Dos mujeres fueron condenadas este miércoles en una comunidad indígena del sureño estado mexicano de Chiapas a pagar una multa de miles de pesos por practicar actos de brujería.
Las mujeres, madre e hija, fueron condenadas en la comunidad Tsotsil de Cuchulumtic a pagar 200.000 pesos (unos 9.800 dólares).
“Toda la gente estuvo de acuerdo en que paguen la multa, a más tardar el 2 de noviembre”, comentó un poblador que pidió el anonimato, y agregó que la reunión fue pacífica y tardó unas tres horas.
El caso inició cuando un hombre de 35 años denunció ante las autoridades comunitarias que su madre, María Hernández, y su hermana, cuyo nombre no fue proporcionado, le hicieron brujería hasta provocarle supuestos problemas de salud.
“El hombre dijo que su mamá juntó animales como lombrices, gallinas y otros, además de hierbas, los molió y los puso en su caldo de guajolote (pavo) para hacerle mal”, contó el poblador, quien profesa la religión evangélica. “Pero a saber si eso es brujería”.
El hombre agregó que el caldo provocó que se pusiera “loco, nervioso”. “La gente dijo que no puede hacer eso. La mujer conoce bien la palabra de Dios, quién sabe cómo se le metió el diablo en su corazón”, cuestionó.
Precisó también que las dos mujeres no fueron encarceladas ni golpeadas, sino que solo se les impuso la multa.
“Toda la gente estuvo de acuerdo en que paguen la multa porque el hombre está loco, mal de la cabeza. Cuando uno se aleja de Dios entra el demonio. El fue el que dijo: ‘Fue mi mamá’”.
En este tipo de comunidades indígenas en México, muchas decisiones se toman por el sistema de “Usos y Costumbres”, esto es un autogobierno indígena que las autoridades civiles suelen respetar.
Estas localidades tienen sus propios comités de salud y también juzgados de paz y reconciliación.
En febrero, los habitantes de la comunidad indígena de San Juan Canuc rechazaron bajo este sistema la posibilidad de aplicarse la vacuna contra la covid-19.
Según un censo de 2020 en México, 7,3 millones de personas hablan alguna lengua indígena, principal criterio para determinar la identidad de este sector de población.
Aumenta la cacería de brujas en África
Decenas de mujeres en varias aldeas de Kivu del Sur, provincia del este de la República Democrática del Congo, han sido acusadas de practicar brujería y luego han sido asesinadas por movimientos de justicia popular. Desde comienzos de septiembre, por ejemplo, las autoridades han contabilizado ocho mujeres linchadas, quemadas y asesinadas.
En los territorios de Kalehe, Walungu y Fizi se ha registrado la mayor cantidad de asesinatos por parte de los macabros grupos de justicia popular, quienes a menudo siguen la orden oscurantista de videntes y predicadoras. Solo en el territorio de Kalehe hay 114 casos de acusaciones de brujería, entre ellos cinco mujeres quemadas vivas y otras cuatro secuestradas.
“Hemos registrado 324 acusaciones de brujería en el período comprendido entre junio y septiembre”, afirmó Nelly Adidja, de la Asociación de Mujeres de los Medios (AFEM) de Kivu del Sur, en declaraciones citadas por la agencia AFP.
El profesor Bosco Muchukiwa, sociólogo y director general del Instituto Superior de Desarrollo Rural (ISDR) de Bukavu, considera que “hay un resurgimiento del fenómeno porque el Estado falla en sus misiones soberanas, la policía y la justicia no hacen su trabajo”, lo que facilita que los grupos paramilitares de justicia popular cometan los crímenes.
El problema, según el profesor Muchukiwa, es acentuado por las “bajakazi”, videntes y pseudo-predicadoras presentes en casi todos los pueblos, que pretenden detectar y cazar brujas. “Es falso, no tienen ningún poder, pero juegan con la ingenuidad de las personas que manipulan para tener más adeptos, darse cierto valor y más peso en el pueblo”, afirma.
“¡Hay que prohibir las salas de oración de estas charlatanas!”, argumenta por su parte Muhindo Cikwanine, consejero jurídico y experto en derecho parlamentario, como recoge la agencia AFP.
El experto resaltar que “en 2014, los diputados provinciales votaron un edicto (ley) que prohíbe el recurso a la justicia popular en Kivu del Sur”. Sin embargo, el texto no se aplica y la ley nunca logró incorporarse a las costumbres de la población.
Thadée Miderho, administrador del territorio de Kabare, explica que desde principios de año registró a seis personas asesinadas, “principalmente mujeres de más de 60 años”, por ser brujas, designadas como tales por las “bajakazi”.
*Con información de AFP