Hace tres meses se cumplió un año desde que el gobierno de Vladimir Putin pusiera en marcha su “operación militar” contra Ucrania. A partir de aquel 24 de febrero, las hostilidades entre ese país y Rusia han tomado un papel protagónico que se ha extendido más allá del este de Europa, incluso, con consecuencias globales.

Los ataques, acusaciones mutuas e intentos por tomar el control de territorios como Bajmut han prolongado indefinidamente una guerra en la que ninguna de las partes vaticina dar marcha atrás o intentar realmente volver a la mesa de negociaciones y apostar por una solución diplomática. En medio del conflicto sigue estando una población a la espera de que sus temores se terminen, puedan regresar a casa y comenzar de nuevo sus vidas.

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En el marco de los choques, Moscú sintió este martes 30 de mayo el impacto de un ataque inédito con drones, mismo que coincidió con una serie de bombardeos en Kiev. Varios de estos elementos cayeron en la madrugada de la jornada anterior contra edificaciones de la capital rusa y sembraron el temor entre la población.

“Estábamos todos durmiendo, eran las 4:00 a. m. De repente hubo dos explosiones y se activaron las alarmas de todos los coches”, relató Maxim, de 40 años, cerca de la calle Atlassova, donde cayó uno de los artefactos.

La respuesta de Vladimir Putin

El presidente, Vladimir Putin, acusó a las fuerzas ucranianas de querer sembrar el temor en su país. “El régimen de Kiev ha elegido (...) aterrorizar a Rusia e intimidar a los rusos”, dijo el mandatario durante unas declaraciones por televisión pública. De acuerdo con las autoridades, en total fueron ocho los drones detectados en Moscú y su región. Estos habrían sido neutralizados; sin embargo, algunos fragmentos terminaron sobre los edificios.

Crecen las tensiones entre los gobiernos del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y de Rusia, Vladimir Putin. | Foto: Reuters / Valentyn Ogirenko/File Photo (izquierda), Reuters / Sputnik/Sergei Karpukhin/Pool (derecha)

Según el jefe del Kremlin, el ataque contra su nación es una represalia por el reciente bombardeo contra el cuartel general de los servicios de inteligencia militar ucranianos. Al respecto, Kiev no se pronunció sobre un ataque contra ese lugar. Aunque el lanzamiento de drones hacia Moscú sólo dejó dos heridos sin daños materiales de consideración, las secuelas psicológicas no fueron menores.

Sobre este hecho, el gobierno de Putin nuevamente lanzó un señalamiento indirecto hacia las potencias occidentales, mismas que han mostrado (durante los últimos meses) su respaldo a Volodímir Zelenski. Por su lado, el Departamento de Estado estadounidense afirmó que Washington no apoyaba “los ataques dentro de Rusia”.

¿Una nueva fase de la guerra?

Tanto la capital ucraniana como diversas zonas han vivido, particularmente en los últimos 15 meses, la zozobra por estar en medio de un conflicto del cual no se han librado ni los civiles, muchos de los cuales tuvieron que abandonar su país y la vida que conocían hasta entonces. En cuanto a Rusia y otras zonas de la nación, la cantidad y proporción de ataques no es una constante.

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“Pensaba que todo eso quedaba lejos, que no nos afectaba, y de repente ha ocurrido esto al lado de nuestra casa”, contó Tatiana Kalinini, una jubilada que reside en un barrio de la capital donde cayó uno de los drones. Agencias de noticias rusas señalaron que uno de esos artefactos “penetró en un apartamento” localizado en la planta catorce de un conjunto residencial, sin explotar.

Por otro lado, este miércoles las fuerzas de Putin aseguraron haber asestado recientemente un nuevo golpe contra las tropas adversarias. “El 29 de mayo, un ataque de alta precisión de la fuerza aérea rusa en la zona de anclaje en el puerto de Odesa destruyó el último buque de guerra de la marina ucraniana, el ‘Yuri Olefirenko’”, señaló el Ministerio de Defensa.

*Con información de AFP.