A pocos días de cumplir nueve meses en el poder, se ha conocido en Chile una nueva encuesta que mide la popularidad y aprobación del actual mandatario de ese país, Gabriel Boric, quien, según lo evidenciado en los resultados de este sondeo, vive los peores momentos de su gestión, al alcanzar los niveles más altos de desaprobación desde su llegada al Palacio de la Moneda.
De acuerdo con la medición, el presidente Boric, de tan solo 36 años, y aun sin terminar su carrera como abogado, alcanzó apenas 29 % de favorabilidad por parte de los encuestados, lo que evidencia que el pueblo chileno podría no estar tan feliz con el desarrollo que hasta ahora ha tenido su gobierno.
Así, mientras que la aprobación llegó solo al 29 %, la desaprobación subió dos puntos más, llegando al 63 % que desaprueba, con un pequeño margen de indecisos.
Según refieren medios locales, esta medición, evidencia el sentir popular tras la reciente presentación de las reformas; siendo una de ellas la pensional.
En ese mismo sentido, el sentir popular evidenciado en el sondeo adelantado por Cadem; una prestigiosa empresa de investigación de mercados en Chile, también evidenció una ingente tendencia de incertidumbre por parte de los habitantes de ese país frente al progreso de su nación, advirtiendo que 72 % de los encuestados confesó sentir que el país va por mal camino.
De acuerdo con los medios locales, esta sería la más alta tasa de negativismo popular desde la llegada del actual mandatario el pasado mes de marzo.
En comparación con los números registrados frente a ese concepto 9 meses atrás, la cifra ha aumentado en 35 puntos porcentuales, lo que evidencia que Boric no ha resultado lo que el pueblo esperaba.
Al igual que la cifra negativa frente a la percepción del futuro del país, los chilenos, o por lo menos tres de cada cuatro encuestados, también refirió que no cree que el Congreso de su país llegue a acuerdos frente al cambio de Constitución antes del próximo 31 de diciembre, siendo el fracaso del proceso de refrendación de la nueva constitución, uno de los principales golpes a la actual administración.
En ese mismo sentido, más de la mitad de los encuestados manifestó que cree que la vía para la adopción de una nueva constitución debe desprenderse de un proceso de constituyente, donde, nuevamente, los delegados sean elegidos por el pueblo en medio de una votación popular, mientras que pequeños colectivos abogan porque el proceso quede en manos de expertos designados directamente por el Congreso, autoridades civiles, o el mismo Gobierno.
La encuesta también midió, según revelan medios locales, que la mayoría de los chilenos aboga porque, en caso de ser llamada una nueva constituyente, esta no deba tardar más de seis meses en la formulación de una carta magna que sirva para cumplir con la intención de formular un documento que sustituya el vigente, legado de la época de la dictadura de Augusto Pinochet, que a lo largo de tres décadas ha estado marcada por una infinidad de reformas.
Un importante sector de la población, contrario a la visión democrática y de participación de todos los sectores posibles, ha abogado porque, en pro del consenso, la constituyente esté conformada por un número de miembros similar al del Congreso de ese país; solo 50 personas.