se dio porque alguien tuvo la idea de que Merkel posara alimentando a las aves, incluso una de ellas decidió ‘anidar’ en su cabeza.
Merkel, la “inoxidable” canciller alemana
Merkel, que igualó el récord de longevidad en la cancillería de su mentor Helmut Kohl, corre el riesgo de retirarse de la política con una derrota histórica de su partido conservador.
Tras haber creído durante mucho tiempo que la victoria estaba garantizada, los democristianos se ven castigados por el desgaste de una década y media en el poder.
También por los errores de su candidato —el impopular Armin Laschet— así como por la negligencia de Merkel para pasar el testigo.
Movilizada en todos los frentes, tanto en Alemania como en el exterior, donde multiplica las visitas de despedida, la líder de 67 años intentó enderezar el barco mostrándose en la campaña electoral con Laschet.
Pero según los sondeos ha sido en vano hasta el momento.
Merkel conserva, sin embargo, una popularidad que envidiarían muchos dirigentes occidentales.
Lejos parece haber quedado el año 2019, cuando la canciller, al frente de una gran coalición de la derecha y la izquierda agotada, daba la impresión de estar sobrepasada por la movilización de los jóvenes a favor del clima.
El “mayor desafío”
Como símbolo del crepúsculo de su gobierno, unos incontrolables temblores afectaron a Merkel durante unas ceremonias oficiales y generaron dudas sobre la capacidad de esta “casi infatigable” canciller para concluir su cuarto y último mandato.
Pero la pandemia del coronavirus llegó e impulsó su popularidad. Tres cuartas partes de los alemanes se dicen satisfechos de su acción al frente del país, según los sondeos.
Incluso se oyeron voces durante la pandemia que reclamaban un quinto mandato, pero la primera mujer en dirigir Alemania lo descartó de plano.
Esta científica de formación realizó una gestión casi sin fallas de la covid-19 y supo comunicar, con pedagogía y de forma racional, para hacer frente al “mayor desafío”, según ella, desde la Segunda Guerra Mundial.
El confinamiento, que le recordó su vida en la ex-RDA (República Democrática de Alemania, comunista), constituyó, a su juicio, “una de las decisiones más difíciles” en sus 16 años en el poder.
Alemania registró una situación menos dramática que gran parte de sus vecinos europeos, a pesar de una segunda ola mortífera en el otoño boreal de 2020.
La pandemia y sus consecuencias económicas y sociales dramáticas también le han permitido a “Mutti” (“mamá”), como la llaman cariñosamente muchos alemanes, adaptarse a la crisis cambiando de paradigma.
Esta ferviente defensora de la austeridad europea tras la crisis financiera de 2008 pese a la asfixia de Grecia, propulsó el aumento del gasto y la mutualización de la deuda, lo único, según ella, que podía salvar el proyecto europeo.
En 2011, la catástrofe nuclear de Fukushima en Japón la había convencido rápidamente para iniciar el abandono progresivo de la energía nuclear en Alemania.
*Con información de AFP