La demócrata Maura Healey se convirtió este martes en la primera gobernadora abiertamente lesbiana de Estados Unidos, tras vencer en el estado de Massachusetts al republicano Geoff Diehl, apoyado por el expresidente Donald Trump, según varios medios.

Healy, de 51 años, actual fiscal general de Massachusetts, un estado situado en el noreste del país, ganó cómodamente a su rival y arrebata para los demócratas esta importante gobernación, que estaba en manos republicanas. El actual gobernador Charlie Baker, un republicano moderado, decidió no presentarse a un tercer mandato. Healy podría no estar sola. La aspirante demócrata a la gobernación del estado de Oregon (noroeste), Tina Kotek, también es abiertamente lesbiana.

Estas elecciones de medio mandato han sido las primeras en la historia con candidatos LGBTQ en los 50 estados del país y la capital Washington, una muestra de cómo esa comunidad se ha convertido en una fuerza electoral cada vez más poderosa en el país. La mayoría se presentan por el Partido Demócrata.

Este hito se produce en medio de un surgimiento de votantes gay y transgénero que, según, los analistas, podrían redibujar el mapa electoral durante la próxima generación, llevando al núcleo conservador a moverse en una dirección más liberal. Un nuevo informe del Fondo Victoria LGBTQ encontró que de los 1.065 candidatos LGBTQ que aspiraron en las primarias con miras a las elecciones de medio mandato del 8 de noviembre, 678 ganaron la postulación, un aumento de 18% respecto a 2020.

“Los votantes están hartos de los ataques despiadados contra la comunidad LGBTQ este año”, dice Annise Parker, exalcaldesa de Houston y quien dirige el Fondo Victoria. “Los fanáticos quieren que nos quedemos en casa y callados, pero sus ataques producen el efecto contrario y, en cambio han motivado a una nueva ola de líderes LGBTQ que se presentan a cargos electivos”.

Las elecciones de medio mandato en Estados Unidos son las primeras en la historia con candidatos LGBTQ en los 50 estados del país y Washington D.C., una muestra de cómo esa comunidad se ha convertido en una fuerza electoral cada vez más poderosa. Este hito se produce en medio de un surgimiento de votantes gay y transgénero que según, los analistas, podrían redibujar el mapa electoral durante la próxima generación, llevando al núcleo conservador a moverse en una dirección más liberal.

Un nuevo informe del Fondo Victoria LGBTQ encontró que de los 1.065 candidatos LGBTQ que aspiraron en las primarias con miras a las elecciones de medio mandato del 8 de noviembre, 678 ganaron la postulación, un aumento de 18% respecto a 2020. “Los votantes están hartos de los ataques despiadados contra la comunidad LGBTQ este año”, dice Annise Parker, exalcaldesa de Houston y quien dirige el Fondo Victoria. “Los fanáticos quieren que nos quedemos en casa y callados, pero sus ataques producen el efecto contrario y en cambio han motivado a una nueva ola de líderes LGBTQ que se presentan a cargos electivos”.

¿Qué se juega en las elecciones de mitad de término?

Históricamente, las elecciones a mitad del mandato han sido el termómetro en el que la ciudadanía aprueba o no la administración presidencial que está al mando de Estados Unidos. En dichos comicios, se elige la totalidad de la Cámara de Representantes y 34 de los 100 escaños del Senado. Pero esta vez el país tiene mucho más en juego.

Los estadounidenses elegirán este martes quiénes tendrán esos lugares en el Congreso y, asimismo, puede convertirse en una prueba de fuego para el presidente Joe Biden, quien ha gozado de un periodo turbulento y dificultades en su administración. Este proceso electoral pondría a su Gobierno y a su partido a pender de un hilo de cara a las elecciones presidenciales de 2024.

El panorama por ahora parece bastante difuso. La mayoría de las encuestas le dan al Partido Republicano una victoria en la Cámara, aunque tampoco sería sorpresivo que los demócratas consiguieran un triunfo por un par de escaños. En cuanto al Senado, parece que lo más probable es que el Partido Demócrata mantenga el poder, pero no sería por una diferencia alta. De igual manera, las encuestadoras vienen mostrando una tendencia a que los republicanos aumenten su apoyo.

No obstante, estas elecciones son seguramente las más importantes de este tipo en muchos años. En primer lugar, por la alta polarización que se vive en el país. No es como en tiempos pasados cuando ambos partidos competían de manera directa, pero fraternal, pues ahora se han convertido en enemigos acérrimos. Segundo, porque puede ser un punto de inflexión para el Gobierno Biden, que podría perder varias de sus banderas insignias.

Este martes demócratas y republicanos se juegan más que el control del Senado y la Cámara de Representantes.

Precisamente, la Casa Blanca ha puesto como sus prioridades el tema del aborto, la economía y la migración, pero todos estos podrían fracasar si las elecciones no van de acuerdo con lo que esperan los demócratas. En el primer caso, el presidente estadounidense prometió crear una ley para defender el derecho al aborto.

