Donald Trump es el nuevo presidente de Estados Unidos tras imponerse en los comicios ante la candidata demócrata Kamala Harris y, de esta manera, confirmar su segundo mandato en la Casa Blanca. En diálogo con SEMANA, Jaime Flórez, asesor de Donald Trump, habló sobre el futuro de Estados Unidos en materia de relaciones diplomáticas, los conflictos bélicos que se mantienen en el mundo y los temas de agenda nacional estadounidense.
SEMANA: ¿Qué viene para Estados Unidos con la elección de Donald Trump?
Jaime Flórez (J. F.): Prosperidad de salir de estas tragedias, esos desastres en que nos han metido Harris y Biden en los últimos cuatro años. Hay que organizar la casa, como bien lo dijo el presidente y recuperar el sentido común.
SEMANA: ¿Qué mensaje les daría usted a todos esos latinoamericanos que están trabajando en Estados Unidos de manera ilegal?
J. F.: La percepción que tienen de las cosas los americanos es sesgada; como la presentan ellos es completamente distinta de lo que es la realidad. Lo que nosotros tenemos aquí en Estados Unidos en materia migratoria son dos cosas aparte, ocurren en el mismo sitio, sí, naturalmente en la frontera, pero tenemos, por un lado, una situación migratoria que hay que resolver y que se viene prolongando por décadas.
Seguramente se requerirá una reforma y creemos que las condiciones están dadas para que ese proyecto de reforma tenga curso en esta administración que empieza en enero, pero lo otro que tenemos muy grave es la crisis fronteriza.
Lo que tenemos es muy grave y no lo habíamos tenido antes, es la crisis fronteriza de enormes dimensiones que ha creado la administración Biden- Harris con su decisión de abrir la frontera mediante órdenes ejecutivas. Desde el primer día que llegaron a la Casa Blanca desmantelaron las políticas que venía adelantando la administración Trump, la construcción de un muro fronterizo y además políticas de permanecer en México para que los solicitantes de asilo pudieran presentar su solicitud y esperar su respuesta fuera de Estados Unidos.
Esa administración decidió remover de la frontera a los guardias fronterizos y permitir la entrada de más de 10 millones de personas e inmigrantes indocumentados, a los cuales nunca se le pudieron investigar sus antecedentes criminales en sus países de origen, y han venido desatando una situación bastante difícil que tampoco habíamos tenido.
En el último tiempo no teníamos noticias como las que tenemos ahora, de inmigrantes indocumentados cometiendo crímenes atroces por todo el país, bandas criminales como es el caso del Tren de Aragua de Venezuela, que ya se ha convertido en un problema serio en varios estados de la Unión Americana.
Tenemos que resolver la crisis fronteriza inmediatamente, para eso se va a requerir el cierre de la frontera y el fortalecimiento de la guardia fronteriza, se debe demostrar autoridad y deportar inmediatamente o devolver a sus países de origen o a los países vecinos a los inmigrantes que ingresaron sin la respectiva documentación.
Hay varios tipos de inmigrantes, hay algunos que están en este momento sin su situación migratoria resuelta, pero que de alguna manera tienen procesos ante el Servicio de Inmigración, la USCIS, como se le conoce por sus siglas en inglés.
A esas personas, la administración lo que tendrá que hacer es tratar de ver cómo se aceleran sus procesos. Lamentablemente con esta política de frontera abierta esos inmigrantes que están sometiéndose a los procesos legales quedaron de últimos en la fila, porque pusieron de primeros en esa misma fila a quienes están entrando ilegalmente, y no están respetando desde ningún punto de vista las leyes vigentes en materia migratoria en Estados Unidos.
Quienes tienen trámites en curso no tienen nada de qué preocuparse, obviamente, pues se va a acelerar el desarrollo de sus trámites, si todas las cosas están en regla, como generalmente ocurre, recibirán la regularización de su situación migratoria tan pronto como sea posible.
Va a haber —sin lugar a dudas— una cantidad significativa de deportados, no sabemos exactamente cuántos; ese es uno de los problemas que tenemos y es que ni siquiera sabemos cuántos realmente han entrado porque las cifras que suministra la administración no siempre son confiables.
Lo primero ahora es nombrar un secretario de seguridad doméstica que tendrá su cargo justamente el sistema migratorio, la unidad de trabajo migratorio, la USCIS y con base en eso, pues se tomarán las medidas pertinentes, pero sí, definitivamente habrá que deportar a una cantidad significativa de inmigrantes ilegales comenzando por los que tienen antecedentes criminales.
