El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha reconocido este lunes la dificultad de movilizar a la comunidad internacional para hacer frente a la crisis que vive Haití a través de una propuesta de formación de una fuerza policial internacional para acabar con las bandas armadas y apoyar un proceso político que obtenga el reconocimiento de todas las partes.

“Ha sido un ejercicio difícil. Ha sido difícil movilizar la voluntad de aquellos que tendrían la mejor capacidad para liderar esta operación. También han sido difíciles de crear las condiciones políticas para facilitar que diferentes países acepten formar parte de esta acción”, ha declarado Guterres en una rueda de prensa conjunta con el primer ministro de Jamaica, Andrew Holness.

Guterres, que ha mostrado su apoyo a las iniciativas jamaicanas, ha agradecido a Holness que Jamaica haya sido el primer país que “manifestó inmediatamente su disposición a participar en esta operación”, así como por su contribución a un proceso político “que trata de reunir a las distintas partes interesadas para encontrar una salida a esta crisis política”.

Haití se encuentra en medio de una crisis económica y social y las pandillas han aprovechado el momento para desatar la violencia en la capital, Puerto Príncipe | Foto: Con derechos gestionados de AFP

“Quiero, una vez más, pedir a la comunidad internacional que comprenda que una solidaridad efectiva con Haití no es solo una cuestión de generosidad, es esencialmente una cuestión de interés propio inteligente, porque la situación actual en Haití refleja una amenaza para la seguridad de toda la región y más allá”, ha manifestado Guterres después de prometer a Jamaica su “firme defensa” de que la comunidad internacional “reconozca el éxito de sus esfuerzos”.

Así, el secretario general de la ONU ha sostenido que el país centroamericano “se encuentra en una situación muy trágica”, en la que el sistema político está paralizado, los niveles de violencia de las bandas “son absolutamente terribles” y las necesidades humanitarias son “dramáticas”.

“El número de personas muertas, el número de personas que no pueden vivir su vida, los dramáticos problemas de inseguridad alimentaria son, en efecto, algo que necesita un compromiso mucho mayor por parte de la comunidad internacional”, ha subrayado.

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La escalada de violencia en que vive sumido a Haití, con zonas prácticamente controladas por bandas armadas e incidentes diarios de ataques y secuestros, se ha cobrado la vida desde principios de año de más de 1.400 personas, según una estimación de Naciones Unidas, que ha reclamado “apoyo urgente” para el país más pobre de las Américas.

Según medios de Haití, hay al menos al rededor de 200 bandas criminales disputándose Puerto Príncipe sin control. De acuerdo con un reportaje del diario chileno La Tercera, al menos el 80 % de la capital haitiana está bajo el control de estos grupos. La situación es tal que cada vez es más se vuelven más cotidianas las llamadas limpiezas sociales, o como se les denomina allá, “cacerías de bandidos”, dónde civiles salen a linchar con machetes en mano a los delincuentes.

Al parecer, la situación del país empeoró tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021. De acuerdo con el último informe de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, entre enero y marzo del 2023 en el país a diario se viven tiroteos, quemas masivas de personas dentro del transporte público, asesinatos a estudiantes de colegio por balas perdidas y ejecuciones públicas.

El aumento de la violencia armada ha provocado a su vez un empeoramiento en las cifras del hambre, hasta el punto de que este año habrá un 30 por ciento más de niños afectados por desnutrición aguda grave, según el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), que teme que las cifras pasen de 87.500 a 115.600.

Niños en Haití

De acuerdo con cifras de Unicef, al menos 4,9 millones de haitianos sufren de desnutrición, y la población total es de tan solo 11 millones de personas. Además, con la creciente inflación, que ya supera el 50 %, adquirir alimentos es cada vez más difícil. Lo que deja al país en lo que describe el alto comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Volker Türk, “suspendido al borde del precipicio”