Miles de franceses salieron a las calles a lo largo de la semana pasada, donde celebraron varias manifestaciones por las vías de las principales ciudades del país para protestar contra la esperada reforma de las pensiones.
Fue la primera ministra de Francia, Elisabeth Borne, quien anunció a principios de año una reforma de las pensiones que eleva la edad de jubilación a los 64 años para 2030 y aumenta en 100 euros al mes la pensión mínima para todos los beneficiarios con respecto a la prestación actual.
El ministro de Trabajo reconoció que el aumento de la edad de jubilación es uno de los aspectos en los que hay “desacuerdo” con los sindicatos, si bien ha advertido de que es “absolutamente fundamental” e inamovible, defendiendo el aumento de la edad mínima de jubilación como una medida necesaria para lograr “equilibrar el sistema”.
“Las medidas que estamos tomando son las que permiten llevar el equilibrio al sistema en 2030″, dijo ante los medios de comunicación un Dussopt que también ha tildado la reforma de las pensiones anunciada por el Gobierno como “fundamental”.
De esta manera, el gobierno del presidente francés, Emmanuel Macron, aprobó su polémica reforma de las pensiones, contra la que se manifestaron más de un millón de personas el pasado jueves 19 de enero, que empieza ahora su trámite parlamentario mientras se mantienen las protestas.
Pese a las manifestaciones y el amplio rechazo de la opinión pública, el gobierno reiteró su apuesta de retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años y adelantar a 2027 el aumento de los años necesarios para cobrar la pensión completa.
Será el 6 de febrero, antes de su llegada al Senado, que el pleno de la Asamblea Nacional (cámara baja) debatirá el polémico proyecto de ley. Por ello, los partidos de Izquierda y la oposición de extrema derecha ya anunciaron su voto en contra.
Políticamente no va a ser fácil, el oficialismo que perdió su mayoría absoluta en las elecciones de junio podría contar con el apoyo de Los republicanos para aprobar la ley o recurrir a dos polémicos mecanismos para intentar adoptarla sin someterla a votación.
“Deseo que el gobierno con los legisladores (...) puedan trabajar el texto y ajustarlo”, indicó el domingo el presidente liberal, quien llamó no obstante a “avanzar”, ya que ya hubo cambios desde el retraso a los 65 años que propuso en campaña electoral.
Para el presidente francés, Emmanuel Macron, esta reforma fue una de las medidas claves que adoptó incluso cuando estaba en campaña, que lo llevó a su reelección en abril, después que la pandemia de covid-19 le obligara a enterrar un primer intento.
Los ocho principales sindicatos se oponen y convocaron una nueva jornada de protestas el 31 de enero tras el éxito del jueves pasado. “Esperamos hacerlo mejor”, dijo el domingo a los medios RTL, LCI y Le Figaro el líder de la CGT, Philippe Martínez.
La edad de jubilación en la segunda economía de la Unión Europea (UE) es una de las más bajas de Europa y, de salir adelante la reforma, Francia se acercará a los 65 años de España o los 67 de Dinamarca.
Las protestas continúan
De Marsella a Nantes, pasando por París, una marea de personas se manifestaron contra una reforma que consideran injusta, pero que el gobierno defiende como la única manera de evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones.
“¡Nos están tomando el pelo! No saben lo que es trabajar hasta los 64 años en estas condiciones y bien podrían encontrar el dinero en otra parte, sobre todo gravando el capital”, aseguró a AFP Manon Marc, animadora escolar, en París.
Pese a que las protestas fueron mayoritariamente pacíficas, en París se produjeron choques con las fuerzas de seguridad. Cuarenta y cuatro personas fueron detenidas, según la prefectura de policía. La jornada estuvo también marcada por un llamado a la huelga, que se tradujo en perturbaciones en los servicios de trenes y de transporte público y con muchos franceses combinando trabajo y niños.
Según los sindicatos, un 70 % de docentes de primaria participaron en el paro y un 65 % en secundaria, cifras que el ministerio de Educación rebajó a 42,35 % y 34,66 %, respectivamente. Un 28 % de funcionarios no trabajó, según el gobierno.
El sector de la energía también se movilizó. Un 44,5 % de los empleados de la empresa eléctrica EDF hicieron huelga y las centrales nucleares, primera fuente de electricidad, estaban al 63 % de su capacidad, en lugar del 72 % previsto.
Con información de AFP*