SEMANA: ¿Cómo entender que los migrantes latinos han migrado a votar a Donald Trump después de haber votado masivamente por Joe Biden?
J. F.: Los votantes latinos en Estados Unidos tienen mucho que agradecerle al presidente Trump en su primera gestión, y saben que sus políticas migratorias primero tienden a favorecer es justamente a esos latinos que están aquí, que ya están arraigados en esta sociedad, que votan en las elecciones, que han contribuido enormemente al desarrollo de este país.
Recordemos que primero los migrantes que están llegando no son necesariamente latinos, son personas que vienen de otros continentes; de hecho, nos informan que el 80 % de la gente que cruza la frontera ni siquiera habla español, de manera que estamos recibiendo en este país a gente que viene de otros continentes, de otras naciones, como Pakistán, Siria y de naciones que no es con las que necesariamente tenemos las mejores relaciones.
Viene una cantidad enorme de venezolanos y no sabemos, entre otras cosas, cómo obtienen los recursos en una economía prácticamente fracasada —como es la venezolana— para pagar el viaje y atravesar prácticamente Latinoamérica, sabiendo que en Venezuela la situación no está absolutamente para nada fácil. Ese costo es más o menos de unos 15.000 dólares por persona, una familia de cuatro personas tiene que invertir 60 mil dólares para llegar a Estados Unidos; evidentemente, sabemos que no los tienen en el bolsillo y de alguna manera los pagarán por el camino.
Habrá seguramente muchísimos que hacen un sacrificio enorme y cuentan con la ayuda familiar y de amigos y en fin, pero habrá otros que se presten para cualquier cosa con el fin de llegar a Estados Unidos y no descartamos la posibilidad de que el Gobierno venezolano esté enviando —con recursos del Gobierno— personas a Estados Unidos, que otros estén simplemente prestándose para servir de mulas con el fin de pasar, que estén prestando los niños para tratar de mostrar que se trata de una familia.
Todo ese tipo de cosas son las que el presidente Trump quiere resolver desde el primer día, y los primeros afectados ¿quiénes son? Pues obviamente los latinos que viven en esas zonas, particularmente en los estados de frontera, que llevan décadas aquí, en Estados Unidos, construyendo su estabilidad tanto financiera como social, que han ganado espacios importantes también en la actividad política y que ahora ven cómo personas extrañas vienen a competir por sus empleos, por sus viviendas, por los cupos en las escuelas de sus hijos, por las camas en los hospitales, en fin... por todas esas cuestiones básicas que les ha costado a los latinos mucho tiempo construir.
Entonces no solamente ven en el presidente Trump a alguien que les resuelve los problemas económicos gravísimos que el país está enfrentando, sino alguien que defiende también lo que ellos han ganado como inmigrantes en Estados Unidos.
SEMANA: Ha habido una alarma en redes sociales para aquellos que quieren hacer turismo en Estados Unidos, ¿qué parte de tranquilidad dan ustedes para aquellas personas que quieren conocer el país?
J. F.: No hay ninguna preocupación, nunca la ha habido hacia las personas que llegan legalmente a Estados Unidos, así sea con una visa de turista, si obviamente no tienen nada que esconder. Si las personas no tienen ningún antecedente o si la visa de turista no se consiguió de alguna manera irregular o mintiendo en la documentación, o presentando documentos falsos, que es algo que difícilmente ocurre, no hay ningún problema.
Particularmente, la experiencia que tengo con la gente que viene de Colombia, es que hay muy pocos casos de gente que se ha rechazado. Cuando se llega al aeropuerto con su visa para entrar a Estados Unidos, generalmente le hacen unas cuantas preguntas y uno termina acostumbrándose a eso. No tiene nada que temer, nadie que no deba nada, siempre y cuando, pues su vida haya sido una vida normal, sin ningún tipo de antecedente criminal y sin ningún tipo de irregularidad notable.
SEMANA: ¿Qué esperan ustedes ahora de la relación con Colombia? ¿Gustavo Petro ha sido muy crítico con Donald Trump?
J. F.: Creo que las relaciones de Colombia van mucho más allá de las relaciones entre los dos mandatarios. El presidente Trump tiene muy buenos resultados que mostrar durante su primera administración, y sus relaciones con Colombia fueron muy buenas. El presidente obviamente tiene la función de defender los intereses de Estados Unidos y, en algunas ocasiones, tuvo que levantar la voz para llamar la atención sobre el tema del cumplimiento de parte de Colombia y el control de los cultivos ilícitos.
