En el marco de la cumbre del G7, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, aseguró que se acordó una donación de 1.000 millones de vacunas contra la covid-19 para los países más pobres del mundo.

Georgieva intervino en la plenaria del encuentro en Cornualles que se celebró este sábado 12 de junio y aseguró que se ha visto “muy impresionada” por la seriedad con que los líderes del G7 han asumido el compromiso de acabar con la pandemia en el mundo.

Según la directiva, las democracias más desarrolladas han manifestado el reconocimiento de ayudar a los países en su lucha contra el coronavirus y que se trata de un “imperativo moral” para que la recuperación económica mundial se pueda dar prontamente y en forma duradera.

“Por ese motivo, debemos asegurarnos de que el mundo logra que los países ricos y las compañías paguen por ello”, resaltó.

La directora del FMI aseguró que la medida más urgente y prioritaria en este momento es que los países del colectivo organicen las donaciones de los excedentes de vacunas que tienen en sus naciones para enviarlas a los países más necesitados.

En este sentido, el G7 discute el objetivo de entregar 1.000 millones de dosis durante el próximo años. Por el momento, Estados Unidos ya se comprometió en donar 500 millones del biológico mientras que el Reino Unido se comprometió con 100 millones más.

Así mismo, Georgieva recomendó la necesidad de acelerar y expandir la capacidad de producción de vacunas en países en desarrollo, es decir, apoyar a las naciones más pobres para que tengan la opción de fabricar el fármaco e inmunizar a su población.

Por otra parte, la ejecutiva aseguró que es necesario apoyar también a los países en desarrollo a remontar la crisis económica provocada por la pandemia y aseguró que “no podemos permitir que el mundo se parta en dos”.

El presidente del Banco Mundial, David Malpass, también realizó una rueda de prensa en el Cornualles donde aseguró que: “Los esfuerzos en la vacunación van a tener que mantenerse hasta bien entrado 2022, y posiblemente más allá, así que es necesario impulsar la capacidad de fabricación”, afirmó Malpass.

También, Malpass advirtió que las variantes del virus podrían convertirse en un problema para lidiar en 2022 en todo el mundo, por lo que es clave seguir financiando la investigación y el desarrollo de vacunas que logran contrarrestar el efecto de la pandemia en el mundo.

“Debemos poder vincular los excedentes de producción con los países que pueden utilizar ese tipo particular de vacuna a tiempo, antes de su fecha de expiración. Ese es uno de los grandes retos”, afirmó.

Farmacéuticas anunciaron donaciones

Hace unas semanas, durante la Cumbre Mundial de la Salud del G20, desarrollada de manera virtual y organizada por la Presidencia italiana y la Comisión Europea, comenzó con el anuncio de Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson, tres de las grandes farmacéuticas productoras de vacunas contra la covid-19, de reservar 3.500 millones de dosis para los países pobres entre 2021 y 2022.

Según explicaron, este año se suministrarán alrededor de 1.300 millones de dosis y en 2022 el resto. Pfizer proporcionará 2.000 millones, Moderna hasta 995 millones y Johnson & Johnson hasta 500 millones.

Los países de menores ingresos podrán comprarlas a precio de coste y los de ingresos medios, a un precio reducido, de acuerdo con las precisiones que hicieron los responsables de los laboratorios durante una cumbre virtual.

De hecho, en el mismo evento, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció que Francia donará para finales de este año al menos 30 millones de dosis de vacunas de diferentes fabricantes.

“Francia compartirá al menos 30 millones de dosis de diferentes vacunas para finales de año”, añadió, para decir “no al clientelismo, sí al multilateralismo vacunal”, dijo Macron en un discurso en video ante la Cumbre Mundial de la Salud del G20 reunido en Roma.

Es claro que los países más ricos del mundo y con mayor capacidad adquirieron la mayoría de las vacunas del mundo y están vacunando a un ritmo acelerado, como lo demuestran Israel y Estados Unidos. La situación es inequitativa porque los de mayores recursos acapararon, mientras que los pobres deben esperar a lo que sobra para ellos y se ajusta a su presupuesto.