La aterradora violencia contra los niños en China tuvo un nuevo capítulo con la ejecución de Wang Yun, la maestra de un jardín infantil que, en un acto frío y cruel, puso veneno en la comida de los pequeños.
El resultado fue la grave afectación en la salud de los menores y la muerte de uno de ellos.
Todo comenzó cuando la maestra compró nitrito de sodio, una sustancia altamente tóxica, para usarlo en un plan de venganza que urdió contra su esposo.
Luego, en marzo de 2019, se enfrentó con otro profesor en la guardería y decidió tomar la revancha echándole el nitrito de sodio al arroz que comieron los pequeños alumnos, 25 de los cuales resultaron gravemente intoxicados.
Diez meses después, uno de ellos falleció por graves complicaciones de salud, fruto del envenenamiento.
Wang Yun fue descubierta y condenada por el cargo de arrojar ingredientes peligrosos en la comida. Igualmente, fue despojada de sus derechos civiles. La sentencia fue la pena de muerte.
La defensa de la maestra apeló la sentencia ante el Tribunal Superior de la provincia de Henan, el cual no le dio la razón y confirmó la pena capital que, en efecto, se cumplió este jueves.
El caso se suma a la ola de ensañamiento contra los menores en la guarderías que ha azotado al gigante asiático en tiempos recientes.
Solo un día antes de la muerte de la maestra, el país se había conmovido con la muerte de seis niños a manos de un joven de 25 años que los atacó con un cuchillo, en la población de Lianjiang, ubicada en la provincia de Cantón.
A mediados de agosto de 2022, fueron tres los pequeños que perdieron la vida en la región autónoma de Guangxi, luego de ser agredidos por un hombre con arma blanca, con la cual también hirió a otros seis alumnos.
Estos ataques contra la infancia no solo se dan con cuchillos, sino que además consisten en atropellamientos masivos, los cuales son definidos por los propios criminales como actos de venganza contra la sociedad.
La lista de incidentes de esta índole, que se han registrado en el país desde hace más de una década, dan cuenta de un fenómeno recurrente. El gobierno les ha solicitado a los directivos de jardines infantiles y colegios que refuercen la seguridad de los planteles, en aras de evitar que se repitan estos casos de extrema crueldad con lo niños indefensos.
En 2010, por ejemplo, se presentaron tres casos. El primero en la localidad de Nanping, provincia de Fujian, con un saldo 8 niños muertos y cinco heridos. Fueron apuñalados a las puertas del colegio en que estudiaban por un médico.
Dos meses más tarde, en la localidad de Hanzhong, se perdieron las vidas de 9 pequeños y otros siete sufrieron graves heridas por otro ataque con cuchillo.
El tercer episodio tuvo lugar en Zibo, provincia de Shandong, donde un ataque similar les causó la muerte a tres menores y un profesor.
En 2011, hizo noticia la sevicia con la que un hombre mató con un hacha a seis personas, entre ellas dos niñas, quienes se encontraron con su aciago destino yendo de camino a la escuela donde las pequeñas estudiaban. El escenario del macabro crimen fue Gongyi, una urbe de la provincia de Henan.
Al año siguiente, el horror se trasladó de nuevo a Guangxi, el día en que un hombre asesinó a tres niños con un hacha.
En 2013, seis niños se contaron entre los heridos que dejó el ataque masivo con arma blanca por parte de un delincuente.
Desde entonces y hasta 2021, otros 24 niños resultaron muertos en estos actos de barbarie.