El gobierno francés impuso a partir de este 15 de septiembre la vacunación obligatoria contra el coronavirus para todo el personal sanitario y cualquier persona que trabaje con ancianos.
De acuerdo con France24, la ley indica que deberán demostrar que han recibido al menos una dosis o, de lo contrario, serán sancionados. La obligatoriedad de la vacunación ha provocado una ola de protestas en Francia desde hace varias semanas.
Esta ley se extiende al personal de transporte sanitario, los bomberos, los trabajadores de protección civil, entre otros. Desde el gobierno afirman que las personas que no cumplan con la normativa serán castigadas con una suspensión de trabajo y sueldo.
Hay que decir que la agencia pública de sanidad de Francia reveló el pasado 12 de septiembre que el 94,6 % de los médicos ya habían recibido al menos una dosis de la vacuna contra la covid-19, y el 92 % ya había sido inoculado por completo. En las residencias, el 89,3 % ya fue administrado con una dosis y un 85,4% con las dos.
La iniciativa, que fue propuesta y anunciada por el presidente francés Emmanuel Macron en julio pasado, despertó el malestar de miles de franceses que salieron a las calles a protestar en contra del gobierno.
A finales de agosto, aproximadamente 160.000 personas se reunieron en las calles de París y más de 200 ciudades de Francia para protestar contra la exigencia del pasaporte sanitario de covid-19 impuesto por el gobierno.
Cabe resaltar que los franceses ahora deben presentar una prueba de vacunación o un test covid-19 negativo para ir a cines, museos o lugares deportivos, como consecuencia de un aumento del 140 % de los contagios en una semana.
No obstante, por séptima semana consecutiva, varios grupos de manifestantes marcharon desde las primeras horas de la tarde en contra de que se exija el pasaporte sanitario, como constataron periodistas de la agencia AFP.
Luego de confirmar la obligatoriedad de las vacunas, cientos de personas salieron nuevamente a protestar en todo el país.
Amel Benothman, una de las manifestantes que ejerce como enfermera del establecimiento público de salud mental de Saint-André, confesó en una de las protestas que se quedaría “sin paga, con tres hijos. Esta vacuna me preocupa demasiado. Me gustaría que se respetara mi elección”.
Desde hace algunas semanas, varios países de Europa han empezado a exigir este documento para permitir el acceso a determinados lugares públicos, entre ellos Austria, Hungría, Dinamarca, Italia, España y Francia.
Desde el pasado mes de julio se manifiestan en las calles cientos de miles de personas de colectivos diversos en Francia, como los “chalecos amarillos”, militantes antivacunas, de teorías de conspiración y opositores al gobierno de Emmanuel Macron.
Los manifestantes franceses denuncian una “dictadura sanitaria”, una acusación que indigna al gobierno, pues este asegura que las iniciativas tomadas son para preservar la salud de los franceses.
El pase sanitario, exigido en bares, restaurantes, transportes de larga distancia o incluso hospitales, podría extenderse más allá del 15 de noviembre, límite que marca la ley. La medida seguirá vigente “si el covid no desaparece de nuestras vidas”, advirtió el ministro de Salud, Olivier Véran.
Según las autoridades sanitarias, la epidemia de covid-19 ya ha provocado más de 116.000 muertes en Francia. Además, el país superó hace pocos días el umbral de los 7 millones de contagiados.
Vale la pena mencionar que en Francia el ritmo de vacunación ha avanzado con fuerza y ya son más de 91,7 millones de dosis del inmunizante las que se han aplicado en el país.