En algún momento hizo críticas al presidente Duque, las cuales respondió con hechos claros y concretos, demostrando que efectivamente Colombia estaba haciendo la parte que le correspondía y ahí terminó ese incidente. Lamentablemente, con la administración Petro no está pasando lo mismo; no lo estamos diciendo nosotros, lo reconoció el mismo gobierno del presidente Petro, que han aumentado considerablemente los cultivos de coca en Colombia.
Es algo que seguramente una vez comience a funcionar la próxima administración y se nombre un secretario de Estado, seguramente alguien del Departamento de Estado se comunicará con el embajador de Colombia en Washington y comenzarán a hablar sobre ese tema, sobre cómo van las cosas y sobre cómo podrían mejorarse, si es que se pueden mejorar.
Es apenas uno de los temas. En los otros —que son tal vez mucho más importantes— destacan el tema del intercambio comercial entre los dos países, pues hay un acuerdo de libre comercio que sigue vigente, seguramente no tiene nada que ver con el nuevo gobierno. Ese tipo de cosas suceden así, ocurren así. Estos tratados con frecuencia se revisan y cuando hay la posibilidad de mejorarlos o de perfeccionarlos o de actualizarlos, pues se hace y eso no tiene absolutamente nada, es normal, y seguramente será algo de lo que hablarán la administración Trump y el gobierno del presidente Petro.
Lo que sí hay que dejar de lado es el tipo de cuestiones personales, de amenazas y de agresiones que no van a contribuir absolutamente para nada al desarrollo de la buena relación que debe haber entre dos países que han sido amigos desde el nacimiento de ambos.
SEMANA: ¿Qué postura va a tomar la administración de Donald Trump con Venezuela?
J. F.: Muchas de esas cosas no se han anunciado y no se anunciarán —obviamente— hasta que comience la administración y se nombren las personas que tienen a cargo ese tipo de asuntos. Ahora, con Trump tenemos resultados de su desempeño como presidente entre enero de 2017 y enero de 2021, durante esa administración hubo un reconocimiento del Gobierno de Estados Unidos al presidente Juan Guaidó como presidente legítimo de los venezolanos, esto desató el reconocimiento inmediato de más de 50 países a Juan Guaidó.
El presidente Trump impuso sanciones contra Venezuela, impuso sanciones también contra Cuba, que es el país que de alguna manera maneja el libreto por el que se rigen otras supuestas democracias y países socialistas del siglo XXI. La posición frente a la necesidad de defender la democracia y el derecho a la libertad son elección de sus líderes, de parte de las naciones latinoamericanas.
El presidente Trump manifestó durante su gobierno que cree que estas dictaduras deben liberar inmediatamente a todos sus presos políticos y llamar a elecciones libres y transparentes, y con opción de observación internacional y con participación de distintos partidos lo más rápidamente posible.
SEMANA: ¿Qué viene para la guerra de Oriente Medio y en Ucrania con la llegada de Donald Trump?
J. F.: El presidente Trump se va a comunicar con ambos líderes. Ambos líderes seguramente se habrán comunicado con él a raíz de su elección. Seguramente lo habrán felicitado y va a buscar la manera de que esto se resuelva diplomáticamente, a nadie le conviene —ni a esos dos países ni al resto del mundo— que esa guerra continúe, de cierta manera, casi que estancada, como ha venido sucediendo en los últimos meses; eso está costando una cantidad enorme de vidas humanas.
Eso está costando una cantidad enorme de recursos que ambos países necesitan para atender las necesidades básicas de sus habitantes y eso, de alguna manera, pues está obligando a Estados Unidos a invertir una cantidad de recursos que ya la opinión pública en este país se pregunta ¿para qué?, ¿por qué?, ¿qué tenemos nosotros que ver en ese conflicto? Entonces seguramente, e inclusive el mismo presidente lo ha dicho antes de su posesión, que el 20 de enero puede haber resuelto ya este conflicto entre Rusia y Ucrania; lo mismo puede suceder también en el conflicto en la Franja de Gaza, con el gobierno del Benjamín Netanyahu.
Israel sabe que cuenta con el apoyo de Estados Unidos y de la nueva administración de Trump, históricamente esa ha sido la posición de Trump. Recordemos que, en esa administración, primero se trasladó la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén y se obtuvo la firma de los acuerdos de Abraham para tener los acuerdos diplomáticos entre naciones árabes y el estado de Israel. De la misma forma, Estados Unidos quiere conversar con los que representen a la verdadera Palestina, la Palestina pacífica, para ver de qué manera se arregla el terrorismo.