La fuerte nevada que cae en buena parte del noreste de Estados Unidos paraliza este viernes transportes aéreos y perturbó el tráfico rodado, así como la asistencia a los colegios ya afectados por la epidemia de covid-19.

Desde la Casa Blanca en Washington hasta los estados del noreste fronterizos con Canadá, la capa de nieve ha alcanzado en algunos lugares los 30 cm de espesor, como en Connecticut, Massachusetts y Rhode Island, según el portal meteorológico AccuWeather.

En Nueva York, el puente de Brooklyn y el Times Square estaban cubiertos por una capa de unos 10 centímetros de nieve, llevando un silencio poco usual a la metrópoli de nueve millones de habitantes.

Las consecuencias inmediatas del temporal bautizado como “bomba ciclónica” es que se han cancelado unos 830 vuelos en la región, según el portal FlightAware.

Solo en Nueva York, el aeropuerto de LaGuardia había anulado un tercio de los vuelos programados este viernes y el aeropuerto JFK anunció en su cuenta Twitter que 221 aviones quedaron en tierra. Otro tanto ocurre en el aeropuerto de Boston.

Se pronostica que seguirá nevando hasta las 10:00 p. m., aunque el sol lucía con fuerza a media mañana en Nueva York, según los servicios meteorológicos estadounidenses (NWS).

En Nueva York, el jueves por las noche muchas calles ya estaban cubiertas de productos para deshacer el hielo y en la mañana del viernes las máquinas quitanieves se afanaban en limpiar las calles y permitir el tráfico rodado.

“No es un tormenta de nieve la que nos va a detener”, dijo en el New York Post el recién posesionado alcalde de Nueva York, Eric Adams.

Para prevenir los riesgos de accidentes en las carreteras, los servicios de transportes del estado pidieron el viernes a los ciudadanos que solo se desplacen en “caso de necesidad”. El gobernador del estado vecino de Nueva Jersey, Phil Murphy, decretó el “el estado de emergencia”.

Cabe recordar que durante la semana al menos 340.000 hogares tuvieron interrupciones en los servicios de electricidad en Virginia y 67.000 en Maryland, con árboles que caían sobre los postes eléctricos bajo el peso de la nieve.

Como suele suceder en caso de nevadas, los colegios públicos cerraron el viernes, sumándose a la lista de administraciones, servicios públicos, bancos, empresas y comercios perturbados por el recrudecimiento de la epidemia de covid-19 por la variante ómicron.

Caos aéreo

La tormenta de nieve acentuó además el caos que afecta desde hace varias semanas al tráfico aéreo estadounidense por culpa de la explosión de contagios de coronavirus debido a la variante ómicron.

Las cancelaciones se deben sobre todo a que la muy contagiosa ómicron impide que muchos pilotos, auxiliares de vuelo o personal de tierra acudan al trabajo porque están enfermos o han estado en contacto con alguien que dio positivo por covid-19.

El propio presidente Joe Biden sufrió las consecuencias de la tormenta a su regreso a la capital después de unos días de vacaciones en Delaware.

El Air Force One quedó varado durante 30 minutos en la pista mientras el personal quitaba la nieve; más tarde, el convoy presidencial tardó bastante más que de costumbre en llegar a la Casa Blanca.

Con información de AFP