Cuando escuchó los disparos, la turista francesa Anne-France Brill pensó por una fracción de segundo que había una celebración en el mercado afgano donde ella y sus compañeros de viaje se detuvieron a comprar fruta. Pero enseguida oyó gritar a una de sus compañeras. “Me di cuenta de que tenía sangre por todo el vientre”, contó la mujer a la AFP.
La francesa, de 55 años, estaba sentada en una furgoneta durante una visita en grupo a la ciudad de Bamiyán el viernes por la tarde, cuando un hombre armado se acercó a los vehículos y abrió fuego. Brill salió ilesa, pero su compañera de viaje, una lituana que estaba a su lado, resultó herida. “Se había puesto completamente blanca”, dijo Brill. “Decía: ‘Tengo frío, tengo frío... Voy a morir’”.
En el ataque murieron tres turistas españoles: dos mujeres que eran madre e hija y un hombre de 63 años, según las autoridades del país europeo. También indicaron que otra española, una mujer de Bilbao de 82 años, resultó herida de gravedad aunque “evoluciona favorablemente”. La ráfaga de disparos sólo duró unos segundos, pero le siguieron largos minutos de incertidumbre.
Agachados en el suelo de la furgoneta, los turistas se preguntaban qué había pasado, si todo había terminado, qué hacer. “Había sangre por todos lados”, contó Brill. Poco después las autoridades talibanes acordonaron el lugar. Cuando se acercaron a la furgoneta, Brill aún no estaba segura de estar a salvo. “Pero no tuvimos más remedio (que salir), ya que teníamos heridos” en el auto, explicó.
Evacuados a Kabul
El ataque fue reivindicado el domingo por el grupo Estado Islámico (EI), cuyos “combatientes dispararon (...) con ametralladoras contra turistas cristianos y sus acompañantes chiitas”. El grupo yihadista declaró en un comunicado que atacó un “autobús de turistas ciudadanos de países de la coalición”, refiriéndose a la coalición internacional dirigida por Estados Unidos para combatir a esta organización en Oriente Medio.
Los heridos fueron trasladados al hospital de Bamiyán, y posteriormente a Kabul, la capital afgana, a unos 180 kilómetros de distancia. Brill indicó que ella y otros turistas que salieron ilesos fueron escoltados por equipos de seguridad hasta Kabul, donde fueron acogidos por una delegación de la Unión Europea.
Antes de irse de Bamiyán, ayudó a recoger las pertenencias de los muertos y heridos. “Estaban cubiertos de sangre, pero es muy importante para las familias, así que intentamos recuperar lo que pudimos”, dijo. Las autoridades españolas indicaron que sus dos connacionales ilesos ya salieron de Afganistán y que “sigue en marcha la operación para repatriar al resto de víctimas españolas”.
Brill y dos estadounidenses, aún conmocionados, tomaron un vuelo temprano por la mañana a Dubái. Cuando esperaba su maleta en el aeropuerto de Dubái, la mujer rompió en llanto. “Pude soltarme y decirme a mí misma: ‘Ya está, ahora estoy a salvo’”, explicó.
Viajar a Afganistán “parecía posible”
Brill, una aguerrida viajera, llevaba tiempo pensando en visitar Afganistán, ávida por conocer sus paisajes, historia y cultura. Más de dos años después de que los talibanes pusieran fin a su insurgencia, derrocando al gobierno respaldado por Occidente, “parecía posible”, dijo Brill.
Acostumbrada a viajar por su cuenta, esta vez optó por viajar en grupo, consciente de las dificultades de recorrer un país con infraestructuras deficientes, servicios de salud en mal estado, férreos controles del gobierno talibán, escasa presencia diplomática y persistentes amenazas a la seguridad.
Este es el primer ataque mortal contra turistas extranjeros en Afganistán desde el regreso al poder de los talibanes en 2021. El grupo había llegado a Kabul el miércoles. Bamiyán era su primera parada fuera de la capital afgana para ver los restos de los famosos budas gigantes de 1.500 años de antigüedad, destruidos en 2001 por los talibanes durante su primer gobierno.
Brill y sus compañeros acababan de conocerse. Antes de llegar habían intercambiando consejos por WhatsApp. Ahora comparten noticias de sus compañeros heridos. El grupo está ahora unido por la pesadilla que vivieron. “Una experiencia así crea lazos”, afirmó Brill.
Con información de AFP.