El mundo conoció el rostro de Gisèle Pelicot el 2 de septiembre de 2024. Una mujer de 72 años, madre, abuela, jubilada, sin redes sociales y viviendo lo que muchos creían era una vida feliz en un pueblo encantador en el sur de Francia. Ese día, Gisèle entró al Tribunal de lo Criminal de Vaucluse en Aviñón, luciendo un corte de cabello estilo bob, gafas redondas como las que usaba John Lennon y un vestido de flores verde oliva. La jornada dio inicio a uno de los juicios más perturbadores y mediáticos de la historia reciente de Francia.

Gisèle fue drogada y violada durante casi una década por su esposo y más de 50 hombres, quienes perpetraron los más terribles vejámenes en su contra. Desde su primera aparición pública ese 2 de septiembre su rostro ha aparecido en todos los medios de comunicación a nivel mundial y la razón es clara, Gisèle nunca quiso esconderse del mundo, renunció a su derecho al anonimato y mostró su rostro para dejar un mensaje: la vergüenza tenía que recaer sobre los acusados y no sobre ella.

Mientras tanto, sus victimarios, entre los que se encuentran Dominique Pelicot, quien fue su esposo durante más de 50 años, siempre escondieron su identidad, taparon sus rostros ante las cámaras y evadieron cualquier contacto por fuera del tribunal. Los más de 50 hombres involucrados en el caso tienen entre 26 y 68 años, son bomberos, obreros, padres de familia, abuelos y todos vivían en un radio de aproximadamente 50 kilómetros de distancia de Mazan, el pueblo donde vivía la pareja Pelicot.

A medida que el caso tomó relevancia por la sordidez de los detalles que se empezaron a conocer en cada una de las audiencias, el apoyo de cientos de colectivos feministas hacia Gisèle también creció. Cientos de mujeres se postraron frente al tribunal con letreros llenos de mensajes de apoyo. “La vergüenza tiene que cambiar de bando”, “Justicia por Gisèle”, “Yo soy Gisèle”, fueron algunas de las consignas que se pudieron leer y escuchar. La ola de apoyo de mujeres con pañuelos verdes y morados traspasó las fronteras y cientos de marchas se tomaron las principales plazas del mundo. El rostro de Gisèle ya no solo se veía en los titulares, también empezó a aparecer en camisetas, afiches, grafitis y murales por todo el mundo.

Hoy se pueden ver retratos a gran escala de Gisèle en las calles de Aviñón, París, Bruselas y Lille gracias a la labor de artistas como La Dame Qui Colle, quien se ha dedicado a replicar mediante su arte el rostro de una mujer que le ha demostrado al mundo cómo se ve la valentía y el coraje.

Gisele Pelicot, mujer que fue drogada y violada por más de 50 hombres. | Foto: AFP or licensors

Un matrimonio lleno de secretos

Gisèle y su ahora exesposo se conocieron en Francia en 1971 y se casaron dos años después. Tuvieron tres hijos, Caroline, David y Florian. La pareja superó algunos obstáculos que la vida de casados les trajo, desde problemas financieros hasta romances extramatrimoniales.En 2001 se divorciaron por primera vez debido a problemas económicos, aunque siguieron conviviendo juntos y en 2007 se volvieron a casar, pero con un régimen matrimonial más favorable para ambos.

En 2013, luego de haber trabajado en una empresa de electricidad y en una central nuclear, Gisèle y Dominique decidieron jubilarse juntos e irse a vivir a Mazan, un pueblo idílico en la región de Provence con solo 5.000 habitantes, reconocido por ser un paso obligado en el Tour de Francia, por sus hermosos viñedos y por haber albergado la casa familiar del Marqués de Sade, escritor francés del siglo XVIII. Allí Gisèle añoraba pasar su tiempo libre paseando en bicicleta y realizando largas caminatas junto a Lancome, su bulldog francés.

