Este domingo 7 de mayo, cerca de las 8:30 a. m., un hombre atropelló a varias personas que se encontraban en una parada de bus frente a un refugio para migrantes, el Centro Obispo Enrique San Pedro Ozanam. El anuncio lo hicieron las autoridades de Brownsville, en Texas, donde ocurrieron los hechos; al momento, son 8 las personas fallecidas y siete de las víctimas fatales que se dieron a conocer el domingo eran de nacionalidad venezolana.
¿Qué pasó?
El Centro Obispo Enrique San Pedro Ozanam, de la cuidad de Brownsville, no era normalmente un refugio para migrantes, sino para personas que se encontraban sin hogar. Debido al reciente aumento de migrantes en la zona, el centro cambió su propósito y ahora se encuentra recibiendo personas de distintas nacionalidades que no cuentan con condiciones básicas de bienestar y que viven en el país de manera irregular.
En el momento de la tragedia, decenas de migrantes se encontraban en frente del centro, cerca de una parada de bus. El carro que los embistió era una camioneta de gran tamaño y, aunque al momento se reportan ocho muertos, en redes sociales se difundieron impactantes imágenes de los heridos y el mal estado en que quedaron después del paso del vehículo. Las imágenes no serán replicadas en este medio por respeto a las víctimas y sus familiares.
El teniente Martín Sandoval, de la policía de Brownsville, notificó que inicialmente siete personas habían fallecido en el incidente, todos de nacionalidad venezolana. Sandoval reportó que diez personas más resultaron gravemente heridas y fueron llevadas a un hospital local para recibir tratamiento. Uno de esos diez heridos murió hace pocas horas, pero aún no se conoce información sobre su nacionalidad.
De acuerdo con un informe de CNN en el lugar, el hombre que conducía el vehículo venía a una velocidad muy alta y se pasó una luz de un semáforo en rojo.
El conductor
El conductor resultó herido y fue trasladado a un hospital, de acuerdo con las declaraciones del juez Eddie Treviño Jr. del condado de Cameron que recoge el New York Times.
Hasta el momento, el hombre no ha cooperado con las autoridades, ha hablado en inglés y en español con la Policía, y no hay claridad sobre el hecho para concluir si fue o no un acto intencional.
El conductor es un hombre mexicano que ha pasado años en prisión con un largo historial criminal.
Las víctimas
Brownsville es una ciudad fronteriza en el Valle del Río Grande de Texas y se encuentra situada en una de las regiones más pobres del país, ocupada por una población mayoritariamente hispana.
De acuerdo con el New York Times, en días recientes se habla de un ingreso de migrantes irregulares, de hasta 1.500 inmigrantes al día llegando a la ciudad. Se sabe que los migrantes que fueron víctimas del hecho habían estado llegando a la frontera hacía poco, dos o tres días, previendo el fin del Título 42, una regla de la era Trump que permitía la fácil expulsión de inmigrantes, pero cuyo fin tendrá efectos impredecibles.
Inicialmente no fueron las autoridades sino un grupo de personas el que detuvo al conductor, que intentó fugarse del lugar. De acuerdo con las declaraciones de Eyder Hernández ―una de las personas que capturó al hombre―, se trataba de un grupo muy unido, pues en el viaje de Venezuela a Texas, “el grupo de migrantes se convirtió en una familia”.
El New York Times recoge también el testimonio de Michael Eduardo de Aponte Fonseca, de Caracas, Venezuela, que también se encontraba en el lugar. Fonseca dijo que el conductor había gritado insultos contra los inmigrantes, mientras intentaba huir del lugar. “Vi lo que sucedía a mi alrededor y no quería ver más”, dijo. “Agarré mis cosas y, asustado y en estado de shock, crucé la calle”.
Fin del Título 42
El próximo jueves 11 de mayo Estados Unidos le pondrá fin al Título 42, una medida que se implementó bajo la administración de Donald Trump y que se convirtió en otro ‘obstáculo’ para quienes han apelado al tránsito irregular como alternativa. En ese sentido, el Gobierno norteamericano ha sido enfático en exhortar a los migrantes para que se abstengan de viajar indocumentados.
Esa normativa se puso en marcha en marzo de 2020 cuando los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, CDC, emitieron una alerta, a fin de frenar la propagación del coronavirus. En pleno auge de la pandemia, la medida daba luz verde para expulsar a un mayor número de personas al ‘ampararse’ en la salud pública estadounidense.
Aunque la culminación de esa disposición podría ser vista por varios como una nueva oportunidad de ingreso, lo cierto es que si no se cuenta con los papeles en regla ese país ya contempla opciones más “severas” para enfrentar la crisis fronteriza. Lo que ha recalcado la administración Biden en las últimas semanas es que los intentos para llegar ilegalmente serán en vano.
El Departamento de Seguridad Nacional Estadounidense (DHS) estima que, una vez se derogue la polémica medida sanitaria, el número de personas que buscarían cruzar la frontera diariamente se duplicaría. Cifras, recogidas por la cadena internacional CNN, estiman que los números se situarían entre 9.000 y 14.000, lo que pone la lupa en qué política aplicará el Gobierno.
En entrevista con Noticias Telemundo el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, reiteró que el fin de la normativa no equivale a mayores facilidades para entrar a la nación sin papeles. “La frontera no está abierta. Llegado el 11 de mayo vamos a utilizar las autoridades de migración y vamos a poner consecuencias más severas que las del Título 42: la gente estará expulsada y se les prohibirá entrar a Estados Unidos por al menos cinco años”, enfatizó el funcionario.