¿Qué hay después de la muerte? Ese es un cuestionamiento que tanto científicos como la religión han intentado explicar. Los primeros han buscado, sin resultados concluyentes, una explicación mediante varios estudios, mientras que la segunda defiende la creencia de un juicio por los errores cometidos en vida antes de que se defina el paso a ‘otra dimensión’.
Independientemente de cuál sea la verdad sin ‘refutar’, un hecho que suele llamar la atención son las experiencias de quienes tuvieron encuentros cercanos con el ‘más allá‘, en situaciones que parecen inexplicables. Y no solo ha sido una persona la que ha aseverado ser partícipe de momentos que podrían alimentar el escepticismo o la fe.
Uno de los casos más recientes es el de Phill Zdybel, un hombre de 57 años, para quien un infarto fue el comienzo de una vivencia que marcó su vida para siempre. El australiano, dedicado al entrenamiento de taekwondo, tuvo la falla cardíaca cuando estaba en un partido de baloncesto.
“Soy un hombre milagroso”
El residente de Geelong, estado de Victoria, aseguró estar muerto por 28 minutos y sentir cómo su alma abandonó el cuerpo y empezó a verse a sí mismo desde arriba. Según informó New York Post, tras citar a Geelong Advertiser, para él se trató de una experiencia casi “milagrosa”, pues estuvo tres días sin conocimiento antes de que los médicos le revelaran algo inquietante.
Después de haber sufrido el colapso, su hijo llamó a los paramédicos y, previo a ser trasladado al hospital, una enfermera le hizo reanimación cardiopulmonar (RCP). Lo siguiente que recuerda es despertar en una camilla del centro asistencial, donde le dijeron que estuvo muerto durante 28 minutos.
Su proximidad con la muerte tuvo lugar en noviembre de 2022; sin embargo, el caso tomó esfera internacional tras una entrevista que concedió Phill Zdybel a Geelong Advertiser (publicada hace algunos días). “Soy un hombre milagroso (...). No iba a ir a ninguna parte”, afirmó el australiano, quien ahora está reconsiderando tomar distancia de las prácticas de combate como el taekwondo, de acuerdo con New York Post.
La experiencia cambió su vida
Ahora aprovecha lo que vivió para hacer conciencia sobre cuán importante es que la gente tenga conocimientos básicos de primeros auxilios. La ‘segunda’ oportunidad de vida la atribuye a sus condiciones físicas, pero también enfatizó durante la entrevista referida, en dejar de prestar tanta atención a cosas triviales.
“No vale la pena preocuparse por todas las pequeñas cosas por las que nos preocupamos (...). No dejes que nadie te diga que no puedes hacer nada”, señaló Zdybel en conversación con el diario australiano. En su cuenta de Facebook, evocó nuevamente el caso y enfatizó sobre la necesidad de que más personas aprendan RCP.
“Todo el mundo necesita hacer RCP y todas las instalaciones deportivas de los lugares de trabajo y similares deben tener desfibriladores a mano (...). Vivo o muerto todo se trata de tu forma de pensar que te mantendrá en marcha”, dijo en esa red social.
Hace algunos años, un médico de urgencias que, durante su carrera, ha presenciado innumerables decesos, dividió en cinco etapas las experiencias de quienes han tenido encuentros cercanos con la muerte. En una conferencia tipo TED, Thomas Fleischmann contó que en la primera “hay un cambio repentino y, de un instante a otro, desaparece todo el dolor”.
Las otras van desde la sensación, en algunas personas, de que el alma abandona el cuerpo y “se ven a sí mismas acostadas en la camilla” hasta percibir un brillo en medio de la completa oscuridad.
¿Las experiencias cercanas a la muerte realmente cambian vidas?: la ciencia responde
Accidentes, enfermedades graves y desastres naturales suelen ser escenarios en los que la tragedia está presente. La pérdida de vidas humanas es una realidad inherente a este tipo de situaciones, sin embargo, también hay lugar para los milagros.
Las experiencias cercanas a la muerte no se olvidan fácilmente. De hecho, hay quienes destacan en su testimonio que configuran puntos de inflexión en sus vidas, es decir, momentos en que comenzaron a ver su existencia con otros ojos, aprendiendo a valorar más algunas cosas y estableciendo prioridades que antes no consideraban.
Sin embargo, la ciencia parece tener una lectura diferente. Al menos así lo determinó un grupo de científicos que participó en una investigación para analizar esta creencia popular.
El artículo titulado “Incidencia de experiencias cercanas a la muerte en pacientes que sobreviven a una enfermedad crítica prolongada y su impacto a largo plazo: un estudio observacional prospectivo”, publicado en la revista Critical Care, sostiene que los pacientes que regresan del borde de la muerte siguen siendo exactamente los mismos un año después.
Para esta investigación, los expertos monitorearon a 19 personas después de que experimentaron una experiencia cercana a la muerte en la unidad de cuidados intensivos (UCI). Posteriormente, los acompañaron durante los siguientes doce meses para analizar su evolución.
Según recoge el Daily Mail, los pacientes fueron admitidos en la UCI por una amplia variedad de razones, entre las que destacan enfermedades respiratorias, cardiovasculares, digestivas, renales, neurológicas y metabólicas. “La mayoría de los participantes encuestados fueron admitidos por razones quirúrgicas”, anota el diario británico.
Inicialmente, el estudio tuvo en cuenta a 126 pacientes que habían estado en UCI, sin embargo, se centraron en 19 personas que llegaron a tener una experiencia cercana a la muerte.
En primer lugar, los investigadores entrevistaron a los pacientes de tres a siete días luego de recibir el alta médica. Durante la conversación abordaron temas referentes a experiencias disociativas, como haber olvidado quiénes eran o sentirse desconectados de sí mismos. Otra área en la que profundizaron fue la espiritual, por lo que se indagó acerca de las creencias religiosas y personales de cada paciente.
Un primer resultado fue que los pacientes que habían tenido experiencias cercanas a la muerte, en efecto, se mostraron más propensos a los síntomas disociativos. En ese orden de ideas, el periodo inmediatamente posterior a dicha experiencia resultó ser más sensible.
Según la creencia popular, las experiencias cercanas a la muerte “cambian vidas”. Es más, algunas personas han optado por compartir sus testimonios para generar conciencia a partir de sus vivencias. Sin embargo, los resultados de la investigación resultaron particularmente sorprendentes.
Después de doce meses, no se encontró una asociación significativa con la calidad de vida, a pesar de que la persona hubiera experimentado un evento cercano a la muerte. Estas experiencias “generalmente se informan como transformadoras y pueden estar asociadas con emociones negativas”, anotaron los investigadores.
El Dr. Bruce Greyson, quien desarrolló la escala de ECM (experiencia cercana a la muerte) que los investigadores utilizaron en el estudio, encontró que del 10 al 20 % de las personas cuyos corazones se han detenido experimentan una ECM. En ese sentido, puntualiza que representa el 5 % de la población general, según reseña el Daily Mail.
Respecto a la definición de una experiencia cercana a la muerte, el Dr. Greyson precisa que se trata “experiencias intensamente vívidas y a menudo transformadoras de la vida, que a menudo ocurren en condiciones fisiológicas extremas, como traumatismos potencialmente mortales, paro cardíaco o anestesia profunda”.