Ucrania pidió este miércoles –28 de septiembre– a la Otan y la Unión Europea más ayuda militar y nuevas sanciones contra Moscú después de que las autoridades prorrusas proclamaran victoria en los discutidos referendos celebrados en cuatro regiones ucranianas ocupadas y reclamaran su anexión a Rusia.
“Querido Vladimir Vladimirovich (...) le pedimos examinar la cuestión de la adhesión de la República Popular de Lugansk a Rusia como sujeto de la Federación de Rusia”, declaró Leonid Pasechnik, jefe separatista prorruso de Lugansk, en el este de Ucrania, en un texto publicado en Telegram.
Tanto Pasechnik como el jefe de la administración prorrusa de Donetsk afirmaron que prevén viajar a Rusia para formalizar la anexión.
Y los dirigentes de las administraciones de ocupación de las regiones meridionales de Jersón y de Zaporiyia enviaron cartas similares al presidente ruso, Vladimir Putin, tras haber anunciado el martes los resultados de las votaciones.
Para Rusia, “los resultados de este plebiscito hablan por sí solos” y, en un comunicado, la diplomacia rusa afirmó que “los habitantes del Donbás [Lugansk y Donetsk], de Jersón y de Zaporiyia no quieren volver a su vida de antes, y han hecho una elección consciente y libre en favor de Rusia”.
Pero los aliados de Kiev anunciaron que no reconocerían su resultado. Incluso China, supuestamente cercana a Moscú, pidió respeto a “la integridad territorial de todos los países”.
Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Canadá reiteraron el miércoles que “nunca” reconocerían los resultados de las votaciones, una promesa que ya hizo el G7 días antes.
Pero el Gobierno ucraniano quiere que las palabras se traduzcan en hechos y reclamó más armas, a pesar de las advertencias de Moscú de que podría emplear su arsenal nuclear para proteger esos territorios en caso de anexión.
“Ucrania pide a la UE, a la Otan y al Grupo de los Siete aumentar su presión sobre Rusia inmediata y significativamente, incluyendo la imposición de nuevas sanciones, y aumentar significativamente su ayuda militar”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores ucraniano.
En su comunicado enumeró “tanques, aviones de combate, vehículos armados, artillería de largo alcance, material antiaéreo y equipamiento de defensa antimisiles”.
El miércoles, Estados Unidos anunció un nuevo paquete de armas y suministros para Ucrania por valor de 1.100 millones de dólares.
“Al final ganaremos”
Los referendos suponen un punto de inflexión en la guerra después de la exitosa contraofensiva lanzada por Ucrania en las últimas semanas que empujó a Putin a declarar una movilización parcial de reservistas.
Juntas, las cuatro regiones constituyen un importante corredor terrestre entre Rusia y la península de Crimea, que Moscú se anexionó en 2014 en un proceso similar al actual.
Contando esta península, Rusia controlaría alrededor de un 20% de toda Ucrania, cuyas tropas han recuperado importantes franjas de terreno, especialmente en el noreste.
“Estas votaciones no son legítimas. Creemos en nuestras fuerzas. Al final ganaremos”, decía Denis Kochkov, un empleado ferroviario de 30 años.
Y en Rusia, en la región de Belgorod, cerca de la frontera con Ucrania, una explosión de munición provocada –según el gobernador– por un “error humano” dejó al menos 14 heridos.
“Estoy conmocionada”
Se espera que los diputados rusos voten rápidamente sobre la incorporación de estos territorios y, según las agencias de prensa de país, Putin podría firmar a finales de semana las leyes de anexión.
La amenaza del líder del Kremlin de usar armas nucleares y de movilizar a cientos de miles de reservistas causó temor, protestas y un éxodo de hombres en edad de servicio hacia países vecinos como Georgia y Kazajistán.
En la frontera con Georgia, que cada día cruzan cerca de 10.000 rusos, según Tiflis, y donde se formaron enormes filas, la situación llevó a las autoridades rusas locales a restringir la entrada de vehículos.
El gobierno de la región rusa fronteriza de Osetia del Norte también decretó el estado de emergencia. Las autoridades federales anunciaron que ya no proporcionarán pasaportes a las personas movilizadas por el Ejército.
En una oficina militar en San Petersburgo, los sentimientos predominantes eran la confusión y la resignación mientras los nuevos reclutas y sus familiares veían sus nombres en las listas.
Nikita, un recluta de 25 años, se despedía entre lágrimas de su prometida de 22 años. “Si tienes que ir, tienes que ir”, decía resignado.
“No sé qué decir. Estoy conmocionada”, decía su pareja Alina.
En tanto, la presión económica sobre Rusia sigue aumentando.
La UE propuso un octavo paquete de sanciones, incluyendo un tope en el precio del petróleo ruso, además de medidas restrictivas contra responsables por referendos de anexión de territorios ucranianos; y los tres bancos públicos turcos que utilizaban el sistema ruso de pagos Mir anunciaron que suspenderán su uso.
Por otro lado, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá el viernes, a petición de Rusia, para discutir sobre el supuesto “sabotaje” de los dos gasoductos Nord Stream que conectan a Rusia con Alemania en el mar Báltico, y que se vieron afectados por filtraciones espectaculares precedidas por explosiones submarinas.
Después de que la diplomacia rusa dijera que el presidente estadounidense, Joe Biden, debía aclarar si Washington está detrás de esas fugas, una portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos tildó la petición de “ridícula” y señaló que, con ella, Rusia lo único que hace es “difundir desinformación”.
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