Semanas atrás, la guerra en Ucrania se vio marcada por la fractura interna que se presentó en el bloque de Rusia, por cuenta de la insatisfacción por parte de los miembros del grupo paramilitar Wagner frente a la ayuda que les prestaba el ejército ruso, llevando incluso a que se planteara una marcha hacia Moscú y un abandono de los frentes de batalla.
No obstante, las negociaciones internas lograron que el Kremlin convenciera a los líderes de Wagner de seguir en el frente de batalla, uniéndose al ejército, o si lo deseaban, retirarse amnistiados de eventuales cargos de rebelión, para establecerse en Bielorrusia.
Sin embargo, el tema de la rebelión del grupo Wagner ha ido mucho más allá, luego de que miembros de la misma organización armada lograron denunciar, en información retomada por medios internacionales, que parte de los miembros del bloque armado, resultaron siendo ejecutados por no seguir las órdenes de rebelión en contra del Kremlin.
Sobre el particular, de acuerdo con lo precisado por medios internacionales, los señalamientos de la brutalidad en contra de sus propias filas, recaen en contra de uno de los líderes de la agrupación, identificado como Yaroslav Shekhovtsov, subalterno del oligarca ruso Yevgeny Prigozhin, conocido como el chef de Putin.
De acuerdo con la denuncia que ha trascendido a medios internacionales, los uniformados que no siguieron la rebelión fueron ejecutados a tiros, luego de que hicieron pública su negativa de seguir el alzamiento en armas ocurrido a finales del mes de junio.
Sobre el particular, la denuncia señala que habrían sido dos las víctimas del enjuiciamiento interno, y que en medio de las denuncias, también se determinó la detención del comandante de Wagner, Yaroslav Shekhovtsov, un hombre de 35 años, quien fue señalado de los asesinatos.
Las investigaciones sobre el hecho, derivadas de la denuncia de otros miembros que no deseaban revelarse a Putin, se conocieron también tras el hallazgo del cuerpo de los miembros de Wagner, en inmediaciones de una carretera que comunica a las localidades de Voronezh-Luhansk; la ruta empleada para movilización de los mercenarios en medio de la campaña que los iba a llevar a Moscú.
Según el informe de los medios internacionales, el enjuiciamiento de los dos soldados se presentó por ‘desobedientes’, en medio de hechos que habrían despertado terror al interior del mismo bloque, y que sirvió para disuadirlos de no contrariar las órdenes de la cabeza del grupo paramilitar, el mismo que terminó exiliado en Bielorrusia para no ser enjuiciado en su país.
Dicho enjuiciamiento interno se recoge en medio de una confesión de la que hace eco el diario británico The Sun, que precisa que Shekhovtsov, admitió haber disparado en contra de sus hombres por desobedecerle.
Este hecho se denunció en momentos en que desde el oficialismo ruso se estaría adelantando una suerte de purga interna en sus filas, luego de que lo ocurrido en el mes de junio fue considerado como el mayor peligro o amenaza al poder de Putin desde su llegada al curubito del poder en 1999.
Esta información ha despertado especial atención internacional, luego de que se conociera que en el marco de las acciones tomadas por Putin tras el conato de rebelión en contra del Kremlin, no se ha vuelto a tener conocimiento público de uno de sus generales, Sergey Surovikin, sobre quien no se tiene información desde el 24 de junio.
En medio de la rebelión frustrada, también se ha notado la ausencia de otro alto militar conocido como Yevkurov, el cual, según la inteligencia británica, ha estado ausente en espacios televisados ocurridos tras el control de la rebelión.
Según refieren medios internacionales, en medio de las denuncias de Prigozhin, que impulsaron la revuelta contra el Kremlin señalando falta de apoyo por parte del Ejército, se ha revelado que otro de los altos militares que ha desaparecido de la esfera pública, es Gerasimov, uno de los comandantes a los que más cuestionaba el líder de Wagner, y que fue motivo para el levantamiento armado del grupo de mercenarios.
La rebelión de finales de junio estaba dirigida principalmente contra algunos subalternos de Putin, a quien Wagner señalaba de irregularidades en su gestión.
El fin de la revuelta, se logró precisamente luego de que el presidente de Bielorrusia, Alexadner Lukashenko, mediara para lograr un acuerdo y amnistía entre Putín y el líder de Wagner, Yevgeny Prigozhin.
Parte del acuerdo señaló que Wagner debía retirarse a Bielorrusia, acción que se presentó, incluso bajando la bandera de Rusia de su campamento principal.
Tras la desmovilización de la revuelta, los miembros de Wagner han ido llegando a Bielorrusia para adelantar labores de capacitación para miembros de la institución militar en Bielorrusia.
Actualmente, el paradero de Yevgueni Prigozhin es incierto, aunque se ha afirmado que este, y otras cabezas de Wagner, visitaron hace un par de semanas a Putin en Moscú, mientras que inteligencia de Estados Unidos ha descartado que Wagner esté participando de forma “significativa” en los combates en Ucrania.