Un miembro de la familia real británica que seguro lo está pasando peor que los demás a estas horas es Andrés, duque de York. A la pérdida de la madre que siempre lo prefirió sobre sus otros tres hijos, se suma el hecho de que sus relaciones con el nuevo rey Carlos III hace tiempo que son amargas. Para quienes los conocen, ello se debe, en principio, a que tienen personalidades, valores y actitudes ante la vida muy distintas.
Tan tirante es la relación, que hace algunos años Carlos se encargó de que se hiciera pública la opinión que tiene de Andrés: “El problema de mi hermano es que quiere ser yo”.
De acuerdo con la biógrafa de la realeza Angela Levin la sensible partida de la reina no mejorará las cosas, por la sencilla razón de que Andrés se metió con lo único que Carlos no permite que nadie toque en el mundo: la reina Camilla.
En su nueva biografía de esta última, Camilla: From outcast to Queen Consort (Camilla: De paria a Reina Consorte), Levin relata cómo fue su lucha para lograr la aceptación de los Windsor y detalla la actitud de cada miembro del clan hacia ella.
El común denominador es que todos, durante años, la vieron como un estorbo y motivo de vergüenza para la monarquía, dada la relación adúltera que ella y Carlos sostuvieron por años. Sin embargo, Andrés fue más allá que todos y los testimonios recogidos por Levin para su obra apuntan a que le tiene verdadera saña a su cuñada.
La biografía narra que, para decidir si aprobaba o no el matrimonio de Carlos y Camilla, que tuvo lugar en 2005, Isabel consultó la opinión de varios miembros de su parentela, entre ellos Andrés, el segundo de sus tres hijos varones.
Su majestad, cuenta el libro, siempre tuvo a soft spot, o debilidad por Andrés, que siempre sabía arreglárselas para persuadirla de hacer lo que él quisiera.
Un testigo con información privilegiada sobre la casa real le contó a Levin que en el caso de Carlos y Camilla, su respuesta a su madre fue una petición traicionera. “Él trató de convencerla de que bloqueara el matrimonio y fue absolutamente venenoso, malvado, poco colaborador y cruel al referirse a Camilla”, señaló el infidente.
Afirmó, por ejemplo, que ella no era lo suficientemente aristocrática y ni de fiar, según se lee en un adelanto del libro publicado esta semana por The Telegraph.
Pero el informante no se queda ahí, sino que se remonta a un antecedente sensacional, del que muy pocos tenían noticia e involucra a Lady Di, la fallecida primera esposa del rey: “Cuando Diana estaba viva, conspiró con Andrés para sacar del camino a Carlos como heredero al trono y poner en su lugar a su hijo William. Pero como este era adolescente, buscaban que Andrés fuera nombrado como su regente, en caso de que Isabel muriera antes de que alcanzara la mayoría de edad”, explica la fuente de Levin en la biografía, que aparecerá el próximo 29 de septiembre.
El texto describe como “muy fuerte” el lobby que el duque de York desplegó para que la reina autorizara saltarse a Carlos, sin embargo, fue infructuoso. “Su conducta fue marcadamente negativa y extremadamente desagradable para la reina, quien no estuvo de acuerdo. Me dijeron que fue una de las raras veces en que Andrés no obtuvo lo que quiso de ella”, escribe Levin.
Desde ese momento, el duque quedó furioso porque se le cerró cualquier posibilidad de reinar, así fuera como regente, todo lo cual, en últimas, no viene sino a confirmar la percepción de Carlos.
En años recientes, Camilla finalmente se ganó el favor de casi todos los Windsor, incluida la reina. De no poner un pie donde estuviera su nuera, Isabel II pasó a mostrarse con ella en el mismo carruaje y autorizar que fuera nombrada Reina Consorte cuando Carlos subiera al trono. Andrés, en cambio, se ha mantenido totalmente hostil hacia ella y no soporta ni su aceptación en la familia, ni que sea llamada como le corresponde.
Así las cosas, redondea el libro, será bastante difícil que el rey Carlos lo perdone. Mucho menos será viable que le reinstaure sus funciones, títulos militares y el tratamiento de alteza real, que su madre le quitó debido al escándalo de su amistad con el pedófilo Jeffrey Epstein y la acusación de abuso sexual por parte de Virginia Roberts. El duque llegó a un acuerdo por fuera de la corte con ella, así que nunca demostró su inocencia, lo cual ha dejado un manto de duda sobre él.