Israel demolerá la casa de un palestino que mató a varios israelíes, pese a que fue construida con el dinero que la familia recibió hace años en compensación de la muerte del abuelo del atacante, a manos de un extremista judío.
En Jerusalén Este, las puertas de la casa de Moussa y Fatima Alqam y su cuatro hijos fueron selladas luego de que su hijo Khayri Alqam, de 21 años matara a siete personas frente a una sinagoga en el asentamiento de Leve Yacopí.
Khayri Alqam fue abatido el 27 de enero y su familia recibió la orden de demolición de la casa, según una política de larga data que consiste en castigar a las familias de los palestinos que matan a israelíes.
“Esperamos que la casa no sea destruida. Designamos un abogado y estamos esperando” la apelación, comentó uno de los familiares del atacante que pidió anonimato por temor a represalias.
Khayri Alqam llevaba el nombre de su abuelo muerto en 1998, presuntamente a manos de un extremista israelí.
En esa ocasión, la familia Alqam dice que recibió la visita del entonces presidente israelí, Ezer Weizman, y fue indemnizada por el asesinato. Con ese dinero construyeron la casa en el barrio al-Tur de la anexionada Jerusalén Este, y la familia ocupó el segundo piso del pequeño edificio de apartamentos, cuyos otros pisos fueron ocupados por familiares.
En 2010, un israelí fue detenido por el asesinato de Khayri Alqam y de otros palestinos, aunque posteriormente fue liberado y nadie fue condenado por esos crímenes.
“¿A quién le reclamamos?”, preguntó el familiar. “Él debe ser castigado. Nos perjudicaron en 1998 y nos perjudican hoy”, afirmó.
El israelí acusado por ese caso tuvo apoyo de Itamar Ben-Gvir, un agitador de extrema derecha que actualmente es ministro encargado de la seguridad nacional de Israel.
Los cambios en la política de demoliciones
Nadia Daqqa, abogada de la organización israelí de derechos humanos HaMoked, explicó que para las autoridades es indiferente si el estado pagó parte de la construcción.
“Para ellos es la casa donde vivía un terrorista palestino”, señaló. Cuando las fuerzas israelíes derriban un apartamento dentro de un edificio, destruyen las paredes para que sea inhabitable.
Los diferentes gobiernos israelíes han adoptado la política de demoliciones, pero dan un período después de emitida la orden para que los residentes puedan apelar.
Eso cambió en la casa de Alqam, que bajo el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu, fue sellada 48 horas después del ataque del 27 de enero.
“Estos cambios comenzaron con el nuevo gobierno de derecha”, explicó Daqqa, quien representa a clientes con órdenes de demolición.
“Y la política de demolición fue expandida para incluir casos en los que no hubo muertes y operativos (ataques) realizados por niños”, agregó. El gabinete israelí anunció en enero que la casa de un niño de 13 años que disparó e hirió a dos israelíes en Jerusalén Este, también sería sellada.
En al-Tur, Fatima y Moussa Alqam se mudaron al apartamento de la madre de él en el mismo edificio del apartamento sellado, junto a sus hijos de seis a 16 años.
El edificio de cuatro pisos es como un “puesto de control militar”, según Moussa Alqam, con las fuerzas israelíes estacionadas en la propiedad desde hace más de dos semanas.
Un castigo para toda la familia
Fatima Alqam dijo que su hijo no era propietario de la vivienda, que está a nombre de su abuela. Pero bajo la legislación israelí, se puede emitir una orden de demolición al familiar de un atacante como una forma de “castigo colectivo”, señaló Daqqa.
Tal política generó confusión cuando la oficina de Netanyahu anunció que iba a “sellar y demoler la casa” de un palestino de 31 años que mató a tres israelíes en Jerusalén Este, antes de ser abatido a tiros.
Cuando las autoridades descubrieron que el atacante palestino, Hussein Qaraqe, alquilaba un apartamento que no pertenecía a un familiar, así que buscaron una casa alternativa para demoler. Escogieron la casa de sus padres y la sellaron antes de la demolición prevista, contó Daqqa.
*Con información de AFP