El número de palestinos muertos a causa de la ofensiva militar lanzada por Israel contra la Franja de Gaza tras los ataques ejecutados el 7 de octubre por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) superó la barrera de los 26.400, según han confirmado este sábado las autoridades gazatíes, controladas por el grupo islamista palestino.
El Ministerio de Sanidad gazatí señaló en un comunicado que “el balance de la agresión israelí ha ascendido a 26.422 mártires y 65.087 heridos” y ha especificado que durante las últimas 24 horas han muerto 165 personas, mientras que 290 han resultado heridas.
“Un número indeterminado de víctimas siguen aún bajo los escombros y tiradas en las calles, mientras la ocupación impide que las ambulancias y el personal de Defensa Civil llegue a ellas”, manifestó, horas después de afirmar que Israel “comete crímenes de genocidio en Gaza a través de bombardeos, muertes por hambre y la privación de tratamiento médico”.
Los combates se han recrudecido en las últimas horas en la ciudad de Jan Yunis, en el sur de la Franja, y ahora mismo el gran epicentro de la guerra en el enclave palestino, donde las fuerzas de tierra del Ejército israelí y las milicias palestinas están protagonizando, según los militares israelíes, “combates de alta intensidad” con artillería pesada, casa por casa.
El portavoz del Ministerio de Sanidad de Gaza, Ashraf al Qidra, afirmó el jueves en rueda de prensa que el Ejército de Israel estaba “cercando” los hospitales en la ciudad, paralizándolos mientras comete crímenes de genocidio en la provincia”, antes de recalcar que el personal médico de estos centros “trabaja en condiciones duras, sin comida y sin seguridad”.
Asimismo, lamentó que “el mecanismo para la evacuación (fuera del enclave palestino) de heridos es inútil e inconsistente con la existencia de miles de heridos que necesitan urgentemente atención para salvar su vida, ya que no hay tratamiento para ellos en Gaza”, según un comunicado publicado por la oficina de prensa de las autoridades gazatíes a través de su cuenta en Telegram.
Naciones Unidas ha denunciado también ataques contra instalaciones civiles en la localidad, incluidos centros médicos y edificios de la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA). El organismo ha lanzado en las últimas horas una investigación tras conocer que varios de sus empleados, ahora mismo cesados, podrían haber participado en el ataque de las milicias contra Israel del pasado 7 de octubre y varios países han retirado su financiación de manera provisional, con Estados Unidos, Reino Unido y Alemania a la cabeza.
El Ejército de Israel lanzó su ofensiva contra Gaza tras estos ataques de Hamás, que dejaron cerca de 1.200 muertos y unos 240 secuestrados, según los balances publicados por las autoridades israelíes.
Por otra parte, más de 360 palestinos han muerto en operaciones de las fuerzas de seguridad y ataques por parte de colonos en Cisjordania y Jerusalén Este desde el 7 de octubre.
Vale la pena recordar que el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Israel Katz, pidió al comisario general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA), Philippe Lazzarini, que dimita después de que emitiera un mensaje en el que advertía que la asistencia de su organización está a punto de acabar a causa de los recortes de su financiamiento.
“Señor Lazzarini, por favor, dimita”, escribió Katz en su cuenta de la red social X, antes Twitter, respondiendo a una publicación del comisario en la que avisaba de las consecuencias de que se queden sin financiación.
Lazzarini explicaba en su mensaje que su “operación humanitaria, de la que dependen dos millones de personas como salvavidas en Gaza, está colapsando” y añadía que le sorprende que “tales decisiones se tomen basándose en el supuesto comportamiento de unos pocos individuos y, a medida que la guerra continúa, las necesidades se profundizan y la hambruna se avecina”.
“Los palestinos en Gaza no necesitaban este castigo colectivo adicional. Esto nos mancha a todos”, zanjaba el representante de la UNRWA.
*Con información de Europa Press