Decenas de habitantes de Jersón celebraron el viernes en Kiev la liberación de esa ciudad del sur de Ucrania, en las primeras escenas de júbilo que se ven en la capital después de casi nueve meses de guerra con Rusia.
“¡Por fin, mi ciudad libre! La ciudad donde nací, donde viví toda mi vida”, dice con lágrimas en los ojos Nastia Stepenska, de 17 años y los colores de la bandera ucraniana pintados en las mejillas.
“Cuando (los rusos) llegaron, fue espantoso. No sabíamos lo que ocurriría al día siguiente, si seguiríamos vivos”, agrega la estudiante de colegio, que salió a festejar con amigas, todas provenientes igualmente de Jersón.
“Volveré (a Jersón) cuando sea posible y seguro. Pronto, espero”, agrega, al referirse a los combates que siguen sacudiendo la región de Jersón.
Apenas el ejército ucraniano anunció que estaba entrando en Jersón, un ambiente de júbilo se apoderó de Kiev, con bocinazos, música en las calles y sonrisas cómplices entre los transeúntes.
La mejor sorpresa
Los habitantes de Jersón que se refugiaron en Kiev tras la ocupación de su ciudad en marzo no tardaron en confluir espontáneamente hacia la emblemática plaza Maidán, de la Independencia, un lugar que ha sido teatro de varias gestas prodemocráticas desde la independencia de Ucrania en 1991.
Allí se abrazaron, envueltos en banderas ucranianas, entonaron el himno nacional y descorcharon botellas de champán.
La reconquista de Jersón se dio al cabo de varias semanas de una contraofensiva militar en el sur y el este del país.
“Al principio no me lo creía, pensaba que duraría semanas, meses (…) y de pronto los vemos llegar en un día a Jersón, fue la mejor sorpresa”, cuenta entusiasmado Artem Lukiv, uno de los refugiados, de 41 años.
“Le dije a mis hijos: ya está, somos libres, y todos nos pusimos a llorar”, agrega, abrazado a sus dos hijos y aferrado a una bandera de Ucrania.
Los compases del himno vuelven a sonar bajo los resplandores de la columna coronada por un ángel y los presentes aclaman a las primeras brigadas que entraron en Jersón, la única capital regional que los rusos habían logrado conquistar desde el inicio de la guerra.
“Estamos muy contentos, todos los habitantes de Jersón estamos aquí. Nuestros soldados son dioses (...), hace nueve meses que espero este momento. Y Jersón pertenece a Ucrania, para siempre”, suelta de un tirón Lukiv.
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