Las protestas contra la impopular reforma de las pensiones del presidente liberal Emmanuel Macron perdieron fuerza este jueves en Francia, la víspera de una decisión clave del Consejo Constitucional para el porvenir de esta ley y del actual conflicto social.

Entre 380.000 y 1,5 millones de personas, según el ministerio del Interior y el sindicato CGT respectivamente, manifestaron en la duodécima jornada de protestas, lejos de los entre 1,2 y 3,5 millones del 7 de marzo.

“Si el Consejo aprueba el proyecto, seguiremos manifestándonos y saldremos de nuevo a la calle”, declaró a AFP bajo la llovizna Tamara Aslamov, una universitaria de 18 años, al inicio de la marcha en París que partió de la turística Ópera.

Los manifestantes sostienen banderas de los sindicatos franceses CGT y Sud Rail mientras se reúnen en la estación de tren Gare du Lyon en solidaridad con el trabajador ferroviario Sebastien herido durante una protesta, como parte del décimo día de huelgas y protestas nacionales contra la reforma de pensiones del gobierno francés en París, Francia. , 28 de marzo de 2023. | Foto: REUTERS
Los manifestantes sostienen pancartas durante una manifestación como parte del 12º día de huelgas y protestas nacionales contra la reforma de las pensiones del gobierno francés, en París, Francia, el 13 de abril de 2023 | Foto: REUTERS
Manifestantes de la Confederación General de Trabajadores. Protesta contra la reforma pensional en Marsella, Francia, 6 de abril de 2023. | Foto: 2023 Anadolu Agency

Los nueve “sabios” del Constitucional se pronunciarán el viernes a las 6:00 p. m. (hora local) sobre la validez de esta reforma y sobre un pedido de referendo sobre la edad de jubilación solicitado por la oposición de izquierda.

Los sindicatos y una mayoría de los franceses, según los sondeos, quieren que el gobierno dé marcha atrás a retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y a adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años, y no 42, para cobrar una pensión completa.

Pero pese a meses de protestas masivas desde enero, el gobierno ha mantenido su polémico plan y la decisión a mediados de marzo de Macron de adoptarlo por decreto radicalizó unas protestas hasta entonces mayoritariamente pacíficas.

Este jueves, la tensión era latente en París. Las autoridades desplegaron un fuerte dispositivo de seguridad delante del Consejo Constitucional, en cuyos alrededores hubo choques entre manifestantes radicales y policías.

En la capital, se detuvo a 36 personas y diez agentes resultaron heridos, según la prefectura de policía de París.

Emmanuel Macron, presidente de Francia

Pese a la caída de la participación y a un menor seguimiento de la huelga en sectores clave como la energía, la educación y los transportes, la jornada estuvo marcada por acciones puntuales.

Bloqueo de universidades, perturbaciones en los accesos de varias ciudades, la irrupción de manifestantes a la sede del gigante del lujo LVMH en París... Las acciones fueron variadas.

Incluso en Ouessant, una pequeña isla en el Atlántico frente a Brest, 180 personas salieron a la calle al grito de “¡Manu estás jodido, Ouessant a la calle ha salido!”, constató un reportero de AFP.

La hora del Constitucional

La decisión del Consejo Constitucional es clave para la reforma y podría marcar los próximos pasos de un conflicto social, que se encuentra enquistado y con una relación cada vez más tensa entre gobierno y sindicatos.

Los observadores esperan que esta institución anule partes de la reforma, pero no su totalidad, y dé el visto bueno al referendo. Ante las dudas de que esto último no se acepte, la oposición de izquierda anunció una segunda petición similar.

La autorización de la consulta podría abrir una nueva etapa de la movilización, ya que su primer reto sería recabar las 4,8 millones de firmas necesarias para su celebración.

A la espera de la decisión, ambas partes se proyectan ya más allá.

Macron anunció que propondrá una reunión a los actores sociales para ver cómo “seguir adelante”, una iniciativa que la líder de la CGT, Sophie Binet, calificó este jueves de “broma”.

Y los sindicatos estudian convocar protestas para el 1º de mayo e incluso una marcha gigante en París. El combate “está lejos de terminarse”, advirtió el líder de la CFDT, Laurent Berger.

Más allá de la reforma que quiere ver en vigor en los próximos meses, el presidente francés, de 45 años, se juega poder aplicar su programa durante su segundo mandato hasta 2027.

Pero los sindicatos le advirtieron que su imposición provocó una “crisis democrática” y benefició a la ultraderechista Marine Le Pen, que sube en los sondeos.

“Yo siempre he votado, pero hoy ya no sé si votaré, porque ya no creo en la democracia”, admitió Judith Roubertoux, una manifestante de 48 años y empleada en una estructura médico-social.

Francia es uno de los países europeos donde la edad de jubilación es más baja, sin que los regímenes sean completamente comparables. El gobierno asegura que su reforma busca evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones.

Con información de AFP