De igual manera, los planes económicos con los que espera lidiar con la inflación y los precios del combustible dependen de lo que ocurra el martes. “Los republicanos quieren una prohibición nacional del aborto, pero, si elegimos dos senadores demócratas más y mantenemos la Cámara, codificaremos Roe vs. Wade”, manifestó el jefe de Estado en su cuenta de Twitter sobre la importancia de elegir candidatos del Partido Demócrata.

Con respecto a los temas de migración, la cosa no mejoraría si ganan los republicanos. De por sí, la situación política en este aspecto es más que tensa, ya que 17 gobernadores son de la oposición a Biden, mientras que solo 14 son aliados de él. Ese día también se elegirán los gobernadores de Wisconsin, Nevada y Oregon. En caso de perder dichos comicios estatales, además del Senado, podrían quedar en vilo muchas de las leyes de flexibilización electoral.

Para Biden también hay otro factor para tener en cuenta: la posibilidad de que con una elección favorable a los republicanos se reviva la popularidad del expresidente Donald Trump. “Hay un aumento alarmante en el número de personas de este país que condonan la violencia política o simplemente permanecen en silencio. Muy dentro de nosotros sabemos que la democracia está en peligro, pero también sabemos esto: está en nuestras manos preservar nuestra democracia”, dijo.

La redada en Mar-a-Lago parece ser prueba de un mal manejo de documentos clasificados que Trump se habría llevado de la Casa Blanca cuando dejó de ser presidente. | Foto: 2017 Getty Images

El factor Trump

El elefante en la habitación es lo que puede pasar para el expresidente Trump, que en estados demócratas ha dado impulso y apoyo a ciertos candidatos que tienen posibilidad de ganar el puesto y podrían quitarles el control del Congreso a los demócratas. Esto sería el caldo de cultivo perfecto para que el republicano intente volver a la Casa Blanca en 2024.

Dichos candidatos tienen la particularidad no solo de ser opositores a Biden, sino que son creyentes de que en las elecciones presidenciales de 2020 hubo fraude a favor de los demócratas, una teoría infundada por el mismo Trump. “Esta fuerza motriz está tratando de alcanzar lo que no logró en 2020 para suprimir los derechos de los votantes y trastocar el propio sistema electoral”, dijo el presidente. “Ese es el camino hacia el caos en Estados Unidos. No tiene precedentes. Es ilegal. Y es antiestadounidense”, complementó.

Trump ha dejado entrever que quiere volver a presentarse a las elecciones. Asimismo, Biden también quiere buscar la reelección, por lo cual un escenario más que probable es un segundo round entre ambos políticos. En ese escenario hipotético, según un sondeo de YouGov, el actual mandatario ganaría por seis puntos, pero el asunto podría cambiar a favor del expresidente republicano si se le da una vuelta al Congreso.

Es tanta la emoción y la confianza de los republicanos cercanos a Trump que se espera que el expresidente anuncie oficialmente su candidatura para 2024 después de los resultados de los comicios del próximo martes. Ya los discursos del exmandatario dejarían las dudas sobre la posibilidad de presentarse cuando se le pregunta sobre si buscará volver a la Casa Blanca. “Para que nuestro país sea exitoso, seguro y glorioso de nuevo, probablemente tendré que hacerlo de nuevo”, dijo el mes pasado.

Un Donald Trump acorralado y alejado de la realidad es lo que plantean los hallazgos del comité que investiga al expresidente por su labor e injerencia durante el asalto al Capitolio en 2021. El exmandatario insiste en que todo es un fraude, a pesar de las pruebas y testimonios.

Si Trump y sus partidarios alcanzan los escaños en el Congreso y son mayoría en ambas cámaras, es más que probable que el exmandatario anuncie su candidatura por el Partido Republicano, y no parece que haya algún candidato en su partido que pueda siquiera hacerle sombra. Se ha hablado de que Ron DeSantis, el polémico gobernador de Florida, sería el plan B, pero no estaría ni cerca de poder competir con Trump.

Por estos factores, Biden se juega más que solo el control de las cámaras del Congreso. También, el futuro de su Gobierno y las posibilidades de reelección. El mandatario demócrata, seguramente, no perdonaría revivir a su archirrival político, que hoy en día enfrenta duros problemas con la justicia por su actuación como presidente durante la invasión al Capitolio.

Ya todo está puesto para un nuevo episodio de la candente política electoral estadounidense. Los estados claves, según los sondeos, serán Arizona, Georgia, Míchigan y Nevada. Estos territorios eligieron a Biden, pero podrían tomar un rumbo distinto en las elecciones del martes y harían que el gobierno demócrata tambalee de cara al futuro próximo. ¿Ganará Biden y sus planes de salvar las leyes del aborto, iniciativas económicas y de migración? ¿O los republicanos se convertirán en una piedra en el zapato hasta 2024? Todo está por verse.