El gobierno izquierdista de Chile dejó sin efecto una resolución que denominaba al despacho de la primera dama como “Gabinete de Irina Karamanos”, nombre de la pareja del mandatario Gabriel Boric.
En medio de una fuerte polémica en redes sociales y una queja formal ante la Contraloría por parte de parlamentarios de la derecha opositora, el Gobierno anunció que “(dejó) sin efecto la modificación”, en la que también se precisaban las funciones de la primera dama. El despacho se llamará ahora “Coordinación Sociocultural de la Presidencia de la República”.
“Debido a este error administrativo, la denominación ‘Gabinete Irina Karamanos’ ha sido sustituida, en línea con la transformación paulatina del rol de ‘primera dama’, por Coordinación Sociocultural de la Presidencia de la República”, indicó un comunicado del Gobierno.
Legisladores de derecha habían considerado “inconstitucional” la resolución y estimaron que “(al denominar) a la institución con el mismo nombre de la persona que la ejerce, existe un claro abuso de poder”.
“¿En qué momento nuestra República se convirtió en una monarquía? ¿Por qué Irina Karamanos tiene un gabinete con nombre y apellido? ¿Por qué el Estado está al servicio de ellos y no de los chilenos? Que vergüenza”, comentó el Twitter el excandidato presidencial ultraconservador, derrotado por Boric, José Antonio Kast.
Antes de asumir la Presidencia, Boric afirmó que estaba a favor de abolir la función de primera dama.
Karamanos, una cientista social de 32 años, pareja de Boric desde 2019, asumió ese papel con la promesa de darle una visión “más feminista” así como reducir el personal y los sueldos de sus colaboradores. Ella no recibe salario por sus funciones.
Más problemas para Boric
Esta polémica se suma al problema que vive el Gobierno chileno por cuenta de los trabajadores de todos los sectores de la estatal chilena Codelco, la mayor productora de cobre del mundo, que comenzaron el pasado 22 de junio un paro nacional “indefinido” que, según los sindicatos, tiene un costo de 20 millones de dólares al día para la compañía.
Las plantas de la empresa amanecieron con protestas en sus inmediaciones para protestar por el anuncio de Codelco el pasado viernes del cierre de la fundición Ventanas, en la bahía de Quintero y Puchuncaví, a unos 140 km al oeste de Santiago, zona conocida como el “Chernóbil chileno” por ser una de las áreas más contaminadas del país.
“A esta hora tenemos reportes desde las otras divisiones de Codelco como Chuquicamata (norte), Gabriela Mistral (norte), Radomiro Tomic (norte), Salvador (norte), Andina (centro) y El Teniente (centro) señalándonos que hay pleno apoyo a esta paralización y en solidaridad de los trabajadores y trabajadoras de la División Ventanas”, informó la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC) a través de un comunicado.
La FTC agrupa a unos 14.000 trabajadores de Codelco y el llamado también convoca a los contratistas externos, superando los 40.000 trabajadores, según explicó el presidente de la FTC, Amador Pantoja, en un canal local. Los sindicatos consideran “arbitraria” la decisión del cierre de la fundición Ventanas y exige al Gobierno la inversión a través de Codelco de 54 millones de dólares para que la planta cumpla los estándares ambientales más altos.
El paro tiene un costo para la compañía de alrededor de 20 millones de dólares al día, advirtió Pantoja.
Barricadas incendiadas y decenas de trabajadores se manifestaban con banderas de Chile bloqueando en el acceso de la fundición Ventanas. “No al cierre, sí a la inversión”, indicaba una de las pancartas de los manifestantes.
La decisión de Codelco se tomó después de un nuevo episodio de contaminación del aire el 9 de junio que afectó a 115 personas, la mayoría escolares, y obligó al cierre de las escuelas de la zona, tal como se ha repetido desde hace décadas por la polución en el lugar.
“No queremos más zonas de sacrificio” ambiental, dijo el presidente izquierdista Gabriel Boric. “Como chileno me avergüenza”, añadió.
La organización medioambiental Greenpeace calificó esta zona como el “Chernóbil chileno” luego de que en 2018, debido a un episodio grave de contaminación, unas 600 personas de Quintero y Puchuncaví acudieran a centros médicos con un cuadro clínico atípico, como vómitos de sangre, dolores de cabeza, mareos, parálisis de las extremidades, además de extrañas ronchas en la piel de los niños.
*Con información de la AFP.