La canciller francesa Catherine Colonna viaja esta semana a Brasil para “relanzar” la relación política con un actor diplomático “clave” en los temas mundiales, desde Ucrania a África, pasando por el clima, tras años de tensión con Jair Bolsonaro.
El regreso del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva al poder del gigante latinoamericano en enero representó un bálsamo para las relaciones entre ambas potencias económicas, que se ven como actores diplomáticos mundiales.
“Brasil tiene un papel clave que desempeñar en el vínculo entre el Norte y el Sur” globales, aseguró una fuente diplomática francesa, al detallar el viaje de Colonna el miércoles a Brasilia y el jueves a São Paulo, la capital económica.
Durante sus precedentes mandatos entre 2003 y 2010, Lula era un articulador preponderante entre países emergentes e industrializadas en el G20, una era que parece ya desaparecida desde la pandemia de covid-19 y la guerra en Ucrania.
Desde su regreso, busca restablecer las ambiciones de protagonismo mundial que entiende le corresponde a Brasil por su tamaño, su peso económico y su territorio amazónico, en un contexto de lucha contra el cambio climático. En 2024, Brasil asumirá la presidencia del G20 y espera acoger en 2025 la COP sobre clima de la ONU, con el apoyo de París.
Este objetivo también beneficia al presidente francés, Emmanuel Macron, que ve en Lula un aliado para construir la gobernanza mundial.
Para el politólogo Gaspard Estrada, del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (Opalc), Francia ve en Lula un “actor constructivo en las relaciones internacionales” y un “puente” en temas como Ucrania o África.
Ucrania, África, clima
Pese a la tradicional defensa del respeto al derecho internacional, París y Brasilia tienen enfoques diferentes sobre la invasión rusa de Ucrania, que sacudió hace un año a Europa y el mundo. “Brasil es un país de paz”, aseguró Lula a finales de enero al recibir al jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz, en Brasilia, cuando los europeos aumentaban su ayuda en material militar a Kiev.
El mandatario brasileño afirmó además que ya habló con Macron de crear “un grupo de países que se siente en la mesa con Ucrania y Rusia para intentar llegar a la paz”, que también presentará a su par estadounidense, Joe Biden, y chino Xi Jinping, a quienes debe visitar en febrero y marzo.
La situación en Ucrania también formará parte de los encuentros previstos por Colonna, quien “recordará”, no obstante, que “Rusia es el agresor y Ucrania el agredido”, por lo que no están al mismo nivel, precisó la fuente diplomática.
África es también una de las prioridades de Lula, que, según Estrada, podría ser un “aliado” de Francia en plena “dinámica de pérdida de influencia” en sus antiguas colonias por temas de gas, Rusia o la milicia rusa Wagner.
Respecto a la lucha contra la deforestación, París espera que la cumbre One Forest Summit que organiza con Gabón en marzo en Libreville tenga una “dinámica coherente” con la cumbre amazónica que preparan Colombia y Brasil.
UE-Mercosur, la prueba de fuego
El viaje de la canciller francesa, que se reunirá el miércoles con Lula y otros altos funcionarios, busca sobre todo “relanzar la relación a nivel político”, después de “cuatro años que no han estado a la altura”, según la misma fuente. Este objetivo debe plasmarse en el lanzamiento de una hoja de ruta para “actualizar” la Asociación Estratégica firmada en 2008 y reforzarla en temáticas como el medioambiente, la gobernanza global o la cooperación transfronteriza.
El presidente brasileño y su par francés deberían sellar esta actualización este año en un encuentro aún sin fecha. Lula ya invitó a Brasil a Macron, quien como mandatario solo viajó una vez a América Latina, para una cumbre del G20 en Argentina.
Pero en un contexto de tensión social en Francia con la reforma de las pensiones, el acuerdo comercial entre la UE y los países del Mercosur –al que se oponen los agricultores franceses– puede suponer un escollo en las ambiciones de París. La fuente diplomática francesa reconoció que esperan que sus interlocutores brasileños les hablen del acuerdo, pero advirtió que deben tener en cuenta también a su “opinión pública” preocupada por el eventual impacto ambiental del mismo.
“En términos geoestratégicos se dice mucho que Francia y Europa pierden espacio en América Latina, que el avance de China nadie lo puede frenar. El acuerdo UE-Mercosur es algo que puede cambiar las cosas, pero para eso hay que asumir un costo”, alertó Estrada.
*Con información de la AFP.