Luego de más de cuatro décadas, un individuo identificado como Frederick Newhall Woods podría acceder al régimen de libertad condicional en los Estados Unidos. Se trata de un hombre que en 1976, junto a otros dos sujetos, secuestraron en California un autobús con 26 niños, los enterraron vivos en un búnker junto al conductor, y luego solicitaron a las familias 5 millones de dólares para liberarlos.
Frederick Newhall Woods, quien hoy en día tiene 70 años de edad, fue definido en su momento por su entorno como una persona “solitaria y perdedora”.
El secuestro del autobús escolar se produjo en Chowchilla, al suroeste de San Francisco, y en su interior iban niños con edades entre los 5 y 14 años, además del conductor.
Una vez tuvieron en su poder a estas personas, Frederick Newhall Woods junto a sus cómplices las llevaron hasta Livermore, donde las enterraron en el depósito de un camión en un búnker bajo tierra. Afirman que allí permanecieron sepultadas, al menos durante 16 horas, hasta que lograron escapar.
El lugar donde los 26 pequeños y el conductor fueron sepultados vivos era una cantera propiedad del padre de Woods, Frederick Nickerson Woods, que tenía una poderosa posición económica en los Estados Unidos.
En aquel entonces, una vez capturados y en medio del proceso judicial, los tres secuestradores se declararon culpables y recibieron 27 cadenas perpetuas, sin posibilidad de libertad condicional.
Sin embargo, un tribunal de apelaciones anuló la sentencia y determinó que los acusados, los hermanos Richard y James Schoenfeld y Frederick Newhall Woods, podían recibir la libertad condicional si cumplían con los requisitos.
En tal sentido, Richard fue liberado en 2012, mientras que su hermano James recibió el beneficio en 2015. No obstante, Frederick Woods permanece desde 1978 en la cárcel de California Men’s Colony, en el condado de San Luis Obispo, y hasta ahora esta abrió la posibilidad de ser liberado.
Vale destacar que cuando ocurrió ese macabro hecho en 1976, la Policía explicó que tanto los 26 niños como el chofer se las arreglaron para escapar de su encierro en un momento en que sus secuestradores se durmieron.
Afirman que ese hecho alcanzó a ocupar las primeras planas de los diarios por haber sido el secuestro con mayor cantidad de víctimas de la historia de los Estados Unidos.
Encuentran muerto a un asesino serial en Francia después de 35 años
La policía resolvió uno de los casos abiertos más viejos en Francia, el de la violación y el asesinato de una niña en París, al identificar 35 años después a su autor: un exgendarme que se suicidó esta semana.
El 30 de octubre, la fiscalía de París confirmó que François V., de 59 años, era el violador y asesino en serie buscado desde los años 1980 y cuyo cadáver se halló en Grau-du-Roi, cerca de Montpellier.
El hombre apodado El Picado, después que el retrato robot de la época mostrara a un joven con marcas de acné, era sospechoso de “cinco crímenes cometidos entre 1986 y 1994″, según la misma fuente.
En concreto, se le achaca el asesinato y la violación de Cécile, de 11 años, en el aparcamiento subterráneo del inmueble en el que la niña vivía en el noreste de París en mayo de 1986, uno de los casos abiertos más viejos.
A François V. se le atribuyeron también el estrangulamiento de una pareja en el barrio parisino del Marais en 1987, así como el asesinato de Karine Leroy, de 19 años, en 1994, según el diario Le Parisien.
El hombre se suicidó cuando los investigadores estrecharon el cerco sobre él. El juez instructor había convocado en los últimos meses a 750 gendarmes que ejercían en la región de París cuando tuvieron lugar los hechos.
Según el ministerio público, François V. figuraba en la lista y estaba convocado para una audición, pero su esposa declaró su desaparición el 27 de septiembre y dos días después se halló su cuerpo en Grau-du Roi.
Las pruebas practicadas revelaron que su ADN coincidía con el hallado en varias escenas del crimen, agregó la fiscal de París, Laure Beccuau.
El hombre, que abandonó la gendarmería en 1988 para convertirse en policía, habría dejado una carta confesando los crímenes.