Los países importadores de alimentos pagarán más, pero recibirán menos en 2022, debido a la guerra en Ucrania, advirtió este jueves la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) “Es preocupante que muchos países vulnerables paguen más, pero reciban menos alimentos”, lamentó la FAO en su informe “Perspectivas alimentarias”.
La invasión rusa a Ucrania desde el pasado 24 de febrero ha tenido un impacto global, al agravar las crisis alimentarias debido al alza de los precios de cereales y fertilizantes. “El costo mundial de las importaciones de alimentos aumentará en 51.000 millones de dólares con respecto a 2021, de los cuales 49.000 millones se deben únicamente al aumento de los precios”, señaló la FAO.
Este aumento de la factura se explica en primer lugar por “la subida de los precios y los costos del transporte y no por el aumento de los volúmenes”, subrayó.
En 2022, de hecho, “la producción mundial de los principales cereales disminuirá por primera vez en cuatro años” y su uso mundial también “registrará un descenso por primera vez en 20 años”, apuntó el organismo.
La producción mundial de trigo, por ejemplo, disminuirá a 771 millones de toneladas, según la FAO. La agencia de la ONU resalta un contexto tenso, con cosechas inciertas debido a la guerra en Ucrania o incluso a sequías, como la que tiene lugar en la India o en Argentina.
Argentina, octavo productor de trigo, informó también que su superficie sembrada con trigo será de 6,2 millones de hectáreas, la menor de los últimos 12 años.
La FAO precisó, sin embargo, que el consumo humano directo de cereales “no se verá afectado”, ya que el descenso de las exportaciones “provendrá de la disminución del empleo de trigo, cereales secundarios y arroz para la alimentación animal”.
Reducción del rendimiento
El informe analiza el impacto de la guerra en Ucrania, un conflicto entre dos superpotencias agrícolas que representaban el 30 % del comercio mundial de trigo y el 78 % de las exportaciones de aceite de girasol.
Desde el inicio de la invasión, los precios del trigo aumentaron un 40 %, destacó. “Más de treinta países, importadores netos de trigo, dependen de estos dos países para al menos un 30 % de sus importaciones”, indicó la FAO.
Aunque los aumentos de precios “suelen ser una ventaja para los productores” de insumos, se plantean interrogantes “sobre la posibilidad de que los agricultores del mundo puedan permitirse comprarlos”.
La FAO está especialmente preocupada por la reducción del rendimiento en la próxima cosecha si algunos agricultores deciden reducir el uso de fertilizantes, cuyo precio se ha triplicado en un año y del que Rusia es uno de los principales exportadores.
La guerra también ha frenado considerablemente las exportaciones de la región del mar Negro debido al bloqueo de los puertos ucranianos y al aumento del coste de los seguros para los graneleros que operan en la zona.
A medida que se acerque la nueva cosecha, se planteará también la cuestión del almacenamiento de grano en Ucrania, donde puede haber escasez de silos.
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