Cientos de personas han sido detenidas este miércoles 10 de mayo en el marco de las protestas registradas en Pakistán contra la detención del ex primer ministro Imran Khan. Tras lo anterior, el gobierno ordenó el despliegue del Ejército para tratar de controlar los desmanes en varias provincias.
El exprimer ministro de Pakistán, Imran Khan, compareció este miércoles ante una corte especial de la capital Islamabad por cargos de corrupción, al día siguiente de su inesperada detención, que desató violentas protestas en todo el país.
La audiencia se celebró a puerta cerrada, pero algunos medios de comunicación, citando fuentes anónimas, dijeron que los fiscales pidieron que Khan permaneciera en prisión preventiva durante 14 días.
Su arresto se produjo tras meses de crisis política y después de que el exgobernante acusara a los militares -que tienen un gran poder en el país- de haber estado implicados en un complot para asesinarlo.
La policía se enfrentó a seguidores del partido Pakistán Tehreek-e-Insaf (PTI, Partido Pakistaní por la Justicia), de Khan, a lo largo de la noche del martes en ciudades de todo el país.
Medios locales reportaron dos muertos en esos choques y la policía informó de cerca de 1.000 detenidos.
La policía lanzó gases lacrimógenos y usó un cañón de agua para dispersar a sus partidarios que protestaron en Karachi y Lahore. En Islamabad y en la vecina Rawalpindi los manifestantes bloquearon las carreteras.
En Peshawar, una multitud destruyó el monumento Chaghi, una escultura en forma de montaña que recuerda el sitio de la primera prueba nuclear de Pakistán.
El arresto de Imran Khan “se hizo de conformidad con la ley”, declaró el ministro del Interior, Rana Sanaullah.
“Más incertidumbre”
“En un momento en el que ya estamos luchando por alimentar a nuestros hijos, se crea más incertidumbre”, dijo Farooq Bhatti, un conductor de camioneta, el miércoles en Rawalpindi.
“La violencia no le sirve a nadie (...) todo el mundo se verá afectado”, agregó a AFP.
Las autoridades ordenaron el cierre de las escuelas a nivel nacional y restringieron el acceso a las redes sociales.
La detención de Khan estuvo a cargo del principal órgano de lucha contra la corrupción, el National Accountability Bureu (NAB), “un organismo independiente que no es controlado por el gobierno”, sostuvo el ministro.
El partido PTI había llamado a sus partidarios a salir a las calles, pero la policía advirtió que hay una ordenanza en vigor que prohíbe las concentraciones de más de cuatro personas y que la aplicarían de forma estricta.
El PTI se comprometió en Twitter a impugnar la detención, al indicar que los dirigentes del partido se reunirán el miércoles en la Corte Suprema de Pakistán.
Shah Mehmood Qureshi, vicepresidente del partido, llamó a que las protestas continúen “de manera legal y pacífica” y condenó el trato de la policía a los manifestantes.
Causa por corrupción
“Imran Khan ha sido detenido por el caso de Qadir Trust”, informó la policía de Islamabad en su cuenta de Twitter, en referencia a una causa por corrupción.
Khan fue expulsado del poder el año pasado por una moción de censura y busca presionar al frágil gobierno de coalición para que organice elecciones anticipadas antes de octubre.
El ex primer ministro enfrenta decenas de procesos judiciales, una táctica que ha sido utilizada en Pakistán por los gobiernos para silenciar a sus oponentes, estiman analistas.
Su arresto se produjo después de que el fin de semana Khan reiterara en un mitin que el general de división Faisal Naseer, un alto mando de los servicios de inteligencia, está implicado en el intento de asesinato que sufrió el exgobernante en noviembre de 2022.
El lunes el ejército lanzó una advertencia con respecto a lo que calificó como “acusaciones sin fundamento” hechas por Khan.
Por su parte, el primer ministro, Shehbaz Sharif -a quien Khan también acusó de estar implicado en el ataque a tiros que lo dejó herido en una pierna- dijo que las acusaciones sin pruebas “no pueden permitirse y no van a ser toleradas”.
En Washington, los jefes de la diplomacia de Estados Unidos, Anthony Blinken, y del Reino Unido, James Cleverly, pidieron que se respete “el estado de derecho” en el país.
*Con información de AFP