La ministra de Cultura de Reino Unido, Michelle Donelan, afirmó que se esperan colas “de hasta 30 horas” para ver la capilla ardiente de Isabel II, fallecida la semana pasada a los 96 años, la cual será instalada en el palacio de Westminster.

Así, resaltó que el Gobierno espera “colas extremadamente largas, que podrían ser de hasta 30 horas”, antes de agregar que “miles” de personas acudirán al lugar. “No serán 30 horas para todos”, enfatizó, pero ha pedido a los que acudan que estén “totalmente preparados”.

Donelan ha hecho hincapié en que las autoridades están haciendo lo posible para que la gente esté “lo más cómoda posible”, si bien ha defendido la necesidad de ser “abiertos” con la población para que “adopten decisiones informadas”, según declaraciones recogidas por la cadena de televisión británica BBC.

En este sentido, ha detallado que algunas instituciones, entre ellas el Tate Modern y el Shakespeare’s Globe, “encenderán sus edificios con imágenes de la reina”, mientras que cafeterías y bares ofrecerán bebidas y acceso a sus instalaciones. Además, se han instalado 500 baños móviles a lo largo de la ruta.

El féretro de Isabel II llegó durante la tarde del martes 13 de septiembre al palacio de Buckingham, en Londres, donde fue recibido por el monarca Carlos III y la reina consorte, Camila. Los restos mortales llegaron provenientes de Escocia, donde estos días se han celebrado una serie de actos oficiales en recuerdo a la monarca.

Cientos de personas se reunieron en las inmediaciones de Buckingham para recibir a la comitiva que acompañaba el féretro. Tras Buckingham, el féretro de la monarca fue trasladado a tempranas horas del miércoles 14 de septiembre al palacio de Westminster, donde se instalará la capilla ardiente.

El lunes 19 de septiembre se celebrará el funeral de Estado a la reina en la abadía de Westminster, un acto al que asistirán destacados miembros de las casas reales de todo el mundo, entre ellos los reyes Felipe y Letizia, y también presidentes y jefes de Estado, como el estadounidense Joe Biden, el francés Emmanuel Macron o el turco Recep Tayyip Erdogan.

La presentación de los restos mortales al público, en un ataúd cerrado, es un honor que reciben los reyes, las reinas consortes y, en ocasiones, los antiguos primeros ministros para permitir que la población les rinda un último homenaje. Desde 1910 y la muerte del rey Eduardo VII, Westminster Hall, la parte más antigua en pie del homónimo palacio, acoge las capillas ardientes de los soberanos.

Los féretros cerrados reposan en un catafalco, en medio de este salón de 900 años de antigüedad. Militares de la guardia real, de la infantería o del regimiento de caballería de Casa Real velarán los restos mortales de la difunta monarca, cabizbajos y de espaldas al ataúd.

El público desfilará ante el féretro para rendirle un homenaje sin demorarse. El féretro de la reina madre Isabel, que murió el 30 de marzo de 2002, se expuso durante tres días en Westminster Hall, antes de su funeral en la Abadía de Westminster diez días después. Unas 200.000 personas se acercaron ante su ataúd.

*Con información de Europa Press y AFP.