Un jurado le halló la razón a una mujer de Texas, quien demandó a su exnovio por enviar imágenes íntimas suyas a miembros de su familia, amigos y compañeros de trabajo, desde cuentas de correo electrónico falsas.
En compensación, una corte de Houston condenó al agresor, Marques Jamal Jackson, a pagarle una verdadera fortuna: 1.200 millones de dólares por los abusos psicológicos y sexuales a los que la sometió propagando sus fotos privadas en línea sin su consentimiento.
Jackson y la mujer, identificada solo como D.L., habían empezado a salir en 2016. Con el tiempo, su relación se solidificó y se fueron a vivir juntos a Chicago, a comienzos de 2020.
Sin embargo, las grietas en su amor pronto se manifestaron, de manera que tuvieron una ruptura que duró largo tiempo, según los documentos del juicio.
Como lo dijo The New York Times, durante esos días, ella se fue a vivir a la casa de su madre en Texas, cuyo sistema de seguridad fue hackeado por él para vigilarla.
En octubre de 2021, D.L. y Jackson decidieron acabar definitivamente con su vínculo amoroso, por lo cual ella le manifestó a su ya exnovio que deseaba que no siguiera teniendo acceso a su “material visual íntimo”, como es descrito en los documentos legales, algo que le había permitido cuando estaban en lo mejor de su relación.
Sin embargo, Jackson no le hizo caso, sino que incurrió en lo que en Estados Unidos se llama “porno de la venganza”, pues se dedicó a difundir las imágenes comprometedoras de ella en las redes sociales y páginas web, incluidos sitios de pornografía.
Incluso, creó una carpeta con las imágenes en el sitio de almacenamiento Dropbox, con acceso abierto para todo el que las quisiera mirar.
Además de dar a conocer las fotos y videos, el acusado publicó cómo se llamaba, dónde vivía y fotos de primeros planos de su rostro.
Jackson creo falsos perfiles en los medios sociales y cuentas de correo, igualmente apócrifas, para enviar por ese medio las imágenes al círculo familiar y laboral de D.L. Una de las prácticas era mandarles el enlace a Dropbox para que vieran el material.
Su perversidad y deseo de dejarla mal llegó al punto de etiquetar al jefe y al gimnasio de la mujer.
Los abusos de Jackson, en revancha por el término de la relación, no se limitaron a lo sexual, sino que también perjudicó sus intereses financieros.
Como lo sostienen los archivos judiciales, no contento con eso, usó la cuenta bancaria personal de D.L. para hacer una serie de pagos suyos, desde el arriendo de su vivienda, hasta las llamadas y mensajes de texto con los que la acosaba.
Llegó al punto de denunciar que ella había hecho fraude en una solicitud de crédito, en una entidad de la que ella es deudora.
En el juicio, la Fiscalía le mostró a los miembros del jurado y al juez, evidencias como este mensaje lleno de odio: “Te gastarás el resto de tu vida tratando de borrarte de internet”, aludiendo a lo difícil que puede resultar sacar de la web las imágenes pornográficas.
Por todo ello, el jurado resolvió que Jackson le debía pagar a su expareja 200 millones de dólares por la angustia mental que ella pasó y que sufrirá en el futuro. Y agregó otros 1.000 millones de dólares en compensación por los daños punitivos.
Por supuesto, han surgido dudas al respecto de si D.L. recibirá alguna vez toda esa suma, ante lo cual su abogado, Brad Gilde, le dijo al Times que no esperaba que eso fuera así, pero que la condena debía servir de escarmiento para otros, en un mundo donde las ofensas sexuales de ese tipo se han vuelto frecuentes.
“El mensaje del jurado es que si te impones la misión de arruinar emocionalmente a alguien por el resto de tu vida, entonces vas a enfrentar un juicio que te va a arruinar financieramente por el resto de tu vida”, explicó el abogado.
En cuanto a D.L., su representante reveló que se siente mucho mejor, luego de meses de sufrimiento, ya que siente que el jurado la escuchó.
De quien si no se sabe mucho es de Jackson, pues, como lo afirmó el Times, no se hizo presente en la corte y no se sabe si tiene abogado.