Algunos lo califican como un “héroe”, otros cuestionan o prefieren guardarse sus opiniones frente al caso en el que un hombre de India tomó justicia por cuenta propia tras una agresión sexual de la que fue objeto su hija. Lo cierto es que este padre tenía coordinado el plan que pondría en marcha un viernes de octubre que, como otros días, no tenía señales de ser diferente.
Una invitación a cenar fue la excusa que tomó para atraer la atención y confianza de quien presuntamente era el agresor de su hija, de 13 años. Una vez llegado el momento, le pidió a su esposa que se fuera a descansar, mientras él sostenía una conversación con quien vivía en el primer piso de la residencia donde vivía la familia, y el inquilino. Cada minuto que pasaba marcaba la cuenta regresiva para el acusado.
BBC recopiló la historia que estremeció al país asiático. En la confesión del crimen, este padre reconoció que había calentado una espátula y, con ella, quemado la zona íntima de aquel que la familia consideraba los había traicionado. La muerte ya estaba rondando en esa vivienda, y el relato que las autoridades y allegados estaban a punto de conocer era todavía más inesperado.
“Primero, mi padre se molestó mucho conmigo. Le confesé que había sido el inquilino y él respondió que le enseñaría una lección”, fueron las palabras de la menor víctima quien, según el relato, había sido obligada a ingresar a la casa del inquilino donde fue abusada y amedrentada para no contar a nadie lo ocurrido.
En caso contrario, la vida de su papá podía correr peligro; sin embargo, tarde o temprano los hechos terminarían saliendo a la luz, más aún cuando producto de la agresión venía un bebé en camino. “No tenía ni la menor idea. No sabía que mi hija había sido violada y que ahora estaba embarazada”, comentó al medio británico la mamá de la joven.
El caso enmarcó a una familia residente en Khajuri Khas, en el noreste de Delhi, cuya cabeza de hogar se ganaba la vida vendiendo hamburguesas en las calles. El presunto agresor no era desconocido en la zona, y llevaba residiendo allí por cinco años con un pago de arriendo (en promedio) de 40.000 pesos colombianos a día de hoy.
“Somos de aldeas vecinas del estado central de Madhya Padresh. Lo conocemos desde hace tiempo y lo tratábamos como un miembro más de nuestra familia”, fue la reacción del abuelo de la menor. Por su parte, la abuela se mostró desconcertada y no pensó que su círculo estuviera envuelto en una situación de tal magnitud: “No teníamos idea de que nos iba a traicionar así”.
BBC tuvo acceso a las declaraciones de la Policía, concretamente el subinspector, quien recuerda el momento en que el padre se acercó a la comisaría para confesar que había asesinado al inquilino. “Lucía muy nervioso. Dijo que había cometido un error, que había matado a alguien”, evocó antes de añadir: “Aseguró que cuando se enfrentaron, el inquilino se burló de él. Se trata de un grave caso de provocación”.
Una vez se conocieron los hechos, estos se convirtieron en el tema de conversación entre los lugareños de Khajuri Khas, algunos de los cuales respaldaron la decisión tomada por el progenitor de la menor. “Cualquier padre haría eso”, afirmó un consultado por BBC. “¿Para qué ir a la policía y a las cortes? Piden todo tipo de evidencia. En nuestro país, la justicia toma mucho tiempo. Debería hacerse justicia en dos meses, pero aquí los juicios toman seis, siete años”, continuó.
Según cifras del Gobierno, cada 18 minutos se denuncia una agresión sexual en India, país donde los casos empezaron a ir en ascenso en las últimas cuatro décadas.