Lo que ella desconocía era que Dominique ya había empezado a drogarla y a violarla pocos años antes y que Mazan, ese pueblo idílico que habían escogido para disfrutar de su vejez, se había convertido en el punto de encuentro donde más de 50 hombres, con la venia de su esposo, perpetraron las peores atrocidades en su contra.

Para 2014, Gisèle ya había empezado a sospechar que algo no estaba bien con su salud: perdía peso, se desmayaba constantemente, se le caían mechones de cabello, había desarrollado problemas ginecológicos y tenía episodios de pérdida de memoria cada vez más frecuentes. Se sometió a diversas pruebas para determinar si sufría de alzhéimer o un tumor cerebral. La francesa estaba siendo víctima de sumisión química por parte de su esposo.

No fue hasta noviembre de 2020 que Gisèle se dio cuenta de que dormía con su propio enemigo. Para esa fecha, Dominique había sido detenido en un supermercado por grabar con su celular debajo de la falda de dos mujeres. Gracias a esa detención, la policía encontró más de 20.000 videos y fotos de Gisèle siendo violentada, completamente inconsciente, por Dominique y otros hombres.

Giselle Pelicot y Dominique Pelicot. | Foto: AFP or licensors

Entre las grabaciones y fotos encontradas en dos celulares y un computador confiscados por la policía, también se encontraron fotos de Caroline, hija mayor de la pareja, y de las esposas de David y Florian. Dominique siempre negó haber abusado de sus hijos. Desde ese fatídico noviembre de 2020 en el que todo salió a la luz, Gisèle y Dominique no se habían vuelto a ver hasta el inicio del juicio en 2024.

“Gracias, Gisèle”

Después de tres largos meses, el juicio por el caso de Mazan llegó a un veredicto final el 19 de diciembre de 2024. Dominique Pelicot fue condenado a 20 años de prisión y al resto de los 50 hombres acusados a condenas de entre cinco y 15 años. Sentencias menos severas de lo esperado por la defensa de la víctima y colectivos feministas. Con una actitud tranquila, Gisèle escuchó atentamente todas las condenas impuestas a sus violadores. Vistió una camisa azul de rayas y su característico cabello rojo al estilo bob. Esta vez no usó sus gafas redondas y todos pudieron ver sus ojos. Estuvo acompañada por sus tres hijos, sus parejas y sus abogados. En una intervención rápida, aseguró que en ningún momento se arrepintió de haber hecho público su caso.

A la salida del tribunal, una horda de mujeres coreó al unísono “Gracias, Gisèle”. En total, fueron 15 semanas de audiencias públicas en las que cientos de personas pudieron ver sin censura las atrocidades que cometieron Dominique y el resto de violadores. Se estima que fueron más de 70 hombres; sin embargo, solo se pudo comprobar la identidad de 50.

Se espera que la defensa de Dominique Pelicot apele la sentencia antes del 29 de diciembre, fecha límite impuesta por el tribunal. Se prevé también marchas hasta final de año por toda Francia de parte de colectivos feministas, exigiendo mayor severidad en las condenas de los 50 violadores.

Nueva vida

Gisèle, ahora símbolo de resiliencia y valentía feminista mundial, adoptó de nuevo su nombre de soltera y no volverá a usar nunca más el apellido Pelicot. Se mudó de Mazan desde hace varios años, tiene sesiones permanentes con un psiquiatra y finalmente pudo retomar las largas caminatas que añoraba hacer con su perro. La valentía y entereza que demostró Gisèle a lo largo de todos estos meses no solo permitió que millones de mujeres alrededor del mundo se sintieran identificadas y también alzaran su voz contra sus propios casos de violencia sexual, también que las actuales leyes francesas frente a estos casos fueran puestas en tela de juicio con la posibilidad de ser endurecidas. Gisèle ha sido incluida en la lista de las 100 mujeres más influyentes e inspiradoras de la BBC de Londres y recientemente fue portada de la revista Vogue.