La vacuna se basa en la combinación de varias proteínas del virus VIH que se agregan genéticamente a un vector viral (el adenovirus 26), que es inofensivo para los humanos, pero que sería efectivo para generar inmunidad específica contra diferentes subtipos de VIH.

El investigador Carlos Cabrera calificó el estudio como algo histórico para la humanidad, recalcando que este es el primero que se encuentra en la fase tres en una década, para un ensayo clínico de vacuna de VIH.

“Ocho países participan. Por Latinoamérica están Argentina, Perú, México, Brasil, también está Estados Unidos, y en Europa está España, Italia y Polonia. Es un estudio que pretende reclutar a 3.800 participantes voluntarios en todo el mundo”, dijo Cabrera, investigador principal del estudio Mosaico, en entrevista con W Fin de Semana.

Con respecto a las personas que quieran participar como voluntarios del estudio, Cabrera dijo que deben revisar los protocolos que pide Mosaico, tal cual está estipulado en su página web. Allí están los centros de estudios en los países mencionados anteriormente y el interesado solo deberá ponerse en contacto con ellos para explicarles los criterios de inclusión.

Sobre el funcionamiento del inmunizante, el investigador explicó en W Fin de Semana que es preventiva, es decir para personas que aún no han adquirido la infección por VIH. Sobre su efectividad, contó que desafortunadamente aún no tienen esos datos y, que por el momento, con lo que sí cuentan es con información de las fases preliminares.

“Ya ha habido otras tres candidatas a vacunas del VIH desde los [años] ochenta y desafortunadamente todas ellas no han alcanzado el 30 % de la eficacia. Entonces esta es promisoria, probablemente tendría esa posibilidad de saltar esa barrera, incluso se habla de que pudiera ser del 50 %”, agregó Cabrera.

Además, anunció que podrían tener información sobre el biológico en los próximos años, recordando que será un estudio que va a durar 30 meses y que a los participantes les aplicarán seis inyecciones pues, según contó, es un “régimen de vacunas” y no solo una dosis, a lo largo de un año. “Posteriormente se les hará un seguimiento para valorar la eficacia, la inmunidad, es decir qué tan efectiva es para asignar anticuerpos, cuánto va a durar la protección y evaluamos la seguridad”.

Recientemente se conoció el caso de una segunda persona que curó naturalmente su infección por VIH, un descubrimiento de científicos en Argentina, lo que también genera esperanzas de una cura futura. La mujer de treinta años, de la ciudad de Esperanza, en la provincia de Santa Fe, no tenía ningún virus causante de la enfermedad ocho años después de haber sido diagnosticada. Un grupo de científicos de Harvard anunció el descubrimiento en una reunión internacional de expertos en VIH.

Conocida como la “paciente de Esperanza”, es la segunda persona que no muestra rastro del virus tras ser diagnosticada. La primera, Loreen Wilenberg, de 67 años, en San Francisco, fue encontrada en agosto. Este descubrimiento podría acercar una cura potencial a los 38 millones de personas que viven con la infección que causa el sida en todo el mundo.

“Encontrar un paciente con esta capacidad natural de cura funcional, ningún virus que pueda reproducirse, es bueno, pero encontrar dos significa mucho más”, dijo la doctora Natalia Laufer, médica del paciente e investigadora del VIH en Buenos Aires, según The Times.

“Significa que debe haber más gente así”, dijo. “Esto es un avance significativo en el mundo de la investigación sobre la cura del VIH. Tras el diagnóstico, sus pruebas nos sorprendieron a todos”, comentó.

La paciente, cuyo exnovio murió de sida, fue diagnosticada en 2013. Su novio actual y su bebé recién nacido son VIH negativos, dijo el R. Laufer, quien se llamó una “mujer sana, atlética y hermosa”.

Las dos mujeres, tanto la paciente de Esperanza como Wilenberg, son ejemplos extremos de un grupo raro de personas conocidas como controladores de élite, que nunca han tomado terapia antirretroviral para combatir el virus y no muestran signos del virus en la sangre. Normalmente, cuando una persona contrae el VIH, el virus se adhiere al ADN de sus células inmunitarias y se reproduce desde allí.

Pero para una de cada 200 personas, la mayor parte del virus se instala en partes inactivas del genoma, conocidas como “desiertos genéticos”, sin causar daño. El virus restante es eliminado por el sistema inmunológico del cuerpo.

El virus daña la capacidad de las personas para combatir otras infecciones, y la etapa más grave y mortal se conoce como sida. Los medicamentos antivirales actuales aseguran que el sistema inmunológico de los pacientes con VIH estén saludables para reducir el riesgo de que la enfermedad avance, pero son costosos.

El profesor Xu Yu, investigador del VIH en el Instituto Ragon de la Facultad de Medicina de Harvard, dijo que los casos anteriores en los que un paciente había sido “curado” implicaban trasplantes de células madre, algode alto riesgo para pacientes con cáncer terminal.

El llamado “paciente Berlín” Timothy Ray Brwon, un hombre estadounidense tratado en Alemania desde hace un año, sobrevivió al procedimiento que puso en peligro su vida: le proporcionó un trasplante de médula ósea de un donante con genes resistentes al VIH que acabó con su cáncer y el virus de una sola vez.

El hallazgo de la mujer argentina, dijo el profesor Yu, y la comprensión de cómo los cuerpos de los pacientes lidian con el virus “abre una puerta a una cura potencial”, dijo. El trabajo anunciado en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones proporciona la evidencia más convincente hasta la fecha de que los científicos están logrando avances significativos hacia la cura del VIH.